Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
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Semana 10

Guía

La Invitación del Amor – Por favor, ven conmigo

Imagínense que un ser amado acaba de regresar de un retiro de una semana en la República Dominicana. Consideremos la siguiente invitación que él o ella podría hacerme:

La experiencia cambió mi vida. Mi corazón se ha llenado con esta imagen de una niña en el hospital infantil de Santiago. Siento un profundo llamado para ir a servir allá durante un año. Si podemos arreglar todos los detalles aquí para obtener un permiso, ¿te animarías a venir conmigo? Sé que juntos podríamos lograr algo especial. Necesito tu amor, tu apoyo. Te necesito. No  será siempre fácil, pero nos tendríamos el uno al otro para apoyarnos. Sé que no podemos imaginarnos cuánto más enamorados estaremos compartiendo este servicio. Por favor, ven conmigo.

Durante toda esta semana, compararemos esta invitación con una que recibimos de Jesús:

Durante las últimas semanas, he experimentado el deleite que había estado añorando – mostrarte cuánto te amo. Cuánto he querido que sepas lo mucho que he deseado liberar tu corazón. Y ahora que me has preguntado qué puedes hacer – lo que pudieras dar en reciprocidad por tanto amor – estoy ansioso por invitarte a que estés conmigo.

Acompáñame en la misión que me ha encomendado mi Padre. “Porque Dios me ha escogido para llevar la buena noticia a los pobres, para anunciar  la libertad a los prisioneros, para dar vista a los ciegos, para liberar a todo el que sufre.”

Te necesito. Necesito tu apoyo y tu corazón libre. No siempre será fácil. Pero estaremos juntos cada vez que te acerques a mí con amor. Si me acompañas en la lucha por el amor, creceremos juntos en el amor de maneras que ahora sólo podrías imaginar. Si me acompañas en nuestra misión, que es morir al egoísmo, entonces también estarás conmigo en la plenitud de la vida, para siempre. El Reino de Dios está cerca. Juntos podemos acercarlo más aún. Por favor, únete a mí.

Considera esta invitación durante toda la semana. Siéntela. Es el llamado de nuestro Bautismo para unirnos a Jesús. No es imaginario. Es algo muy real. ¡Qué especiales somos para recibir tal invitación de amor!

Como siempre, utiliza las sugerencias de la derecha para comenzar. Haz “click” en la foto para verla en su mayor tamaño, y lee las instrucciones para ponerla como papel tapiz en tu monitor. Y considera compartir las gracias que estás recibiendo.



Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar esta Semana

La consideración de esta semana es sobre la Invitación del Amor. Durante las pasadas semanas, hemos visto el poder transformador del amor. Como pecadores amados hemos pasado por la experiencia de dos momentos poderosos. El amor que Dios nos tiene, y nuestro deseo de responder a ese amor. En estos Ejercicios hemos crecido en el sentimiento de que nuestra relación con Dios es una verdadera relación. Todo va cambiando en nuestra vida de fe a medida que crecemos más profundamente en esa relación. Donde antes yo trataba de hacer el bien y evitar el mal por obligación, ahora estoy buscando una manera de responder por gratitud a alguien que me ha amado cada vez que he sido un amigo infiel e irresponsable.

Por eso es que la primera parte de esta consideración es sobre una invitación de amor, tal y como la viviríamos con una persona amada. Cada uno de nosotros puede añadir una consideración arraigada en una situación amorosa concreta como en la que nos encontramos actualmente. No requiere de tu imaginación. Quizás mi cónyuge y yo estamos cambiando y hemos caído en ciertas rutinas que no son buenas para nuestra relación. Decidimos hacer ciertos cambios importantes en la manera de enfocar nuestras vidas, por el bien de la relación. Cualquiera que sea la invitación de amor, tendrá los mismos componentes: “no será fácil, pero nos tendremos el uno al otro.”

Cuando consideramos el llamado de Jesús, podemos sentir el llamado dentro del contexto de la invitación de amor en esta relación – mi relación con Jesús. Varias lecturas de hace unas semanas contienen elementos de ese tipo de llamado. Cuando Jesús se subió al bote de Pedro para predicar (Lucas 5: 1-11), Jesús invitó a Pedro a adentrarse en aguas más profundas y le mostró a Pedro su poder para atrapar peces. Pedro se siente  humillado y quiere huir. En ese momento Jesús puede hacer la invitación de amor – puede utilizar a un Pedro humilde. La mujer en la cena de Simón el Fariseo (Lucas 7: 36-50) nos enseña muchas cosas sobre el poder transformador del amor. Jesús explica a su anfitrión que la diferencia entre amar poco y amar mucho tiene que ver con cuánto hayamos sido perdonados. La conciencia de pecado de esta mujer ha dejado grabada en ella una mayor capacidad de amar.

Seguir radicalmente a Jesús sólo puede ser una respuesta del corazón. Todos  podemos admitir que en demasiadas ocasiones pasadas hemos estado demasiado ocupados, no sólo para responder al llamado, sino hasta para escuchar el llamado. Ahora que hemos sido tocados por el amor de Jesús que perdona y sana, ahora que nuestros corazones están deseosos de expresar nuestra gratitud, podemos escuchar el llamado como una invitación al amor.

Sin precipitarnos a responder, escuchemos durante esta semana. Queremos ser conmovidos por la invitación, queremos sentir su efecto en nuestros corazones. Quizás sintamos el deseo de escribir la invitación del Señor que estamos escuchando en nuestro corazón. Quizás estemos dispuestos a compartir alguna gracia recibida, para que todas las personas que estén haciendo este retiro puedan participar de la misma. Tal vez podríamos utilizar el cuerpo para orar esta semana. Podría sentarme en mi lugar favorito durante un ratito para escuchar el profundo llamado en mi corazón. Podría apoyar las manos en mis muslos, con las palmas hacia arriba, como gesto de apertura y gratitud. Este sencillo gesto ritual, o cualquier otro que se me ocurra, se convertiría entonces en una expresión que dará vida simbólica y duradera a mi plegaria.

Finalmente, todos podemos renovar la sensación de que estamos en un viaje. Estamos desarrollando nuestra capacidad de intimar con Dios en nuestra vida cotidiana – desde el momento en que nos ponemos las pantuflas al levantarnos, hasta que nos las quitamos al acostarnos. En todos los momentos del telón de fondo de nuestra conciencia, estamos recorriendo toda nuestra vida por medio de una imaginación más rica y una relación afectiva más profunda con Aquél que siempre nos es fiel.


Para el viaje

Hemos estado rezando durante las semanas anteriores sobre el amor creativo y redentor de Dios. También hemos estado descubriendo exactamente quién es Aquél que ha amado tanto, tan profundamente, y por tanto tiempo.

Cuando recibes una carta o una nota sin firma, hay muchas probabilidades de que no la tomes en serio. Si recibieras un hermoso regalo sin firma alguna, con excepción de unas iniciales, podrías estar más interesado en saber quién es este benefactor. Hay algo en lo más profundo de nuestro ser que quiere saber más sobre cualquier persona que nos aprecie, que nos envíe tarjetas y regalos, y que podría amarnos de verdad. ¿Quiénes son y por qué son tan buenos conmigo? ¿Qué quieren a cambio? Éstas son las preguntas que concluyen la primera sección de los Ejercicios Espirituales y que fluyen hacia la segunda sección.

Hemos recibido en lo más profundo los dones de haber sido creados y luego re-creados en el amor salvífico de Jesucristo. ¿Quién es este Dios, quién es este Dios-Hecho-Hombre que ha llegado a nosotros? Dios llega, no anónimamente, no con un par de iniciales, sino proclamando Su nombre y Su identidad.

Oramos para estudiar Su firma y para conocerlo como don y para conocer los dones que Él nos ofrece. Tenemos que estar conscientes de que cada uno de nosotros ofrece resistencia a Sus enseñanzas, a Sus instrucciones, y al sendero de misterio al que Él nos llama.

Al igual que con los hombres y mujeres con quienes tiene profunda intimidad, sus interrogantes, sus temores, sus excusas, sus desvíos, y su natural reticencia a la confianza, todo esto se convierte en parte de su encuentro y última entrega al Señor. Nosotros mismos queremos saber qué es lo que nos va a pedir. Estamos llamados a orar esta semana con esos interrogantes, esas reticencias, esos temores tan cercanos a nuestro corazón. Es en esos lugares que Jesús se encontró con Pedro, Nicodemo, la Iglesia primitiva, y todos los santos. Oramos dentro de la verdad de nuestras verdades. Jesús nos sale al encuentro, pero tenemos que hallar nuestros temores y desconfianzas a fin de lograr la intimidad del encuentro.

Por amor hemos sido llamados a la vida: por amor fuimos salvados de la muerte y del pecado; por amor somos llamados constantemente a confiar en la verdadera vida junto a Jesús. Su llamado es de y para la libertad. El “de” la libertad ya lo conocemos; el “para” es la causa de nuestro temor y la plataforma de nuestra oración. Oramos por el deseo de conocer a Jesús y Su amor personal por nosotros, tan profundamente, para que  podamos dejar que lentamente Jesús se  vaya llevando nuestros temores, uno por uno.


En éstas o en palabras similares

Querido Señor:

Me siento conmovido por todo lo que contiene el retiro de esta semana. Veo el sorprendente rostro de la niña que está junto a una enorme cama en ese hospital. Es un lugar pobre; me doy cuenta por las grietas que distingo en la pared. Pero, ¿qué puedo hacer por la niña? No puedo traerla conmigo a casa.

Pero a medida que sigo observando la foto, siento que hay una invitación tuya. Me siento conmovido cuando leo la conversación imaginaria al principio de la Guía para esta semana. ¿Qué pasaría si mi ser amado volviera a casa después de una experiencia similar y me pidiera otro tanto? ¿Le acompañaría? Por supuesto. Significaría mucho para ambos y para la vivencia de nuestro amor mutuo, en ese extraño lugar lleno de maravillas.

¿Es eso lo que me pides? ¿Quieres que yo considere una invitación tuya para ir a un lugar desconocido por mí? Quizás sea algún lugar nuevo, pero al mismo tiempo, un lugar dentro de mi propio ámbito hogareño. Es distinto. Yo soy distinto. Pero Tú, Dios de amor, ¿acaso estarás conmigo en ese lugar? Si siento miedo, ¿acaso estarás presente?  Siento tu promesa de que no sólo estarás conmigo, sino también de que el amor entre nosotros crecerá. ¡Qué pensamiento tan embriagador!

Jesús: durante las pasadas semanas, me ha sorprendido la profundidad del amor que siento crecer entre nosotros. Siento Tu presencia en mis oraciones, y a veces me preocupo, pensando si me estaré volviendo un poco loco al “imaginar” un sentimiento profundo de parte tuya. Pero en la quietud de mi oración, sé que es real. Hay un amor muy real que se está profundizando entre nosotros. Me hace añorarte cada vez más.

Jesús: déjame sentarme tranquilamente con esta invitación. Siento que me estás llamando a algo, pero no estoy seguro de qué se trata. Siento un vacío dentro de mí que sé Tú puedes llenar, un anhelo de hallar un camino que me acerque más a Ti.

Quédate conmigo, Señor, cuando rezo con la foto de la niña. Quédate conmigo cuando contemplo la invitación que me estás ofreciendo. Quédate conmigo. Lléname. Déjame sentir Tu amor. Gracias por este llamado que me envías. Dame la paciencia para conservarlo esta semana, para rezar con él y ser paciente con él.


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Lucas 4:14-20
Mark 1:16-20
Lucas 5:27-31
Lucas 9:57-62
Lucas 12:32-34