Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton

3 de Abril, 2011 - [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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Cuarto Domingo de Cuaresma

LECTURAS

[31] 1 Samuel 16:1b, 6-7, 10-13a
Salmo 23:1-3a, 3b-4, 5, 6
Efesios 5:8-14
San Juan 9:1-41 or 9:1, 6-9, 13-17, 34-38

Prep-oración

Para aquellos que se preparan para entrar a la Iglesia Católica en La Vigilia Pascual, las lecturas para hoy forman el contexto del Segundo Domingo de “Las Inspecciones”. A los candidatos que van a entrar se les pregunto, propiamente, se les invito a declarar su creencia en Jesús como Aquel quien ha sido enviado. La comunidad también será recordada de declarar su aceptación de Jesús como el Señor.

Nos preparamos para celebrar la Vida, Muerte, y Resurrección de Jesús en la Eucaristía, celebrando como por medio de Jesús hemos llegado a vernos a nosotros mismos, a otros, y a toda la creación como regales maravillosos. Jesús nos ofrece también una nueva perspectiva de la vida, muerte y resurrección. Hemos sido llamados y escogidos, no por nuestras preferencias, nuestros logros, linaje de familia o atractivos personales. El Amor de Dios es ciego a tales categorías “plásticas”.

Oremos para recibir más de la Luz, visión, claridad, y sensibilidad con los cuales Jesús vino y vino para dárnoslos y compartirlos. El problema que tenemos es que estamos acostumbrados a vernos a nosotros mismos, a otros, a Dios y la vida en sí, en una forma negativa. Oremos para que ser paciente y que se nos quite la ceguera en nuestro proceso de recuperación.

Reflexión

En los capítulos anteriores del capítulo que leemos hoy en nuestra Primera Lectura, Saúl, el Rey, el líder militar de los Judíos, estuvo falto de Fe en su misión y desobedeció las ordenes de Dios. Samuel escucho de Dios que él tenía que haber sido un Rey intachable. Se le dijo a Saúl y el suplico una segunda oportunidad. Samuel escucho de Dios lo que es, “es”, y Saúl ya no “es”.

Lo que escuchamos es como Dios le hablo a Samuel acerca de un Hombre, Jesé de Belén, quien tenía un buen bonche de hijos bien-alimentados. Todos ellos se juntaron en la victoria y sacrificio de acción de gracias. Eliab fue presentado ante Samuel y él lo vio de arriba abajo, encontró su aparecía muy masculina y valerosa de un rey.

En silencio Dios le hablo a Samuel y le dijo que Eliab no era el hombre apropiado para este trabajo. Dios mira el corazón y Samuel está juzgando a través de sus ojos solamente. Jesé le presenta siete hijos más, quienes son también descartados. Se le pregunta a Jesé si tiene otros hijos y el replica que si hay uno más, el más joven que está en el campo cuidando a las ovejas.

Cuando el muchacho llega, quien era de apariencia fina tanto como lo fueron sus hermanos, Dios induce a Samuel para que lo ungiera. Su nombre es David de Belén, a quien se le confiara el rebaño de ovejas, el pueblo de Israel. El Dios que lo llamó a él, lo guiara y le será fiel a Israel a través de él.

Jesús se declare así mismo ser “La Luz del Mundo”. Para los lectores de San Juan, día/noche, luz/oscuridad, y ver/no ver son los temas preferidos. Para aquellos con problemas de visión, hoy El Evangelio, no es definitivamente un texto de lectura de confort o de sanación. En San Marcos 10, 46, presenta una figura de Jesús más orante, sanando a una persona con problemas de visión. Pero hoy, a lo largo de la lectura del Evangelio, se trata de creer.

En las Escrituras Cristianas, la palabra “creer” en sus diferentes formas aparece 238 veces, 98 de ellas ocurren en el Evangelio de San Juan. Una buena pregunta, que no es para esta reflexión, puede ser porque los otros tres Evangelios no presionan a creer tan fuertemente como en San Juan. Para San Juan, creer es ver, creer está ubicado en la luz, en el día. Por lo tanto, este capítulo es como una suma de todo el Evangelio completo.

La acción comienza con un prologo miniatura. Un hombre, el cual es ciego, provoca la pregunta a los apóstoles acerca de la causa de la condición del hombre. ¿Peco el mismo, o está ciego porque sus padres pecaron? La pregunta refleja el pensamiento que cualquier deformidad física es por causa de un pecado; Dios castiga cuando es ofendido.

Juan concluye el prologo colocando a Jesús en una forma despreocupada de que no se trata de un pecado de parte de nadie, sino para que esta situación manifestara “La obra de Dios” a través de este hombre.

Es por causa del pecado de pensamiento y la oscuridad de nuestra humana falta de Fe, que Jesús viene al mundo como La Luz. El escenario está listo, aumenta la acción y hay una resolución graciosa. El ciego verá (creerá) y otros quienes ven, se encontraran a si mismos ciegos (no creyentes).

Hay símbolos encantadores en esta pequeña obra. “Trabajo” y “luz” van juntos. Jesús como la Luz ha venido a la oscuridad del mundo a hacer su obra, la cual presenta al Padre, Quien lo envió a El hacer buenas obras, las cuales atraen atención y a una respuesta personal.

Jesús escupe en la tierra y hace lodo para el parche del sujeto. El lodo es una realidad humana de la cual estamos hechos bíblicamente. Jesús manda al hombre-con-lodo que busca-la-vista a una albera con el nombre que significa “enviado”. Tenemos un encuentro maravilloso entre Jesús el Cual es “El Enviado” y el “lodo” al cual El ha enviado. Por medio de este acontecimiento, el hombre regresa “pudiendo ver”.

Una sección larga de ajetreos empieza entre los vecinos, los líderes judíos, y hasta entre los padres del hombre que estaba ciego. Finalmente, el es arrojado fuera del templo, lo cual tiene un propósito. El templo, en la época cuando San Juan escribió este Evangelio, había sido demolido por los romanos como castigo por la revuelta de los judíos. San Juan presenta a Jesús como el nuevo lugar de la Revelación de Dios. Jesús es La Nueva Alianza que continua con el pacto de Dios de fidelidad e historia. Mientras es expulsado, Jesús aparece y empieza el acto final de aclaración.

“¿Crees tú en el Hijo del Hombre?” Esta es la parte significativa y “abredora-de-ojos” de toda la lectura. Aquí es donde nos unimos a la acción de la comedia. El hombre puede ver a Jesús por que Jesús ha hecho ese “Trabajo”. ¿Hemos sentido ese algo?, ¿hemos vuelto a ver por medio de Jesús? Como los Fariseos que todavía existen, puede que estemos un poco o completamente ciegos por lo que físicamente vemos. Hay tantas cosas que si vemos que nos provoca dudas y ceguera a las grandezas de Dios en nuestro mundo. Los Fariseos estaban cegados con una venda muy apretada a sus ojos a causa de sus posiciones, y sus tradiciones religiosas; ellos no querían ver nada diferente, cualquier signo revelador desafiante. El pecado según San Juan no es dudar, sino no creer en Jesús como El que ha sido enviado a revelar las grandezas de Dios.

Creo seria más interesante escribir acerca de una experiencia personal de poder ver o no poder ver. Es emocionante escuchar sobre milagros. Esas son las historias que decimos “nos hacen sentir bien.” El creer no es siempre una experiencia que nos hace sentir bien. Cuando caminamos en la oscuridad de la vida, no topamos con los postes de la desilusión, tropezamos con lo inexplicable, caminamos en el camino de las malas decisiones, y nos provoca enojo, e insultamos a la oscuridad de nuestro entendimiento humano. La gente que no puede ver, regularmente tienen opciones limitadas, y por eso aprenden a recibir lo que les ofrecen. Entonces, esto es creer, recibir lo que Dios ofrece y observar la presencia de Jesús cuando no podemos ver causas ni razones. Creer es una forma de ver, pero podemos estar cegados por lo que ya sabemos y exigimos ver.

“En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz” Efesios 5: 8

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