Retiro
“Online” Semana 15a Guía Una Pausa para Revisar las Gracias Recibidas. Las primeras páginas del álbum de fotos de Jesús nos muestran los preparativos pacientes y fieles de Dios para enviar a Jesús entre nosotros. Encontramos la foto de Dios llamando a Abraham y Sarai para que dejen su tierra natal y empiecen una nueva travesía. Vemos los nacimientos de Isaac y Jacob/Israel. El álbum contiene página tras página de fotos de la larga esclavitud en Egipto, del nacimiento y la vida de Moisés, el éxodo/liberación, los 40 años caminando por el desierto, y los primeros años en la tierra prometida. Pasando de ser nómadas en el desierto a un pueblo con una alianza: sean ustedes mi pueblo y yo seré su Dios. Dios envió Jueces para adjudicar sus diferencias y luego Reyes para regirlos, y después profetas para desafiarlos con sus Reyes corruptos. Como ocurre con cualquier otro álbum de fotos de familia, nos sorprende y quizás nos resulta chocante captar la increíble infidelidad del pueblo, la división de la nación, y su decadencia durante el cautiverio en Babilonia. Vemos también la reconstrucción del templo y esos años finales de ocupación y paz relativa que llegaron con la ocupación romana. Hay una sensación de Adviento en esta semana del retiro. En nuestro creciente deseo de conocer, amar y estar con Jesús, retrocedamos a los años de anticipación. Existe la promesa de una tierra, de un Rey, de un Reino imperecedero. Los profetas nos hablan de cómo será la llegada del “día del Señor”. Todo esto nos explica muchas cosas sobre la misión de Jesús. Nos ayudará a entender las confusas expectativas que deberá enfrentar, el rechazo que sufrirá, la paradójica manera en que cumplirá dichas promesas. Esta semana dejemos que nuestras mentes y nuestros corazones escuchen la historia que prepara el camino de Jesús para entrar en nuestro mundo y nuestras vidas. Como amantes que somos, queremos saber todo sobre Jesús. Observando todas aquellas primeras fotos, podemos apreciar, quizás mejor que nunca antes, la fidelidad de Dios y la enorme misión que le ha sido encomendada a Jesús. Durante los momentos de
telón de fondo de esta semana, reflexionemos sobre todo lo
que llegue a nuestros corazones. ¿Cuánto mejor entendemos
Su identidad? ¿Cómo crece nuestro amor? ¿Qué
es lo que deseamos expresar a Aquél que nos muestra su increíble
álbum de fotos? Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana. Una de las realidades a las cuales nos hemos venido sensibilizando durante las últimas décadas es la importancia de nuestros antecedentes sobre lo que somos hoy día. Muchos factores modelan nuestra presente identidad, pero la influencia que nuestros antepasados han ejercido sobre nosotros es muy importante. Lo que estamos haciendo esta semana es poniéndonos en contacto con los antepasados de Jesús. No se trata de un ejercicio intelectual. No tenemos que ser expertos bíblicos para hacer esto. Es realmente muy sencillo. Y nuestro deseo es claro. Hemos sido amados por Jesús. Queremos conocer a Jesús más completamente. Pasaremos un buen número de las próximas semanas repasando los Evangelios para acercarnos a Jesús en las historias de Sus actividades en la tierra. Esta semana nos permitirá saborear Su identidad y el contexto del cual formó parte. Durante toda esta semana – en todos los momentos de telón de fondo que podamos encontrar – trataremos de tener en mente la idea de que Jesus tenía ascendencia judía. La manera en que se consideraba a sí mismo, su manera de pensar en Dios, las imágenes que llenaban su conciencia, y la cultura que modeló su identidad estaban arraigadas en la tradición hebrea. Todo el sentido de la realidad de Jesús cobró forma por su convicció de que Dios llamó a Abraham para que dejara su tierra natal, prometiéndole un nuevo hogar. El concepto que Jesús tenía de confiar en Dios estaba basado en el recuerdo de que Dios se mantuvo fiel a sus promesas una y otra vez. La edad de Sara no fue un obstáculo. El ejército del Faraón no importó. El templo podría ser destruido, pero Dios lo reconstruiría. Cuando quiero conocer realmente a Jesús, necesito conocer realmente la tradición de fe que le dio tanta confianza en su misión. Es más importante pensar en lo que ya sabemos sobre dicha tradición judía que leer mucho sobre la misma. Puedes leer las historias del Viejo Testamento si eso te ayuda a refrescar y dar color a los recuerdos. Quizás esta semana, en un momento en que esté caminando o en el automóvil yendo de un lugar a otro, o cuando me sienta frustrado o incómodo o solitario, pueda dirigirme a Jesús y preguntarle: “Jesús, ¿como te prepararon tus antecedentes para situaciones como ésta?” Las respuestas serán las gracias aglutinantes de esta semana. Este diálogo interno entre la historia de Jesús y mi propia historia será muy fructífero para ayudarnos a conocerle, a crecer en nuestro amor por El, y para conmovernos más profundamente a la hora de acompañarle en su misión. Utiliza los demás
recursos de esta semana. Mantente fiel al patrón de reflexionar
sobre el material de esta semana desde que te levantas por la mañana
y te pones las pantuflas o la bata. Al final de cada día, busca
algún momento para expresar tu gratitud. Considera compartir
cualquier gracia recibida con otras personas que estén haciendo
este retiro. Para el Viaje Para los que vivimos en el hemisferio norte, ésta es una época de noches tempranas. Lentamente, desde el pasado mes de junio, nuestra parte del globo se ha ido distanciando de la luz y el calor del sol. Este globo, más allá de nuestros conceptos de antaño, ha girado y rodado de aquí para allá, en una relación de acercamiento y distanciamiento con su fuente de energía y vida. Como familia humana que somos, también hemos tenido una relación de acercamiento-distanciamiento con nuestra fuente de luz y vida. En determinados momentos de nuestra historia humana hemos querido tener a Dios muy cerca de nosotros para que nos proteja, nos nutra y nos asista. En otros momentos hemos luchado para obtener una independencia colectiva y tomar el mando de dicho Poder limitante. Isaías oró humildemente: “Desde hace tiempo somos un pueblo que tú no gobiernas y que tu nombre ya no protege.” (Isaías 63:19) En esta semana de los Ejercicios, sencillamente estamos invitados a anhelar. Nos unimos a los anhelos de calor y luz que siente el frío mundo. Nos unimos al antiguo dolor de Israel por el amor de Dios y por su compañía misericordiosa. Nos unimos a todos los hombres y mujeres que han luchado tratando de ser dioses y se han rendido con gratitud a la bendita realidad de ser hijos del Dios único, que podrá tener muchos nombres, pero que permanence fiel a quienes le buscan. Esta semana nuestra plegaria
sentirá la influencia de aprovechar las oportunidades que la
vida nos presenta, la influencia de esperar – en los semáforos,
en la caja registradora del supermercado, en los aeropuertos, y mientras
esperamos a esas personas que están a punto de llegar. Hay
espacios vacíos y huecos en nuestros corazones y nuestras vidas.
Vamos a orar con ellos y a permanecer en los mismos, sin llenarlos,
para que nuestra plegaria no termine. Estamos aprendiendo a sufrir
con el mundo y su milenario anhelo de reunirse con su amoroso creador.
Esta semana vamos a orar sin rehuir a los anhelos, sino abrazándolos.
Debe haber espacio en nuestra posada y anhelos en nuestros corazones
para que este Adviento y esta Navidad no sean un frenético
desencanto. Escuchemos los suspiros de antaño: “¿Hasta
cuándo, Señor?” Escuchemos nuestro suspiro de
“Ven Señor Jesús”. Cada día observamos
que el sol se pone más temprano y se une al anhelo de la tierra
para que el nuevo sol reemplace las tinieblas. Querido Jesús: ¿Qué es lo que sientes al observar el mundo que creaste? Me imagino que ves la belleza, la naturaleza, las personas que se aman unas a otras, los niños que nacen. Pero también hay otro aspecto. No puedo imaginarme cuánta maldad ves. Niños hambrientos, muriendo en brazos de sus madres; las armas conviertiéndose en algo más importante que las personas que están supuestas a proteger; gente cansada y solitaria vagando por las calles, no solamente sin techo, sino también sin dignidad, sin respeto. Desde la comodidad de mi seguro y cálido hogar, obervo la foto de esta semana. Las casas bombardeadas, el humo que asciende, las florecillas que han quedado en el árbol. De repente pasamos a otra foto: de un frente de guerra a un vecindario normal y corriente. De estas casas la gente salía a trabajar, a celebrar los eventos familiares, a hablar de bodas, de libros, de harina prestada por los vecinos. Pero nada queda ya, sólo escombros humeantes. ¿Cómo es que observas ese mundo, donde los unos destruimos los hogares de los otros, derramando productos químicos en las aguas, valorando el dinero y las posesiones más que las vidas humanas? Debes sentir una profunda tristeza interior. Tus criaturas te han olvidado. Pero en un incomprensible acto de amor, tu compasión te mueve a entregarte totalmente al mundo que creaste. Expresas tu amor por nosotros de una manera muy poco común – convirtiéndote en uno de nosotros. ¿Cómo es que has podido amarnos tanto, sabiendo que vas a sufrir dolor y muerte? Oh, Señor, enséñame a amar más. Por favor, te lo ruego. Déjame ver y sentir cómo viviste en la tierra. Quiero conocerte mejor aún y quiero acompañarte en este mundo. Quiero aceptar tu invitación, decirte que Sí. Por favor, seamos amigos mientras recorres la tierra. Déjame aprender de ti, hablar contigo. Déjame ver cómo puedo basar mi vida en la tuya. Tu amor por nosotros me sobrecoge – me sobrecoge tu amor por mí. No tengo las palabras correctas para expresar mi sobrecogimiento, a no ser por unas simples “Gracias”. Toma mi mano, Señor. Háblame. Muéstrame tu álbum de fotos, muéstrame tu vida. Ayúdame a decirte que Sí todos los días. Oración
para Empezar Cada Día: Mateo 1:18-24 Lucas 2:1-21 Mateo 2:1-12 Mateo 2:13-23 Salmo 98 |