Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
Retiro “Online”
Semana 15

Guía

Experimentamos Su nacimiento, para nosotros.

semana 14

Muchas madres, en el día del cumpleaños de sus hijos, les cuentan los detalles del día en que nacieron. Año tras año, los detalles son repetidos. A esta altura de nuestro retiro, dejaremos que Jesús nos muestre los detalles de su nacimiento. Iremos más allá de las palabras y de las narraciones de Mateo y Lucas. Penetraremos más profundamente que todos nuestros recuerdos de las escenas de la natividad. Esta semana, recibiremos la gracia de experimentar el nacimiento de Jesús y de entender su significado para nosotros.

Nuestro deseo continúa. Esta semana es importante que renovemos dicho deseo. Deseamos saber quién es Jesús con mucho mayor profundidad . En nuestras observaciones para entenderle, deseamos enamorarnos de Él más completamente. Con nuestro creciente amor por él, aumentará nuestro deseo de acompañarle en Su misión.

Dejaremos que el “telón de fondo” de esta semana se llene de imágenes de Su nacimiento. Dichas imágenes nos dirán quién es Él. Como lo hemos experimentado en ocasiones anteriores, esto no se trata de un ejercicio intelectual. Necesitamos movernos dentro de las escenas para conocer la ansiedad de sus padres, la pobreza de su situación, la sencilla y sin embargo extraordinaria alegría de su nacimiento tan humano, la sorprendente visita de los pastores, el peligro que desde un principio rodea su vida.

Esta semana, ¿podré encauzar toda mi ansiedad a la ansiedad de María y José? ¿Acaso podré estar cerca de María durante su labor de parto y en el momento del nacimiento? ¿Seré capaz de entregarme esta semana a dar vida a los demás? ¿Acaso podré llegar a conocer las camas de paja en las que debo acostarme? ¿Acaso podré comprobar cómo se transforman mientras observo a Jesús en esa cama de paja? ¿Acaso conozco personas pobres, sencillas, minusválidas o miserables que puedan recordarme por qué los pastores se alegraron tanto de Su llegada?

Por favor usa las sugerencias de la derecha. Ofrecen muchos consejos prácticos para obtener las gracias de esta semana. Y, por favor, considera compartir con otros las gracias que recibes, entrando al “Lugar para Compartir” de la derecha.

Roguemos para Aquél que entró a nuestras vidas tan humanamente y tan completamente, nos siga ayudando hoy a crecer en conocimiento y amor por Él.

Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana.

Contemplar el nacimiento de Jesús puede ser una experiencia maravillosa. Hacerlo todos los días puede ser algo muy poderoso. Las Sugerencias Prácticas de la semana pasada incluyeron ciertos consejos básicos para contemplar un pasaje bíblico durante de un período de oración dentro de un contexto cotidiano. (Puedes revisar dichas sugerencias, “cliqueando” sobre este “link”: Contemplación.)

Todos conocemos la historia de la Navidad, y tenemos imágenes del nacimiento. Esta semana, entremos más profundamente en el contenido de la historia, penetrando en la realidad del nacimiento de Jesús y lo que nos dice sobre la identidad de Jesús.

Cada mañana, cuando me levanto, puedo recordar de qué es que quiero llenar el “telón de fondo” de mi día. En los primeros días de la semana, puedo dejar que se prepare el escenario. A mediados de semana, puedo ser testigo del nacimiento. Avanzada la semana, puedo pasar momentos con María, José, el niño, y los pastores. Quizás, durante el fin de semana, puedo revisar la historia a través de los ojos de Mateo, así como la tiranía de Herodes, la visita de los Reyes Magos, y la huída a Egipto.

Si tomamos tiempo para orar esta semana, será posible entrar con imaginación en las escenas del nacimiento de Jesús.

Por ejemplo, podría imaginar que soy un amigo de María y José. Podría visitarles frecuentemente durante el embarazo de María y deleitarme al observarla cantarle salmos al niño que lleva en su vientre. Escucho las conversaciones llenas de fe entre María y José, y observo a María acariciando su vientre, como arrullando al niño con su fe. Puedo sentir mi alegría, cuando María me invita a tocar su vientre y sentir los movimientos de la criatura que crece. Hasta podría tomarme el tiempo para agradecer a María y José su apertura y su “sí”. Podría decirles cuán agradecido estoy por su hijo y por este privilegio de entrar a Su vida ser testigo de ella. Puedo decirles lo que quiera sobre mi vida y lo que estoy enfrentando hoy. A esta altura del retiro, María y José pueden convertirse en grandes amigos para la travesía de mi vida. Quizás pueda estar ahí cuando lleguen las noticias del censo. ¿Cómo lidian con su ansiedad? ¿Podría yo captar y recordar las palabras exactas que se dicen el uno a la otra?
Cuando los acompaño en el viaje a Belén para el censo, ¿cómo es ese viaje? ¿Cómo son los caminos, la fatiga, el miedo, su conversación? ¿Manejan ellos esta situación de manera distinta a como yo he enfrentado desafíos o crisis similares? ¿Qué palabras de fe escucha el niño en el vientre, a lo largo del camino?

¿Qué sienten al no poder encontrar hospedaje? ¿Qué sentirá el niño al escuchar las palabras, “no, aquí no hay alojamiento para ustedes”, o, “no, ustedes no son bienvenidos aquí”? ¿Acaso puedo captar y recordar las palabras exactas que se dicen, a medida que van de un lugar a otro? ¿Cómo se sintieron al tener que quedarse en el pesebre con los animales?

Imagínate cada detalle, en todo sentido. ¿Acaso vieron la belleza del lugar? ¿Acaso comprendieron cuán adecuado y hasta perfecto era?

¿Cuán cerca puedo estar del nacimiento? Tan cerca como quiera. Ya sea porque yo haya tenido un bebé o haya presenciado un nacimiento, puedo imaginarme a María dando la bienvenida a mi presencia. ¿Qué palabras puedo ofrecerle? Cuando se inician las contracciones, ¿qué palabras se cruzan entre María y José? ¿Acaso le hablan al niño que está todavía en el vientre? ¿Acaso puedo acercarme lo suficiente para experimentar el nacimiento y su significado? ¿Acaso puedo recibir en mis brazos al recién nacido? ¿Cubierto de sangre, cálido, llorando, con los brazos extendidos? ¿Acaso puedo envolverlo en paños cálidos y depositarlo en la cama de paja, en el mismo lugar donde los animales comen? ¿Acaso puedo sentir, en lo más profundo: “para mí; esto es para mí?”

En los días que siguen, ¿qué nos decimos? Al imaginarme la llegada de los pastores, ¿cómo es la escena? Cuando se marchan, ¿acaso puedo imaginarme a María y José diciéndole a su hijo como algún día entregará su vida para llevar la buena noticia a los pobres?

Si nos dejamos llevar a participar en estas escenas con tanta imaginación, resultará fácil caminar en medio de nuestras ajetreadas vidas con dichas imágenes en la conciencia. Y luego, los sucesos cotidianos adoptan estos poderosos elementos: ansiedad, fe, miedo, anticipación, travesía, penurias, obstáculos inesperados, falta de aceptación, planes alternativos, simple aceptación. Y, durante todo el día, puedo ver y reconocer y conectar –conversando, recordando palabras, definiendo mis sentimientos.

Cuando me acuesto cada noche, puedo expresar mi gratitud por el privilegio de lo que he experimentado hoy día. Puedo ofrecer mis palabras a Jesús para decirle cuánto más quiero acompañarle en su misión, porque me estoy enamorando de él, porque está permitiéndome ver quién es realmente.

Para el Viaje

“Noche de paz, noche de amor”, dice el villancico. Esta semana observaremos y escucharemos otra escena en el drama de “Lo Infinito reducido a la infancia.” No todo está en paz cuando José y María van de camino a Belén. Es una noche de amor , menos en la posada donde no había alojamiento para ellos. No todo es amor en el mísero establo donde había espacio y descanso para ellos al final de su largo viaje.

Estamos con José, quien no sabe qué más hacer por su esposa. Lo vemos afanarse, encendiendo una hoguera, limpiando el pesebre. En el silencio nocturno, en la quietud del tiempo, podemos escuchar los sonidos del Intemporal que saca tiempo para nosotros.

¿Estás sentado o de pie? ¿A quién observas con mayor atención? ¿Te sientes atraído por las cualidades personales de estos dos seres humanos cuando se maravillan ante este tercer ser humano que reposa en un establo? ¿Quieres salir, o prefieres acercarte más? ¿Acaso María te dice algo con palabras o gestos?

Y ahora la tranquilidad se ve interrumpida por la llegada de los pastores. Han visto una luz, y su calma se ha visto rota por los ángeles entonando una tierna canción de “paz en la tierra”. ¿Acaso te sientes movido a contarles algo de lo que has visto? Es una escena para pensar y maravillarse. María está sentada y guarda estas cosas en su corazón. Dijo “sí” al misterio cuando confió en una promesa. Esta noche está llena de misterio. Las preguntas “¿qué es esto?” y “¿cómo puede ser?” invaden su alma y tú podrías sentarte junto a ella y saborear tus propios “sí” y “Hágase en mí”.

Ignacio quiere que seamos tan auténticos como nos sea posible al presentarnos ante la voluntad de Dios de ser auténtico para con nosotros. Conocemos muy bien la historia, pero cada año, cada vez que rezamos, la historia se hace más y más nuestra. Es Dios que nos dice quiénes somos y lo que Él piensa de nosotros.

La parte difícil de esta contemplación es la familiaridad. Al estar en paz en esta noche de amor, nuestra plegaria nos trae de nuevo la luz que despertó a los pastores: “Hoy ha nacido un niño que traerá paz a todo el mundo.” Paz a los hombres de buena voluntad. La paz, según Ignacio, es para aquellos que disfrutarán de su buena imaginación.

“Entre los astros que esparcen su luz, brilla anunciando al Niño Jesús”. Ocuparemos nuestros lugares y quizás retrocedamos un poco. Oraremos con el vacío de nuestros propios establos, esperando la bendición de la paz y el amor.


En Estas Palabras o Palabras Similares

Querido Jesús:

Creo que el olor de la paja es lo que más me impresiona. Me veo de pie fuera del establo en medio del frío de la noche, observando a través de un agujero en la pared. Hay poca luz, pero puedo verlo todo.

Esta plegaria ha sido una travesía maravillosa. Esta travesía ha sido una plegaria maravillosa. Pude ver a José y María viajando rumbo a Belén. María se sentía un poco temerosa de tener un bebé y con cierta timidez ante José. Pero ella sabía que lo amaba y que podía confiar en él. Todo lo que habían compartido durante los últimos meses al hablar del embarazo, la confusión de José, la fe inalterable de María, la decisión de José de permanecer junto a ella… todo esto creó un nexo muy fuerte entre ellos, algo mucho más profundo que “amor de recién casados”.

Ahora, cuando rezo con esta escena, los veo en el pesebre y puedo sentir el olor de la paja, humedecida por el rocío y el contacto con los animales. ¿Cómo pudo tener un bebé aquí, en la paja mojada llena de desperdicios de animales?

Lo que realmente deseo es entrar al establo y ayudarles. ¿Puedo hacerlo? Oh, Jesús, ¿acaso puedo orar con mi imaginación y ser lo suficientemente libre como para entrar en el establo?

Entro y ambos parecen alegrarse de verme. Ella me da la bienvenida y me da las gracias por haber venido. José ha estado muy ocupado limpiando un lugar para ella, y cuando le llega una fuerte contracción, la tomo de la mano. ¡Pero ese olor! Jesús, ¿cómo pudiste nacer en medio de ese olor? Traté de buscar un poco de paja fresca para que María pudiera acostarse, pero de repente empezó a dar a luz y nadie más que yo se preocupó por la paja.

Y entonces naciste, en medio de la paja mojada y maloliente, en las fuertes manos de José. Él te limpió la cara, la nariz y los ojos, y cuando empezaste a llorar, ambos rieron. Yo también me reí suavemente, pero no quise molestar en un momento tan íntimo, de manera que me mantuve un poco apartado. Oh, Jesús, ¡mi corazón está lleno! El nacimiento de cualquier niño en un lugar como éste resulta impresionante. Pero, ¿TÚ? Hace frío, hay un mal olor, ¿y dónde está la cuna? ¿Dónde hay una frazada para ti? José te ha envuelto en su manto, pero necesitas algo más.

Entonces me doy cuenta de lo cansados que están María y José después del viaje y la alegría que sienten en esta noche de tu nacimiento. María dormita contigo en brazos, pero abre de nuevo sus ojos. ¿Debería yo cargarte mientras ella y José duermen? ¡No puedo creerlo! Me acomodo en un lugar donde no les moleste, y te cargo. Te miro, siento el olor de tu cuerpecito, y beso tus mejillas como hacía con mis propios hijos. Siento tanto amor por ti y por lo que has hecho. Vienes al mundo de esta manera – en medio de tanta pobreza en un establo maloliente. Estás haciendo esto para estar con nosotros en las partes más pobres y malolientes de nuestras vidas.

Querido Jesús, ayúdame a sentir esta pequeñez tuya durante esta semana. Ayúdame a sentirme tan indefenso como Tú y a entregarme como Tú lo has hecho. Ayúdame a ser pequeño en este mundo y a estar contigo, y, aunque esto suene raro, tal y como tú estás aquí para socorrerme.



Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Mateo 1:18-24
Lucas 2:1-21
Mateo 2:1-12
Mateo 2:13-23
Salmo 98