La Cuaresma puede ser un buen momento para reflexionar sobre las personas que más significan para nosotros y las relaciones que más apreciamos. Para aquellos de nosotros que vivimos en países industrializados, puede resultar chocante darnos cuenta de que nuestro tiempo juntos como familia puede no ser más que unos pocos minutos al día. Nuestras vidas son independientes ya que nos dispersamos en diferentes direcciones cada día para ir al trabajo, la escuela o el cuidado de los niños.
Esta temporada de reflexión y renovación podría ser un momento apropiado para orar por nuestra vida familiar y cómo podemos ser más reflexivos y orar más sobre la Cuaresma como familia.
Quizás podríamos celebrar una reunión familiar durante una cena o en algún otro lugar relajado. Podríamos discutir la Cuaresma y los símbolos de la temporada usando los recursos que se encuentran aquí. Quizás queramos hablar sobre cómo nuestra vida de fe no es un viaje que hacemos solos, sino uno en el que estamos como comunidad, como familia.
Una práctica familiar de Cuaresma podría incluir un acto diario de amor por nuestra familia. ¿Podemos mirar a nuestro alrededor y ver alguna pequeña cosa que deba hacerse para mejorar nuestra vida juntos? ¿Hay ropa que clasificar o platos que lavar? ¿Hay algún piso que necesita barrer o una habitación que necesita quitar el polvo? Un solo esfuerzo de cada uno de nosotros cada día puede marcar una diferencia dramática al compartir la carga de trabajo en la familia. La gracia que buscamos va más allá de sacar la basura, por ejemplo. Sabemos que es una gracia cuando mi experiencia de sacar la basura me parece como un acto de amor, un acto de solidaridad como familia. Quizás la forma más sencilla de prepararse para esta gracia es orar:
Querido Señor, que este simple y ordinario sacrificio de mi tiempo por el bien de aquellos a quienes amo, nos acerque más como una familia cuyos corazones atraes hacia ti en la unión de nuestro amor familiar.
Una de las verdaderas gracias de la Cuaresma tiene que ver con el perdón y la reconciliación: la misericordia y la curación. Esto nunca es simplemente un asunto entre Jesús y yo. Siempre tiene algo que ver con mi familia y con mis relaciones: cómo somos unos con otros. ¿Qué hay en nosotros que necesita misericordia y sanación? ¿Qué patrones que tenemos necesitan nuestras reflexiones y decisiones y acciones familiares comunes en esta Cuaresma? |