Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
Retiro “Online”
Semana 1

Guía
Comencemos por el principio
 

Esta es la primera semana de un viaje de 34 semanas. Comenzaremos por el principio – nuestra propia historia. La oración trata de nuestra relación con Dios. Comenzaremos a crecer en esta relación con Dios, en medio de nuestras actividades cotidianas de esta semana, sencillamente reflexionando sobre nuestra propia historia. Puede que en ocasiones queramos tomar un período de oración para reflexionar sobre nuestra historia esta semana. Sin embargo, lo  más importante es que comencemos dejando que dicha reflexión se convierta en el telón de fondo de nuestra semana. 

¿Alguna vez has tenido una canción en la cabeza y te das cuenta de que estaba ahí por mucho tiempo, sin importar lo que estuvieras haciendo? Esto es algo así. A lo largo de nuestro día, cada día de esta semana, tendremos en mente los recuerdos que nos han formado. (Ver especialmente el link “comenzando” en la columna de la derecha para saber cómo hacerlo.)

Deja que ésta sea la imagen: Esta semana, revisemos el “álbum de fotos” de nuestra vida. Regresemos a nuestros más viejos recuerdos. Dejemos que el Señor nos muestre nuestras vidas. ¿Qué “películas” hay? Con cada parte de mi vida, ¿cuáles “escenas” recuerdo? ¿Quiénes están en esas escenas? Algunas fotos serán de tiempos felices, algunas serán muy tristes, otras serán muy difíciles de recordar. Todas constituyen nuestra historia y la travesía que nos ha traído hasta el momento de iniciar este retiro.

Tómalo con calma. Lentamente. Un poquito cada día. La constancia en este ejercicio ayudará tremendamente a prepararte para las semanas venideras. Si quieres, toma notas o recuerdos o historias. Siéntete libre de compartir cualquier gracia que descubras, usando el “link” de la derecha. Lo que compartas podría ser un regalo para otras personas.

Concluye cada día, antes de acostarte, con unas pocas palabras interiores de gratitud para Aquél que te ha acompañado durante toda la vida, hasta llegar a este día de Su presencia contigo.



Consejos prácticos para comenzar esta semana

Cada semana, tendrás cierta ayuda práctica para preparar el retiro de esa semana y  sacarle el mayor provecho.

- El punto de partida, y el de mayor importancia, es iniciar este viaje con gran esperanza y confianza. A Dios nadie le sobrepasa en generosidad. De manera que si hacemos aunque sea un pequeño cambio en nuestro patrón semanal, es una tremenda oportunidad para que Dios obre en nosotros. Una manera de afirmar dichas esperanza y confianza es expresarlas por un breve instante cada mañana, cada día a la misma hora – al buscar mis pantuflas, o al cepillarme los dientes, o cuando estoy sirviéndome esa primera taza de café – “Sé que hoy estás conmigo, Señor.”

- Cada uno de nosotros dispondrá de distinta cantidad de tiempo para dedicarlo a este retiro cada semana. Recomendamos, si tu tiempo es limitado, que revises cada uno de los “links” en la columna derecha de la guía semanal. Luego, es posible volver cada día a leer o reflexionar sobre uno u otro recurso suministrado para la semana. En el caso de una de las lecturas u oraciones, podríamos querer imprimirlas para leerlas de nuevo más tarde. El hacer uso de todos los recursos intensificará la experiencia del retiro.

- La guía de esta semana nos ofrece la oportunidad de revisar nuestras historias mediante el álbum de fotos de nuestras vidas. En el transcurso de estas semanas, haremos uso de la práctica, el hábito y el ejercicio de dejar que una reflexión sea parte de “telón de fondo” de nuestra conciencia. La canción que suena en nuestra cabeza es un ejemplo común. Este retiro nos invita a la práctica de aprovechar esta facultad que tiene nuestro cerebro. En vez de tener dicho espacio lleno al azar con material que llega y se va, trataremos de enfocarlo más conscientemente. Mientras llevamos a cabo las tareas ordinarias de nuestra vida cotidiana, utilizaremos ese espacio del telón de fondo para dar un tono característico a nuestra semana. Esto no será una distracción de nuestro trabajo, ni tomará tiempo extra fuera de nuestro trabajo, sino que con el tiempo, notaremos la diferencia al realizar nuestro trabajo. Sólo hay que practicarlo.

- Concretamente, para esta semana, ya todos conocemos el bosquejo de nuestra historia. Esto no es material nuevo. Lo que es nuevo es que estaré conscientemente alerta de que estoy repasando la historia de mi vida esta semana. Puedo planificar bastante deliberadamente – a manera de ejemplo: lunes y martes, recordaré las imágenes de mi infancia; miércoles y jueves, mi adolescencia y vida adulta temprana; viernes y sábado, el resto de mi vida adulta. Así hasta la noche del miércoles – cuando esté buscando mis pantuflas, rumbo al trabajo en el automóvil, caminando hacia mi primera reunión, caminando hacia el sanitario, mirando la imagen que hay en mi pantalla, caminando hacia el parqueo, preparando la cena, compartiendo recuerdos con un miembro de la familia, y mientras me desvisto para ir a la cama – durante todos esos breves momentos cotidianos, mantendré en el telón de fondo las imágenes que dieron forma a mi historia durante mis años de adolescente.

- Se trata de los sentimientos. Cada foto de la historia de mi vida tiene un sentimiento anexo. Puedo observar largamente y fijamente esa imagen mía en el recreo del 5to curso. Los sentimientos afloran si los dejo. O quizás, ese retrato mío con relación a mi tercera década de vida. Sabemos que allí hay muchos sentimientos. Son sentimientos muy fuertes, asociados al nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, cambios de empleo, terribles crisis familiares, imágenes que vienen a la mente sobre mi vida matrimonial, batallas contra personas con quienes he tenido conflictos. Mis sentimientos me ayudarán a ver y a sentir cómo estas fotos cuentan mi historia, lo que soy en la actualidad.

- Se trata de la fidelidad de Dios. Este no es un viaje sentimental. Con cada foto de mi historia, hay una gracia que se me ha ofrecido cuando busco allí la presencia de Dios. Durante esta semana, si acaso me imagino que Dios ha estado presente allí conmigo – aunque yo no lo haya notado en aquel entonces – eso sería una tremenda gracia, que unificaría mi vida.

- Se trata de gratitud. Con cada recuerdo, cada imagen y sentimiento, practica diciendo “gracias”. Hasta con los recuerdos dolorosos. Aunque en aquel entonces yo no haya manifestado mi agradecimiento. Aunque tengan que ver con cosas malas que yo mismo me hice o que hice a otros. El Señor estaba allí, amándome. Deja que ahora la gratitud toque y cubra la historia de mi vida.

- Se trata de un viaje. Este es sólo el principio. Tenemos 34 semanas. Nos moveremos lentamente. Y todo lo que tenemos que hacer es dar un poco de espacio a Dios para que transforme nuestra vida cotidiana, un momento a la vez.


Para el viaje

¿Sabes lo que sería bueno? Conocer y luego hacer lo que sabemos que nos hace bien. Son dos cosas distintas.

Sé que trotar es muy bueno para mi cuerpo y mi espíritu, pero ir al gimnasio no es solamente una buena idea, sino algo que no siempre quiero hacer.

Tomar vitaminas es bueno para la salud,  dicen los médicos. Estamos empezando a creerles, pero no las tomamos constantemente. Nos resistimos a aquellas actividades que de inmediato no nos dan el resultado que deseamos. Podemos empezar una dieta el lunes por la mañana, y el martes por la mañana nos subimos a la báscula con ligereza, esperando que pesaremos menos. ¡Queremos resultados rápidamente!

Comenzaremos estas semanas de ejercicios espirituales según el patrón nos envió Dios por medio de Ignacio de Loyola, sabiendo que también estaremos acompañados por esa resistencia humana a lo que nos hace bien.

La primera guía es ésta: no esperes, ni busques, ni exijas avanzar. Disfruta y vive el proceso, aunque, al igual que con el ejercicio físico, puede que no quieras hacerlo todos los días. Como con las dietas, quizás tengas que renunciar a algo, como tiempo libre, ciertas actividades o logros. Dejemos que sea Dios quien dirija el crecimiento, los descubrimientos, el avance. Comencemos por esperar que Dios se ocupe de trabajar en nuestro pedazo de la creación, esa parte que ha quedado inconclusa, como una obra de arte.

Este es el primer punto de referencia, pero no te detengas aquí; el viaje vale la pena. ¡Atrévete!


En éstas o en palabras similares

Querido Señor:

Eso parece fácil, retroceder por el “álbum de fotos” de mi vida. ¿Realmente puedo llamar a esto “oración”? Puedo regresar a mis primeros recuerdos, de la primera infancia. ¿Qué conexión tiene conmigo esa criatura?

A medida que voy repasando mi vida, mi entrada a la escuela, aprendiendo a leer y a expandir mi mundo, puedo distinguir en este “álbum” cosas que no quisiera ver. Hay recuerdos difíciles que me causan dolor, y yo creía que los había guardado permanentemente. No todo fue bueno en mi niñez. ¿Dónde estabas en aquel entonces, Señor? ¿Estabas conmigo cuando yo presenciaba los gritos, las discusiones?

También hubo buenos tiempos. El libre correteo de la infancia, subirse a los árboles, explorar las orillas del arroyo o deslizarse por el tobogán. Hay libertad en aquellos momentos, y en ellos también te he sentido.

A medida que fui creciendo, fui tomando decisiones, Señor. En algunas de ellas te ignoré completamente, y traté de convencerme de que no me importabas. Pero te mantuviste fielmente junto a mí a pesar de todo. Guiaste mis decisiones sobre cosas que me ayudaron a llevar una vida amorosa y un buen matrimonio.

Gracias, Señor, por tu presencia constante en mi vida.

Querido Señor:

Me siento un poco incómodo. Este tipo de oración es nuevo para mí, y me siento un poco más cómodo utilizando las palabras de otra persona. Ayer lo intenté  y no se me hizo difícil, sólo que a veces me parecía que no estaba orando.

Hoy vuelvo a observar los sitios que duelen, los recuerdos que me hacen sentir mal, que me dan deseos de alejarme y tratar de olvidar otra vez. La vida no siempre ha sido fácil para mí. ¿Estabas realmente todo el tiempo conmigo? Ahora te siento con mucha fuerza; pero nunca pensé mucho en ti en aquellas ocasiones.

¿Cómo me han moldeado esos tiempos difíciles hasta convertirme en lo que soy actualmente? ¿Cómo me ha ayudado tu guía fiel e invisible a través de los años? Por favor, ayúdame a ver tu presencia en mi vida, y a dejarme guiar por ti.  


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.


Lecturas Bíblicas:
Isaías 6:1-8
Salmo 1
16 (115)
Lucas 10:1-8; 17-21
Juan 21:15-19