Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton

7 de Agosto, 2011- [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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Dieciochoavo Domingo del Tiempo Ordinario  

LECTURAS

[115] 1 Reyes 19:9a, 11-13a
Salmo 85:9a+10, 11-12, 13-14
Romanos 9:1-5
San Mateo14:22-33

Prep-oración

Oremos estos días como gente emprendiendo un viaje. Somos una forma de la realidad de Dios de estar presente. Hemos comido del Pan de Vida, Jesús, siempre presente en la Eucaristía y en nuestra aceptación de Él como El que Ha Sido Enviado.

Oremos para que Dios nos acompañe mientras ponemos resistencia a nuestra propia bondad y a la de Dios. Oremos por el suave tacto de la Eucaristía en nuestra mano y en nuestras lenguas que nos animan a levantarnos, a seguir adelante y a darle la cara al futuro. Podemos también orar para no discutir acerca de la religión y creencias religiosas, pero vivirlas con convencimiento.

Reflexión

Para  entender el viaje de Elías y por que el solo deseaba morir, uno debe de leer el capitulo anterior del cual tomamos nuestra Primera Lectura. Por buenas razones, Elías estaba siendo perseguido por Jezabel y Ajab que habían matado a todos los profetas de Israel. Elías ha demostrado que los profetas de Baal, el dios de fertilidad, no es para nada un dios. Las pequeñas partes de acción las tienes que leer y disfrutar en el capitulo dieciocho. El se ha burlado de su dios y después ha masacrado todos sus ciento cincuenta falsos profetas.

Entonces Elías va huyendo por la Montana de la Alianza, lo vemos exhausto, frustrado, y listo para rendirse. Un Ángel lo despertó y lo insto para que comiera y bebiera; lo hizo dos veces. Elías entonces se levanta y viaja por cuarenta dias y cuarenta noche antes de llegar a Horeb.

Lo que leemos hoy es la profundidad que Elías escucho la cual experimento mientras descansaba y se escondía en la cueva.

El Evangelio empieza cuando la multitud se está yendo después del festín de los pescados y pan. Los discípulos también se retiraron de este tipo de liturgia y Jesús se quedo a orar. Es silencioso allí, pero en el mar hay una tormenta y los discípulos están en aprietos y les da miedo. Es un buen momento de aprendizaje.

Jesús se les acerca caminando sobre las agua y a los discípulos les da miedo. Jesús dice las palabras de consagrar, “Soy yo, no tengan miedo.” Pedro, que siempre mete la pata, la vuelve a meter y Jesús lo invita a meter su pie en el agua  “seguir.” Pedro contesta ansiosamente, pero siente que se empieza a hundir entonces Jesús lo cacha y lo lleva de regreso al bote donde los demás que “casi no tienen fe” están atemorizados y dicen el profundo acto de afirmación y fe, “Verdaderamente Tu eres el Hijo de Dios.”

Hay temas de vocación y de temor en las lecturas de hoy. Elías y Pedro ambos escuchan el llamado en medio de sus miedos y fragilidades. Elías escucha algo suficientemente fuerte que proviene de Dios y al mismo tiempo no tan fuerte como para ser falso. Elías tuvo que dejar la seguridad de la cueva y volver a enfrentar la música. Elías esta en Horeb donde la alianza con Moisés fue concluida. Dios le pregunta a Elías porque está ahí. Elías llorar por el rompimiento de la alianza de fe dentro de Israel. Dios le dice que regrese y continúe su trabajo de ser profeta de la alianza.

Pedro escucha el llamado, responde y pareciera que Jesús le falla, engañándolo. Pedro tiene fe, pero también tiene miedo. Pareciera ser que cada vez que Pedro tiene una falla, Jesús se le presenta a Pedro y los lectores del Evangelio, cada vez más claramente quien Jesús es para aquellos que pueden encontrar fe dentro de sus miedos. En las Sagradas Escrituras pareciera que la revelación sucede dentro del contexto dramático de la timidez humana y personal, y pobreza.

Estaba aquí sentado pensando y escuche a un niño gritando afuera el nombre de su amigo cuatro veces. Al final, el niño exclamo, “ Sal y vamos a jugar!” Después escuche, “¿Por qué no? ¿Tienes miedo?” Realmente eso acaba de pasar. Una llamado, una después y una reacción en diez segundos; yo he estado es esa situación.

He presenciado tres bodas en las tres últimas semanas, hablando de miedo y fe en casarse. Caminar en hacia el altar es como caminar sobre el agua. Compromiso, la alianza es formada del la pequeñita voz de amor y fe que permiten que el miedo haga mucho ruido. Muchas veces los temblores y truenos es todo lo que escuchamos, pero la fe necesita duda para ser real y Dios nos recoge justo a tiempo para que podamos escuchar su voz diciendo “No tengan miedo.” Yo no les dije a las nerviosas parejas, “Ustedes de poca fe, ¿por qué tienen miedo?” Puede que hayan contestado “Fácil para ti decirlo porque tú no te estás casando.” Hubiera querido que se grabara lo que Pedro contesto, “ ¿Por qué?, porque me estaba ahogando y parecía que no me ibas a ayudar.” La única cosa seguro de lo desconocido es que es desconocida.

Está escrito en el Evangelio de San Juan que el amor ahuyenta al temor. Eso suena muy bien. El miedo y la duda son propiamente humanos y están circundados por el amor del Dios Creador. Me recuerdo postrado en el suelo de la Iglesia GESU en Milwaukee durante la misa de mi ordenación como Sacerdote de Cristo.  Hubo el canto de una letanía larga, pero no lo suficientemente larga. Recuerdo haber pensado, “ Si tan solo tuviera un poco más de tiempo, habría estado absolutamente seguro”. El canto terminó,  pero no las inseguridades. Treinta y nueve años han pasado, pero aun permanece el regalo de la duda y el temor, los cuales hacen mi compromiso y mi fidelidad como un simple regalo a Dios. A menudo, El me forzó dentro de su barca de afirmación, a la cual al final, durante, hasta el siguiente gran tumulto de olas me daban aquello de ahogarme pensando. “Tu de poca FE” no es una condena, pero dentro del  contexto de Jesús que viene como Señor y El que envía.

 “Señor, piensa en tu Alianza, la vida de tus pobres no olvides para siempre” Salmos 74,20

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