Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton

26 de Junio, 2011- [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
Para ver más información y fotografía del escritor haga clic aquí.

La Solemnidad del Mas Sagrado Cuerpo y Sangre de Cristo (en E.U.A.)

LECTURAS

Deuteronomio 8:2-3, 14b-16a
Salmo 147:12-13, 14-15, 19-20
1 Corintios 10:16-17
San Juan 6:51-58

Prep-oración

Mostramos nuestra apreciación por las interpretaciones musicales y dramáticas con aplausos entusiásticos que solo pueden durar un cierto tiempo. ¿Quién decide cuando los aplausos deben de empezar, y cuando deben parar? Todos apreciamos las funciones diferentemente, quizás aquellos que no les gusto tanto dejaron de aplaudir y ahí es donde los aplausos se empiezan acabar. Muchas veces yo he querido seguir aplaudiendo, pero el silencio a mí alrededor me indica que estoy fuera de lugar.

Mientras nos preparamos para la siguiente liturgia Eucarística, podemos reflexionar un poco en ¿cuándo y por qué a mí me dejo de afectar la Eucaristía que celebre con la comunidad? Las manos que extendemos para recibir la Presencia Real parecieran que no están abiertas para recibir los obstáculos, sorpresas, e invitaciones de la vida. Nos podemos convertir menos disponibles, realmente presente, menos tolerantes con el tiempo.

Este tipo de reflexión no es para provocar culpa, sino es para estar conscientes de los patrones que resultaron en hacer Jesús menos disponible con mis acciones. Podemos orar en paz con nuestros deseos de continuar el aplauso por la Divina Función.

Reflexión

Hemos estado celebrando el Cristo Resucitado estos domingos anteriores del tiempo de Pascua. Hoy celebramos el Cristo panificado y Resucitado. Uno de los misterios más consoladores de nuestra fe nos invita a permitirle a nuestros “sentidos débiles” fallar, como Santo Tomas de Aquino escribió. El ver normalmente lleva al conocer. Vemos el partir del pan, los gestos, escuchamos las palabras, pero en vez de saber, creemos. Para todo eso, hay algo muy natural acerca de lo sobrenatural de este regalo.

Nuestras casas son un tipo de museos históricos. La gente que nos ama, nos da cosas reales para así hacer su amor memorable y tan presente como su amor puede ser, al ver que no están realmente presente contigo. Ellos desean quedarse mientras ellos tienes que continuar sus vidas. Cuando nos tomamos el tiempo para ver, tocar, saborear, o escucharlos, ellos y su amor regresan con nosotros, y a veces con mayor intensidad que cuando nos dieron el regalo. Estamos invitados a recibir una vez más los dos, el regalo y lo que quedo incrustado en esa “cosa.” Para aquellos que no conocer la historia, la “cosa” es solamente una “cosa” bonita o sabrosa. Para aquellos que están incrustados en ese círculo de amor, la “cosa” va mas allá que la vista.

En nuestra Primera Lectura, Moisés le hace un llamado a las mentes y corazones de su gente, que ellos tienen una historia. Hubo algunos eventos de libertad, guiar, y sustancia. Dios les dio una prueba de fe durante sus años en el desierto. Dios les dios una buena comida que sus antepasados nunca habían conocido. Sus respuestas a este Dios dador es el mantenimiento de sus costumbres, mandamientos y leyes que los constituyes como la gente santa de Dios. Se les pidió que recordaran como Dios los ha llamado. Su historia es sagrada, y cuando ellos reflexionan acerca de sus pasados ellos confiaran es sus futuros.

El Evangelios contiene unos pocos versículos de un capitulo muy largo, que empieza cuando Jesús da gracias por cinco panes y dos pescados y los distribuyo para alimentar a cientos. Tuvo muchos seguidores después de este evento histórico, pero Jesús usa este evento para atraer creyentes más allá de su misión. El vino para que todos tuviéramos vida y El uso el pan, el cual tiene un significado histórico para los judíos. Jesús les recuerda que sus ancestros comieron pan del cielo y aun así se murieron de acuerdo al proceso natural. Jesús los invita a creer que si ellos comen de Él, de Su Persona y de su Misión, ellos tendrán vida eterna.

San Juan, en este Evangelio, usa mucho las frases “Yo soy” como “Vid”, “Luz” y “Agua.” Jesús le pide a la gente judía que lo ingieran a El por la Vida que El es, y que ha sido a todo el mundo.

Uno puede interpretar este texto como un camino de asegurar el boleto para entrar al cielo. Uno puede pensar que lo único que tenemos que hacer es recibir la Eucaristía bajo las especies del pan y vino, y bingo, ya no hay que hacer mas. San Juan es mucho más profundo. El muestra a Jesús preguntándoles a sus oyentes que tomen a Jesús en sus vidas mientras el comen pan y beben vino para alimento y vida. Esto no es una vente de boletos, sino una invitación hacia nosotros para dejar entrar a Jesús profundamente, para así convertirnos en Su Cuerpo y vivir como nutrientes para otros.

La Eucaristía, Su Cuerpo y Sangre, dado por nosotros, y dado a nosotros dentro de un contexto muy simple y humano. No hay ni magia aquí ni algo que pueda ser científicamente comprobado. Jesús vino y viene a darnos vida y aquí usa el como un símbolo de vida. El deja a Sus amigos, como también nosotros tenemos que hacerlo a veces, y aun se queda acompañándonos (con pan) en nuestros caminos de la vida. Alguien que te ama, se va, y aun así te deja un plato de plata. Un desconocido te pregunta que como puedes comprobar que un plato te hace sentir amado cuando lo recibes, y ahora que lo vuelves a recibir. ¡No puede ser comprobado! Ese amor que siente, puede ser una prueba en como tu vida revela cómo eres amado. La prueba es en el poner lo que recibiste de afuera, recibirlo adentro.

Nuestras historias son sagradas, porque Su Presencia ha sido real como la vida misma. Nuestros “amenes” pueden terminar una comida, pero empieza la encarnación de Cristo en lo sagrado de nuestras vidas. Todo esto es simplemente maravilloso.

“El Señor alimento a Su gente con el maíz y miel más fino;
Sus hambres fueron satisfechas.” Salmo 81, 17

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