Retiro “Online”
Semana 12 Guía La Compasión de Dios es la Misión
de Jesús. Hemos respondido a la invitación
de Aquél que nos ama. A un cierto nivel hemos expresado nuestro
deseo de estar con Jesús en la misión que Dios le encomendó.
Ahora nos entregaremos a los deseos de esta creciente relación
de amor y compañerismo. A medida que crecemos en el amor por
alguien – especialmente alguien que haya hecho mucho por nosotros
– sentimos un profundo deseo, no sólo de estar con la
persona que amamos, sino también de saber todo lo que podamos
acerca de esa persona. En la fascinación del amor, decimos
que no podemos vivir sin la persona amada. Esta semana, y durante las semanas futuras,
nuestro único deseo será llegar a conocer tanto como
podamos sobre Jesús. Por supuesto,
esto no será un conocimiento cerebral. Es más bien el
tipo de descubrimiento que lleva a sentimientos más profundos
de intimidad y amor, y deseos más profundos de acompañarle
en su misión. Conocerle más íntimamente, para
amarle más profundamente, y así seguirle más
de cerca. En los primeros días de este
retiro, revisamos nuestra propia historia, mediante el ejercicio imaginario
de observar las imágenes contenidas en el álbum de fotos
de nuestra vida. Ahora le pediremos a Jesús que nos muestre
su álbum de fotos. En nuestro deseo de saber más sobre
Él, le pediremos a Jesús que nos muestre todo –
que nos cuente su historia – para que nos enamoremos más
profundamente de Aquél a quien llegaremos a conocer tan íntimamente.
Aquél que nos ha invitado a acompañarle en su misión. Esta semana comenzaremos por el principio.
Nos imaginaremos que en la eternidad de Dios, la Trinidad de Personas
en Dios observó la historia humana y se llenó de tanta
compasión infinita, que encomendó a Jesús la
misión de salvarnos. La increíble foto de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina),puede
ayudarnos a imaginar la parte de la historia humana que evocó
la compasión de Dios. Sabemos que dicha expresión del
amor de Dios tuvo como resultado la Historia de nuestra Salvación
– la preparación, las promesas, la expectativa, y finalmente
el nacimiento de Jesús y su vida, muerte y resurrección
por nosotros. Esta semana utilicemos las sugerencias
de la derecha para penetrar en el misterio
de la Encarnación, escogido por Dios para redimir a nuestro
mundo. Hemos revisado todo lo que el pecado y la rebelión han
significado en nuestro mundo, incluyendo nuestro pecado personal.
Ahora nos imaginaremos la respuesta de Dios al pecado del mundo –
la misión encomendada a Jesús. Y comencemos a expresar
nuestro deseo de conocer sus orígenes, para que podamos enamorarnos
más profundamente de él, y unirnos a su misión,
de cualquier manera que Él escoja para invitarnos a participar
en ella. Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar esta Semana En la vida cotidiana, “enamorarse” no necesita de muchas “sugerencias prácticas para empezar”. Al parecer ocurre porque sí. Enamorarse parece fácil. Sin embargo, al reflexionar, enamorarse tiene ciertos elementos de los cuales podemos aprender en nuestros deseos para las próximas semanas. Y, como todos sabemos, sostener una relación amorosa que lleve al sacrificio personal por amor, es algo que requiere mucha fidelidad. Piensa en la experiencia de enamorarse. ¿Qué es lo que permite que ocurra? ¿Qué es lo que hacemos en las primeras etapas del enamoramiento? ¿Verdad que empieza con eso que llamamos una conexión? Quizás sea una conexión con alguien totalmente desconocido. Algo ocurre en nuestros corazones que nos eleva el espíritu. En el centro de la atracción hay un descubrimiento de una cierta unión. Nos conectamos. De ahí en adelante, la creciente atracción se ve alimentada por un deseo creciente, a veces insaciable, de estar con la persona amada. El amor creciente alimenta el deseo de una unión creciente – un deseo de encontrar maneras cada vez más profundas de estar con la otra persona. Al principio, esto puede ser algo inconsciente, pero al poco tiempo nos damos cuenta de que estamos enamorados. Comenzamos a actuar con ese amor. Pensamos en esa persona o soñamos despiertos con ella mientras llevamos a cabo nuestras actividades cotidianas. Llamamos a la otra persona con mayor frecuencia, y hacemos arreglos para pasar más tiempo con ella. Recordamos una y otra vez nuestras conversaciones. Al principio, hablamos de todo y de lo que sea. Nada sobre la otra persona nos resulta aburrido. Queremos saber todo sobre las experiencias, los gustos y disgustos de la otra persona, y las cosas que la han llevado a ser lo que es. Con cada nuevo descubrimiento, la unión se hace más profunda. Buscamos maneras de expresar nuestro amor, mediante palabras tiernas, mediante actos afectuosos, saliéndonos del camino para ayudar al otro. Cada expresión profundiza el amor. Siempre recordamos los primeros gestos del amor. Y mientras más crece el amor, más nos lleva a un nivel superior de compromiso – a una necesidad de garantizar que el ser amado estará siempre en mi vida, y un compromiso de ofrecerme a la relación. Si esto se ajusta de alguna manera a tu experiencia de enamoramiento, o si te recuerda lo que fue tu experiencia, entonces te ayudará de manera práctica para las semanas futuras. Estamos en el proceso de enamorarnos de Jesús. Podemos entregarnos al sentimiento de una atracción que va en aumento, basada en la cercanía. Podemos entregarnos a la experiencia de un deseo creciente de estar con Jesús. Hacer preguntas. Expresarnos con palabras tiernas. Pasar más tiempo con Él. Todas éstas son “sugerencias prácticas”, porque pedirle a Jesús que nos muestre su álbum de fotos no se trata de un mero ejercicio intelectual. Es un asunto del corazón. A estas alturas del retiro, estamos profundamente conectados con Jesús. Ahora deseamos dejar que nuestra relación se haga más profunda. Las primeras páginas del álbum de fotos de Jesús nos llevan de vuelta al principio, y nos muestran una escena imaginaria de la comunidad de la Trinidad avanzando en su observación de la historia humana, sintiendo lo que podemos denominar compasión del corazón. Imaginarnos la compasión de Dios enviando a Jesús a nuestro mundo, a nuestras vidas, puede ser una experiencia conmovedora. Apégate a ella. Mientras más imaginemos las escenas de Sarajevo tocadas por la compasión de Dios en Jesús, más entenderemos quién es Jesús. Jesús es nuestro a una profundidad inimaginable. Jesús penetra en nuestra humanidad. Completamente. ¡Qué vulnerabilidad! En ningún aspecto de mi vida estoy solo. Durante esta semana, practiquemos diciendo las siguientes palabras: “Señor, ayúdame a conocerte completamente, para que pueda amarte más íntimamente, para que pueda estar contigo más completamente.” O tal vez quieras cantar la adaptación de la obra musical “Godspell” de las siguientes palabras de San Ignacio: “Oh, Señor, tres cosas pido en mi plegaria: verte más claramente; amarte más profundamente, seguirte más de cerca – día tras día.” Cada noche, antes de irme a la cama, aunque sea por un breve instante, puedo preguntarle a Jesús lo que debo decirle a Dios. Y, por supuesto, puedo sentir y gozar del profundo deleite del amor que crece, de la atracción cada vez mayor. Para el viaje El poder de la atracción comienza con nuestra observación de los gestos de otra persona. Las personas se revelan con cada movimiento físico de las manos, el rostro, las piernas y todo el cuerpo. Decimos quienes somos sin darnos cuenta, sencillamente por la manera de caminar o de llevar un bolso de mano o unos libros. Mientras más físicos somos, más abiertos estamos a que nos conozcan. Por medio de gestos pasamos del misterio a la historia. Cuando en los Ejercicios Espirituales somos invitados a contemplar la vida de Jesús, somos alentados a observar los movimientos de Dios en nuestra historia por medio de las acciones físicas o los gestos de Jesús, Dios-Hecho-Hombre. Dios había hecho muchos intentos de atraer nuestra atención y nuestra respuesta mediante las alianzas con nuestros antecesores judíos. Fueron gestos que comenzaron y continuaron a través de los siglos con esta propuesta amorosa a la familia humana. Ahora podemos observar la creciente intensidad con que Jesús nos llama. Si la suspicacia necesita distancia, entonces nuestro yo calculador necesita dejar que Jesús interprete su drama de gestos ante nuestros ojos y nuestros corazones. Si el prejuicio necesita de la ignorancia que proporciona la distancia, dejemos que Jesús informe adecuadamente nuestra mente y nuestra voluntad para formar parte de su tropa. En Estas Palabras o Palabras Similares Querido Señor: ¿Qué se siente al observar el mundo que creaste? Puedes ver la belleza, la naturaleza, las personas que se aman, los niños que nacen. Pero también está la otra parte. No puedo imaginarme toda la maldad que ves. Niños muriéndose de hambre en brazos de sus madres; armas mortales que se hacen más importantes que las personas a las cuales están supuestas a proteger; personas desamparadas y solitarias deambulando por las calles, sin hogar, sin dignidad, sin respeto. Desde la comodidad y
la seguridad de mi hogar, observo detenidamente la foto de esta
semana. Las casas bombardeadas, el humo ascendente, las florecillas
del árbol. De repente, una típica foto de guerra se
transforma en un vecindario cualquiera. Los habitantes de estas
casas han salido a trabajar, han celebrado fiestas familiares, han
hablado de bodas futuras, de libros, han pedido harina prestada
a sus vecinos. Pero ahora lo que hay son ruinas humeantes. Pero en un incomprensible acto de amor, tu compasión te lleva a entregarte totalmente al mundo que creaste. Nos expresas tu amor de manera insólita – te conviertes en uno de nosotros. ¿Cómo puedes amarnos tanto, sabiendo que ese amor conlleva angustia y muerte? Oh, Señor, enséñame a amar más. Te lo ruego, déjame ver y sentir cómo viviste en este mundo. Quiero conocerte mejor y quiero estar contigo en este mundo. Quiero aceptar tu invitación, decirte que Sí. Déjame ser tu amigo mientras estás en la tierra. Déjame aprender de ti, déjame hablarte. Déjame ver cómo puedo modelar mi vida en ti. Estoy sobrecogido por
tu amor a nosotros – por tu amor a mí. No tengo más
palabras que “gracias” para expresar mi gratitud, pero
eso suena muy poco adecuado. Tómame de la mano, Señor.
Háblame. Muéstrame tu álbum de fotos. Muéstrame
tu vida. Ayúdame a decirte Sí todos los días. Oración
para Empezar Cada Día: Ephesios 1:3-14 Colosenses 1:9-22 Juan 1:1-1 |