La Cuaresma será esta maravillosa temporada de gracia para nosotros si nos entregamos a ella. Y nos entregaremos a ello en la medida en que realmente lo deseemos. Por eso, en estos días previos a la Cuaresma, tenemos que preparar nuestros corazones. Necesitamos prepararnos dándonos cuenta de cuánto queremos crecer en libertad, cuánto necesitamos aligerar nuestro espíritu y experimentar una verdadera alegría, y cuánto algunas partes de nuestras vidas realmente necesitan cambiar. 

Entonces, preparar nuestro corazón es un proceso de preparación de nuestros deseos. Esto significa practicar nuestro sentido de la anticipación. Si me imagino la Cuaresma como una "prueba" o un tiempo que de alguna manera temo, entonces ya me he predispuesto a no sacar mucho provecho de ella. Estos días antes de la Cuaresma son un tiempo para comenzar a anticipar algo maravilloso que está a punto de suceder.

Nuestro enfoque: En lo que Dios quiere darnos.

Nuestro sentido de entusiasmo y anticipación crecerá más fácilmente si comenzamos a imaginar lo que Dios quiere darnos. Realmente hay algo por venir que realmente podemos esperar. Si nos concentramos demasiado en nosotros mismos y en lo que vamos a hacer o no hacer, podríamos arriesgarnos a perder el regalo que Dios quiere darnos. Tenemos que ser conscientes del hecho de que la gracia viene de Dios. Se trata del gran deseo de Dios de bendecirnos. Entonces, nos resulta más fácil imaginar que lo que realmente queremos hacer es colocarnos en un espacio para recibir lo que Dios quiere darnos.

No partir de un punto muerto.

Tomarse un tiempo para prepararnos para la Cuaresma asegurará que no nos perdamos la primera o segunda semana de Cuaresma, porque apenas estamos comenzando. La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza, pero queremos estar preparados para despegar realmente ese día, en lugar de simplemente empezar a pensar en la Cuaresma ese día. Parte de lo que hace que unas vacaciones o un aniversario especial sean tan especiales es la preparación para ello. 

Antes de llegar al Miércoles de Ceniza, deberíamos empezar a hacernos algunas preguntas y comenzar con algunos preparativos. "¿Qué quiere Dios darme este año?" Esta pregunta puede requerir que disminuya un poco la velocidad y escuche mi espíritu interior. Por ejemplo, incluso si estoy muy ocupado, me doy cuenta de que tengo hambre cuando oigo que mi estómago empieza a "gruñir". "¿Qué voy a hacer el Miércoles de Ceniza?" Con demasiada frecuencia, el Miércoles de Ceniza es como cualquier otro día, excepto que logro llegar a la iglesia y tener cenizas en la frente. ¿Hay algo más que pueda hacer el Miércoles de Ceniza? ¿Cómo sucederá el ayuno y la abstinencia para mí y para mi familia en ese día tan especial? 

La Cuaresma no es algo que tenga que hacer solo.

Si tengo un cónyuge, o hijos, o algunos amigos cercanos, o compañeros de correo electrónico lejanos, puedo comenzar ahora a hablar sobre cómo nos apoyaremos mutuamente en este viaje de Cuaresma.  La anticipación y la preparación se transforma con la compañía de familiares y amigos cercanos. No debemos dejarnos disuadir por el temor de que a nuestro cónyuge, hijos o amigos "no les guste". Jesús dijo: "El temor es inútil; Lo que se necesita es confianza". Comencemos ahora a contarles a los demás acerca de nuestros deseos. Ayudemos a apoyar las expectativas de los demás.  Ayudemos a otros a ver que la Cuaresma no tiene que ser algo que evite, y ciertamente no puede reducirse a "renunciar a los dulces". Podemos ayudar a nuestros seres queridos a comenzar a imaginar lo que podrían recibir de Dios en estos días.

El Miércoles de Ceniza es un gran lugar para comenzar con nuestra planificación. "¿Que vamos a comer?" No deberíamos avergonzarnos si realmente no hemos ayunado en mucho tiempo, o quizás nunca antes. Podemos planear intencionalmente tener solo una comida completa el Miércoles de Ceniza. Podemos hacer que esa comida sea muy significativa y simbólica. (Consulte las páginas de Cuaresma de cocina ).

Prepararse significa preparar mi casa también. Y puede significar muchas opciones.

En los días previos a la Cuaresma, podemos leer aquí algunos de los recursos que brindan ideas concretas sobre formas de prepararse para comenzar. Elegir la Cuaresma, Actuar en la Cuaresma nos ofrece varias formas en las que podemos entrar en la Cuaresma con todo nuestro ser, como personas corporales que utilizan nuestros sentidos para ayudarnos a experimentar las cosas profundamente. Los símbolos en nuestro hogar y las decisiones concretas que hagamos pueden moldear la forma en que comenzaremos la Cuaresma, como individuos y como familia.

Y no lleva mucho tiempo.

No hace falta mucho tiempo para prepararse para el comienzo de la Cuaresma. Sólo hace falta deseo y concentración. Dios puede hacer mucho con eso. Podemos darle a Dios más espacio para tocar nuestros corazones si comenzamos a establecer algunos patrones simples. Podríamos despertarnos cada mañana, y durante aproximadamente medio minuto a un minuto, pararnos al borde de nuestras camas y simplemente pedirle al Señor la gracia de permitir que este día sea uno en el que anhelo el comienzo de la Cuaresma. Quizás necesitemos pedir ayudas o gracias específicas para prepararnos para comenzar la Cuaresma. Independientemente de lo que intentemos decir, nuestro Señor puede entender al Espíritu tratando de hablar a través de nuestras palabras sencillas. Y lo único que hace falta es tiempo para buscar y ponernos las zapatillas. Y cada noche, en los días venideros, podemos practicar dar gracias a Dios antes de acostarnos. Este sencillo patrón, por la mañana y por la noche, puede estimular nuestro espíritu para esperar y prepararnos para la Cuaresma, como un tiempo de gracia.

Que nuestro Señor nos bendiga a todos en este viaje que tenemos por delante.