Retiro
“Online” Semana 5 Guía Hemos pasado varias semanas disfrutando de lo que
es vivir en armonía con nuestros propósitos y de ser inspirados
por personas que parecen tener su vida acertadamente resuelta. Ahora nos disponemos
a observar otra foto. La foto del Padre Doll de una aldea bombardeada de
Bosnia podría simbolizar para nosotros el mal repulsivo que resulta
del rechazo a Dios, y del deseo de Dios para con nosotros y para con toda
la humanidad. ¿Por qué venimos aquí esta
semana? Porque queremos ver y probar lo que es el pecado
– una chocante rebelión
en contra de Dios. No se trata de observar algún concepto vago de un
“mal social”, sin villanos responsables. Nuestra intención es pasar
esta semana con una conciencia más alerta
de la tremenda arrogancia
y la ultrajante
oposición a la gracia
de Dios que existe en nuestro mundo. ¿Por qué? Porque raramente
observamos el mal cara a cara, y cuando lo hacemos, entonces podemos llegar
a conocer más profundamente la amorosa misericordia de nuestro Dios,
en la Muerte y Resurrección de Jesús por los pecados del mundo. Esta semana realmente consta de dos
imágenes: -
las
que nos llegan esta semana representando los pecados del mundo; -
y
la imagen de Jesús Crucificado liberándonos de la amenaza del
pecado y la muerte sobre nosotros. Que las sugerencias que vemos a la derecha nos sirvan
de ayuda esta semana. El Enemigo de nuestra relación con Dios no quiere
ser descubierto por nuestra observación, por
nuestro entendimiento de lo que es el pecado. No se trata primordialmente
de nuestro pecado personal, aunque todos
somos pecadores. Esta semana nuestro deseo es crecer en el entendimiento
de lo que nuestra cultura parece haber perdido – el sentido
del pecado. Esta semana, de vez en cuando, retrocederemos en
nuestra historia y dejaremos que nuestra imaginación retrate toda la
violencia, la inhumanidad, la injusticia, el abuso, la avaricia y la lujuria
de poder – la humanidad en rebelión contra el deseo de Dios de que
le alabemos y utilicemos todo lo que existe en la creación con esa
finalidad. ¿Cuántas veces en esta semana negaremos
a Dios nuestras alabanzas, reverencia y servicio? ¿Cuánto adoraremos
otros dioses? ¿Cuánta violencia contra la dignidad de la vida
humana? ¿Cuánto engaño, o injusticia, o escándalo,
o depravación? Queremos sentir la magnitud del pecado del mundo, para no titubear
en la exploración de su alcance. Nuestra meta no es convertirnos en jueces de los
pecadores ni desatar nuestra ira contra ellos. Nuestro deseo es experimentar
la ingratitud y la orgullosa independencia de Dios que representa el pecado.
El pecado es el desorden, y estamos sintiendo cuán
errado es. Cada día de esta semana, nuestra conciencia
del mal sería insoportable sin la segunda imagen: la respuesta
amorosa y misericordiosa de Dios. El precio de todo ha sido pagado con el Cuerpo
y la Sangre de Jesús, allá en la Cruz. Terminaremos cada día con creciente gratitud por la magnitud de la misericordia de Dios. Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar esta Semana Ésta es una semana importante para comprobar
que hay una progresión natural en nuestro retiro. Estos Ejercicios
se basan en las gracias de las semanas anteriores, así como las próximas
semanas se basarán en las gracias de esta semana. Esta semana tendremos como temas de reflexión
algunas realidades sobre las cuales normalmente no reflexionamos. Aquí
van algunas sugerencias prácticas para que esta semana sea más
fructífera. Presta atención al principio y al final de
cada día. Ésta será la clave para que podamos estar concentrados
cada día. Al despertar y ponerme las pantuflas o la bata – durante
unos brevísimos instantes – recordaré la gracia que deseo para ese día: penetrar más profundamente
en el sentido de la realidad del pecado. Por ejemplo, podría decir:
“Señor, déjame ver y sentir el ultraje del mal que parece
reinar en nuestro mundo.. Señor, deseo ser
conmovido por la gran profundidad de tu amor y tu misericordia.” Al final de cada día, que todas estas
imágenes sean remplazadas por la imagen
única de Jesús en la Cruz. Cada noche
trata de recordar esa imagen. Trata de que se haga más
real. Quizás, podrías imaginar que estás mirando el
rostro de Jesús, expresándole tu gratitud. Quizás imaginarás
que estás hablando cara a cara con Nuestro Señor Resucitado,
como está ahora y siempre, pidiéndole que te muestre hoy las
llagas de sus manos y pies, las cuales siguen siendo las señales del
poder del amor de Dios. El contenido de esta semana requerirá de
cierto esfuerzo, pero valdrá la pena. La foto del horror de Bosnia
podría ser la vía de entrada a
todos los demás males tremendos de nuestro mundo. Piensa en todas las
guerras de la historia y en las atrocidades cometidas para mantener a algún líder o por el ansia de
poder de un grupo de personas. Piensa en todos los niños inocentes,
privados de cualquier oportunidad de sentir lo que es la libertad y la dignidad
humanas. Imagina la corrupción sistémica y el costo resultante
para toda la humanidad. Acuérdate de aquellos seres queridos y amigos
que son verdaderas víctimas del pecado. Quizás hayas sentido
la tragedia de padres y madres que no supieron amar, o la traición
de un ser amado. ¿Cómo lograr que este dolor, o quizás este ultraje,
se convierta en
el telón de fondo
de mi vida cotidiana
de esta semana, sin que afecte mi estado de ánimo, mi actitud en el
trabajo o la relación con mi familia? Queremos que afecte nuestros
corazones. Queremos quitarnos la venda para realmente ver y sentir el poder
del mal. Pero, al mismo tiempo, queremos sentir el poder de la respuesta
de Dios. Esta semana no debe desanimarnos. Nos debería llenar de esperanzas. Esta semana estará llena de gracias si nos
mantenemos atentos a nuestra concentración: pedir la gracia para poder
ver el ultrajante y rebelde mal del pecado del mundo, y el amor misericordioso
de Dios en la muerte de Jesús por el pecado de nuestro mundo. Escribir una gracia, compartirla con otra persona,
enviar un correo electrónico, enviarla aquí para que sea compartida,
son maneras de profundizar la experiencia. Quizás a mediados de semana podamos preguntarnos
cómo vamos. Podemos preguntarnos: “¿Acaso se me hace difícil
observar el mal del pecado
del mundo? ¿Sentir
su ultraje? ¿Se me hace difícil
sentir más gratitud por la misericordia de Dios? Para el viaje Orar con el pecado, ya sea nuestro o de nuestro
mundo, en un principio no suscita una respuesta jubilosa de parte nuestra.
Como alguien dijo una vez: “Nada hay de original en el pecado”. A nadie le
gusta considerar el daño de los huracanes, ni la destrucción
de las guerras. Mientras más sensibles somos, más retrocedemos
ante la visión o la imaginación del horror que acarrean la
violencia y el odio. Al rezar sobre el pecado en los Ejercicios, la pregunta
principal es si el sentimiento de culpa es una gracia o una tangente. Quizás
pueda expresarlo de la siguiente manera: ¿Qué función
desempeña el enmarcado de un cuadro? Obviamente, el enmarcado debería
servir para guiar el ojo hacia el cuadro. Al considerar la rebelión
y la ingratitud del pecado, ¿qué es el cuadro y qué
es el marco? Para la mayoría de nosotros, nuestra participación
en el pecado del mundo y nuestros pecados personales llenan todo el lienzo;
y el enmarcado es el (por así decirlo) arbitrario amor de Jesús
por el mundo y por nosotros. Lo contrario se aplica a quienes rezan estas consideraciones
de los Ejercicios. El cuadro central es siempre el amor de Jesucristo por
nosotros y por nuestro mundo. Lo que hace resaltar dicho amor es la profunda
realidad de nuestra resistencia a vivir ese amor y a confiar en el mismo.
Nuestro pecado es la razón por la cual Jesús vino a ocupar Su
lugar en el centro del cuadro de la historia. Mi padre era abogado, y el lema de su firma era:
“La peor injuria es la que no está bien representada”. Nuestros peores pecados son los que cometemos contra
nosotros mismos, rehusándonos a reconocer y a permitir que Jesús
ocupe el centro de Su Cruz. Jesús hace algo más que representarnos;
Jesús re-presenta al mundo que ama, al
mundo que ofrece como regalo de sanación. Existe una gracia acertada en el sentimiento de
culpa, siempre y cuando éste se mantenga fungiendo de marco y nos lleve
a considerar y posteriormente a recibir el perdón liberador de Jesús.
El sentimiento de culpa es una tangente que nos distrae cuando consideramos
que nos conduce al centro de nuestra falta de perdón. Podemos empantanarnos
en el fango de nuestra propia destrucción, y al hacerlo, esperamos
que Dios vea cuántos castigos nos estamos infligiendo, de manera
que lo único que Dios tendría que hacer es apiadarse de nosotros.
Esta actitud no coloca a Dios en el centro, sino fuera del marco de nuestras
vidas. Dios no es un espectador. Dios no es un crítico de arte. La verdadera libertad a la que somos llamados por
los Ejercicios Espirituales, es la libertad de dejar a Dios ser Dios y de
permitir que seamos amados, no solamente como lo somos ahora, sino también
como lo seremos en el futuro. Al orar esta semana, ¿podemos ser sinceros
sin ser negativos? En éstas o en palabras similares Querido Señor: Estoy confundido. Durante las cuatro últimas
semanas, he rezado con estas hermosas fotos de madres, niños, paisajes
y gente feliz. En mis oraciones he sentido amor y armonía. Pero esta
semana, sólo vemos una aldea bombardeada. Una foto tan desgarradora
altera el ritmo que llevaban las demás. Sé que estás
presente en el amor y la armonía. ¿Estás también presente en la destrucción? Casi no sé cómo rezar cuando observo
esa foto. Quiero rezar por las personas que han perdido sus familias y sus
hogares, cuyas vidas han cambiado por todo esto. Quiero que esas personas
encuentren apoyo en Ti, una paz que de otra manera sería imposible en sus vidas destrozadas. Pero al observar la foto, me pregunto qué
será de aquellos que se han separado tanto de Ti
que llegan a ser destructivos
para sus hermanos y hermanas. ¿Qué es lo que hace que los humanos
nos tratemos así? ¿Qué sientes tú, Dios mío,
cuando ves que nosotros, tus criaturas, nos estamos destruyendo unos a otros? Pienso en mi familia y en cómo me sentiría
si pasara mucho tiempo preparando un regalo para mi hija, pensando en complacerla,
pensando en hacerla feliz. ¿Qué pasaría si ella lo recibe,
dice “gracias” y luego lo guarda en el armario? ¿Cómo me sentiría
yo? Señor, ¿acaso es presuntuoso preguntarme si sientes lo
mismo que yo? Esta semana ayúdame a sentir que el pecado
es un rechazo a Ti. Ayúdame a vencer esa resistencia que siento a
la hora de observar cualquier manifestación del mal. Ábreme
la mente para poder entender que el pecado no es más que ingratitud
hacia Ti, que creaste la vida y le diste un propósito, un significado.
Quiero desdeñar el mal de la misma manera que desdeño todo
lo que me hace daño. Quiero tener el sentido instintivo de que el
egoísmo destruye y subvierte tu propósito y tu plan. Y cuando te mire en la Cruz, ayúdame a entender cómo tu aceptas y cargas con todo este mal. ¿Cómo darte las gracias, Señor? Que no olvide que tu generosidad me salva de la destrucción del pecado y la muerte. Oración
para Empezar Cada Día: Lecturas
Bíblicas: |