Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
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Semana 16

Guía

Una Vida Oculta durante Treinta Años

semana 16

Una de las más notables realidades sobre Jesús es casi nada sabemos de los primeros 30 años de su vida. Conocemos las historias sobre su vida pública que nos narran cómo aquellas personas que conocían a su familia estaban muy poco impresionados por sus antecedentes. Uno de los comentarios que hacían en su contra era: “¿No es éste el hijo del carpintero?”

Esta semana de nuestro retiro nos permitirá conocer a la persona en que se convierte Jesús. Como hay tan pocas referencias bíblicas al período entre su nacimiento y su bautismo, tendremos que llenar ese vacío con nuestra imaginación, basándonos en lo que sí sabemos de Él.

Si reflexionamos sobre el tipo de persona adulta en que Jesús se convirtió, nos será posible reflexionar sobre el tipo de infancia que tuvo, el tipo de niño que fue, los problemas que enfrentó, las decisiones que tomó. Usando lo que sabemos sobre el desarrollo de niños, adolescentes y adultos, podremos sacar maravillosas conclusiones sobre los hechos que Jesús debió haber encarado.

Orando así, podremos conocerle más profundamente, para enamorarnos de Él más íntimamente, y lograr un deseo más intenso de acompañarle en la misión que Dios le encomendó.

Abramos nuestros corazones para conocer la primera infancia de Jesús. ¿Acaso podremos recorrer esta semana imaginándonos todos los traumas de una niñez humana como la Suya? Y, a medida que vamos recorriendo los años de la adolescencia y la vida adulta de Jesús, podemos dejar que Él mismo nos muestre cómo llegó a ser quien es hoy día. ¿Acaso podríamos imaginar sus conflictos? ¿Sus interrogantes? ¿Sus fuerzas? ¿Sus debilidades? ¿Acaso podríamos imaginar sus relaciones en las diferentes etapas de su desarrollo?

Si podemos ir más allá de lo que creemos no saber sobre aquellos años, podremos llegar a saber cómo lo educaron María y José. Podremos imaginarnos cómo pudo haber sido la vida en la aldea de Nazareth.

Sabemos que Jesús se veía a sí mismo como aquél llamado a proclamar la libertad a los cautivos y a predicar la buena noticia a los pobres. Sabemos que supo ver la bienaventuranza de los pobres de espíritu. Sabemos que entendió que el Reino de Dios era como la levadura o como una semilla de mostaza, y que la mala yerba debe crecer junto al trigo. Sabemos que no tenía miedo de comer y beber con los pecadores y aquellos rechazados por los líderes religiosos. Sabemos que se consideraba un sirviente, un lavapiés, un pedazo de pan que debía ser repartido por la vida del mundo. ¿Cómo llegó a esto el hijo del carpintero?

Las sugerencias de la derecha son nuestros recursos para intensificar nuestros deseos de esta semana. Aquél que nos ama nos mostrará quién es, nos permitirá enamorarnos de Él más profundamente de lo que habíamos imaginado, nos llevará a seguirle más de cerca, día por día, semana por semana.

Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana

Al principio, contemplar la vida oculta de Jesús puede resultar un desafío. Podríamos atemorizarnos por la casi total ausencia de narraciones bíblicas que nos sirvan de fundamento para nuestra oración. Pero con un poco de imaginación y libertad – y con la energía de nuestra creciente fascinación con Jesús – ésta puede ser una semana maravillosa. Y hacer esto en medio de nuestras actividades cotidianas puede ser muy poderoso. Las Sugerencias Prácticas de las últimas dos semanas incluyen algunos consejos básicos para contemplar un pasaje bíblico durante un período de oración dentro de un contexto cotidiano. (Puedes revisar dichas sugerencias, “cliqueando” los siguientes “links”: Contemplando o Natividad)

Podríamos comenzar por un proceso interior de recolección de datos. ¿Qué es lo que sé sobre cómo los bebés se hacen niños, cómo los niños se hacen adolescentes, y cómo los adolescentes se hacen adultos, y cómo los adultos llegan a la madurez? Sabemos que dichas etapas de crecimiento incluyen pasar por ciertas crisis. Sabemos que los padres son un factor crítico. Sabemos que los coetáneos son críticos. Sabemos que las primeras decisiones preparan el contexto de las decisiones futuras. Y, sabemos que Jesús pasó por todas esas etapas de crecimiento y desarrollo. Lucas nos dice: “Y el niño crecía, se desarrollaba y se hacía cada día más sabio. Y la gracia de Dios estaba en él.” (Lucas 2 : 40)

Para dar forma a nuestras visiones imaginarias sobre los años de crecimiento de Jesús, utilizaremos lo que sabemos sobre lo que llegó a ser. En realidad, hacemos esto constantemente. Observamos a alguien, particularmente cuando se trata de alguien que no nos gusta o que no anda muy bien, y comenzamos a hacer suposiciones sobre su niñez. O quizás conocemos un estudiante de edad universitaria que es una persona maravillosa, y decimos que sus padres acertaron con su crianza y su educación.

Los Evangelios nos ayudan tremendamente a saber quién es Jesús hoy día. El Jesús que hoy me ama, el Jesús con quien hablo en oración, tiene llagas en sus manos. Sabemos que se siente cómodo entre los pecadores, las mujeres y otras personas rechazadas por nuestra sociedad. Sabemos que está acostumbrado a la vida cotidiana, y por eso utiliza imágenes como el pan, semillas, árboles, bodas y la administración de las propiedades.

Entonces estaremos listos para concretizar nuestra imaginación preparando ciertas escenas. Comenzaremos por obtener una imagen concreta de cómo pudo haber sido la casa de María y José en Nazareth. Es bueno pensar en los detalles. ¿Cuántas habitaciones hay? ¿Qué tamaño tienen? ¿Qué ocurre en cada habitación? ¿Cómo son los muebles? ¿Dónde duermen, cocinan, comen, reciben los visitantes? ¿Dónde se encuentra el taller de carpintería de José? ¿Cómo es? Entonces podremos imaginar la disposición de la aldea de Nazareth. ¿Dónde juegan los niños? ¿Dónde está el pozo? ¿La sinagoga? ¿El mercado? ¿La sala de bodas? ¿El cementerio?

Ahora estamos listos para imaginarnos la vida cotidiana, las cosas que seguramente ocurrieron en la vida de Jesús. A medida que las imaginamos y caminamos por aquellas escenas y nos dejamos convertir en un personaje de dichas escenas, sintiendo a Jesús y aprendiendo sobre Él, dejaremos que nuestro Señor nos revele lo que quiera revelarnos. Podríamos imaginarnos cualquier crisis de la vida cotidiana., una encrucijada, una situación clave en la cual se desarrolla el personaje, o cualquier interacción humana genuina. Tratemos de retratar lo que sucede, lo que dice la gente, lo que sentimos en dicha escena. La belleza de este tipo de contemplación es que los detalles no tienen que ser históricamente exactos. El contexto nos proporciona un ambiente y un punto de entrada para que nos abramos al encuentro con Jesús.

Podríamos querer desarrollar y contemplar algunas escenas: momentos del principio, cuando María y José aprender a cuidar a Jesús, a alimentarlo, a cambiarle los pañales; cómo le enseñan a hablar, a caminar; cómo lo educaron, corrigieron y disciplinaron; las comidas, los juegos, los momentos de oración; Jesús aprendiendo a leer; cuando lo llevaron a su primera boda, su primer funeral; Jesús empezando a ayudar en el taller de carpintería; el inicio de sus relaciones con los jóvenes de su edad, y las crisis de esa etapa; los primeros encuentros adolescentes de Jesús con mujeres jóvenes y las crisis que por ellas enfrentó; los problemas típicos de la familia con parientes y vecinos; Jesús como aprendiz de carpintero, entregando muebles, construyendo una casa; cómo la familia lidió con la vejez, enfermedad y muerte de José.

Al principio parecía que no había nada que contemplar, que realmente era una vida oculta. Ahora parece que hay mucho que aprender sobre Jesús. Nadie podría asimilarlo todo, ciertamente no en una semana, pero entrar en algún momento en la vida de Jesús y dejar que nos revele algo sobre sí mismo puede ser una gracia. Esto es muy posible en nuestra ajetreada vida, particularmente a medida que va creciendo nuestra curiosidad y fascinación por Jesús.

Por favor, considera compartir estas gracias maravillosas con otros que estén haciendo este retiro.

Esta semana, dejemos que toda esta experiencia de la vida de Jesús, y el tipo de persona que su vida formó, llenen nuestra imaginación. Veremos como durante toda esta semana, en los momentos de telón de fondo, podemos entregarnos a la oración con estos ejercicios deliciosamente imaginarios. Nuestras crisis cotidianas nos ayudarán a mantener su vida como algo humano y real para nosotros, así como a acercarnos cada vez más a Él.


Para el Viaje

Comenzaremos esta semana de los ejercicios observando y escuchando los sucesos de los primeros días de la vida de Jesús. Pastores y reyes; pobres y ricos han venido a ver a Aquél que ha venido a ayudarnos a conocernos. La Palabra ha sido proclamada en la “Ciudad de David”, y dicha Palabra está siendo preparada para que todos la escuchen, judíos y gentiles, cercanos y lejanos, ricos y pobres.

José, a quien le aconsejaron en un sueño que tomara por esposa a María, le dijeron que se la llevara con el niño a una tierra lejana. A nosotros se nos pide que consideremos la confianza que debió tener José para creer en dichos sueños y la fe que necesitó para escucharlos como invitaciones en vez de exigencias. El viaje, no saber adónde o el qué, parece haber sido uno de los primeros temas en este drama histórico. Los pastores han regresado glorificando a Dios, los reyes han vuelto ponderando lo que habían visto. María, José y este paquete misterioso se han quedado solos para huir a Egipto y esperar allí las instrucciones que llegarán a su debido tiempo.

Nos han invitado a visitar el Templo doce años más tarde, cuando el santo trío de José María y Jesús viaja de regreso a Jerusalén. Esta vez se marchan sin Jesús y el miedo se apodera de los padres. Aquí Ignacio nos pide que escuchemos e imaginemos sus sentimientos. Encuentran a Jesús aparentemente despreocupado de los sentimientos de sus padres. Jesús completó la ley de obediencia a Sus padres, y ahora está cumpliendo una nueva ley de obediencia a los asuntos de Su Padre, los cuales serán Sus asuntos por el resto de sus días: hablar y realizar las palabras de Dios.

Observamos cuidadosamente la confusión de sentimientos en los corazones de María y José. El “por qué” como exclamación, se convierte en el “por qué” de una muy buena pregunta. María formulará esas preguntas muchas veces en su vida. Nos imaginamos que ella oraba para que dichas preguntas se resolvieran en actos de fe y esperanza hasta llegar al pie de Su cruz. El drama parece volverse un tanto lento después de que todos regresan a su hogar en Nazareth. Durante los próximos dieciocho años de un tiempo muy valioso, Jesús hace algo. ¿Acaso estudia las Escrituras de Su tradición judía? ¿Acaso ayuda a José in el taller de carpintería? ¿Acaso aprende, como todos nosotros, a conocer las maneras humanas de amar y odiar, de ayudar y rechazar? Se supone que sólo debemos observar y ponderar, como debió haber hecho Su madre, las maneras en que Dios nos trata. Es un misterio para ella, y para Jesús también. Él se prepara para ser fiel al tiempo, y con el tiempo aprender a confiar en Su Padre celestial.

Esta semana, dejaremos que la sorpresa, la confusión y los cuestionamientos, sean lugares desde los cuales podamos observar el principio de la vida de Cristo. Rezaremos con nuestras propias reacciones de cuestionar y hasta de dudar. A medida que Jesús se nos va haciendo más real, nosotros mismos nos hacemos más reales en la sencillez del misterio de nuestras vidas. Estamos empezando a dejar que Jesús se acerque a nosotros más individualmente y globalmente. La Palabra ha sido proclamada primeramente en la ciudad de David y ahora para todos y en todas partes de este planeta de Dios.

En Estas Palabras o Palabras Similares

Querido Jesús:

Por alguna razón, siempre he pensado en Ti como una persona plenamente formada. Sí, una vez fuiste un bebé, pero entonces, de repente, los Evangelios te muestran dejando tu hogar como adulto. ¿Qué ocurrió en todos aquellos años de intervalo? ¿Qué pasó cuando saliste del establo de Belén y tus padres te llevaron a casa?

Quiero saber más acerca del tipo de niño que fuiste. ¿Acaso fuiste alguna vez un “niño terrible” a los dos años? Nunca lo he visto escrito en parte alguna, pero me resultaría agradable pensar en Ti como en un niño encantador de dos años de edad, explorando, metiéndote por todas partes, subiéndote a lugares a los que no debías subirte, enredándote en los pies de José en el taller de carpintería, jugando en el piso de la cocina de María. Me gusta verte así, porque te hace aparecer muy humano, y es así como Tú y todos nosotros aprendimos las cosas de la vida y desarrollamos nuestras curiosidades sobre la vida y los que la comparten con nosotros.

¿Cómo aprendiste a leer? ¿Acaso María te puso en su regazo y empezó a enseñarte las Escrituras? ¿Acaso José te llevó con los hombres a la sinagoga? ¿Cómo eran tus compañeros de juego? ¿Qué aprendiste sobre el mundo observando a los vendedores del mercado, los vecinos, los clientes de José y tus parientes?

José tuvo una influencia muy fuerte sobre Ti, y a menudo te acompañaba cuando ibas a tratar con algún mercader. Él era gentil e inspiraba confianza, pero era fuerte. Hasta iba al mercado por la viuda del vecindario porque los mercaderes siempre trataban de engañarla. Tú observabas a José hablar con ellos, insistiendo en la justicia, pero jamás tratando de obtener más de lo debido.

Con tu atractiva personalidad, fuiste un líder entre los muchachos de tu vecindario, correteando con ellos por el pueblo, para regresar luego entre risas al taller de José. En una ocasión, hiciste trampa en una carrera y María te vio hacerlo. Ella te llevó aparte y tranquilamente te contó una historia, una parábola sobre las trampas y te llenaste de remordimiento. Su suave corrección fue todo lo que necesitaste para volver a juntarte con los muchachos con un sentido más profundo de la honestidad y de tu responsabilidad como líder de ellos.

A los doce años de edad hiciste un viaje inolvidable a Jerusalén con un gran grupo de parientes y amigos de Nazareth. Cuando llegaste allá, te asomaste al interior del Templo y quedaste como hechizado por la discusión que estaba teniendo lugar allí dentro. Querías quedarte a observar, pero tus amigos te halaron por la manga y pronto se alejaron corriendo por las calles de Jerusalén. Me imagino lo excitado que estabas al ver el enorme mercado próximo al templo, con su venta de mercadería extranjera. Observabas con gran interés los diferentes tipos de gente en esta gran ciudad – todo tan distinto a tu pequeña aldea.

Pero en un momento de quietud te escabulliste de tus amigos, y volviste al Templo, atraído por la discusión que escuchaste. Pero, Jesús, ¿acaso no pensaste en tus padres? A veces me pongo a cavilar sobre tu presencia en el Templo. Después de todo, eras un niño de 12años muy inteligente. ¿Acaso no debiste haber prestado un poco más de atención? María y José deben haberse sentido atormentados de preocupación cuando vieron que no estabas con ellos para el viaje de regreso. ¡Qué alivio sintieron cuando te encontraron! Me imagino que cuando llegaron de vuelta al hogar, te castigaron durante una semana.

Pero fuiste un niño maravilloso, y la disciplina, el amor, la fe y el sentido de justicia que tus padres te inculcaron contribuyeron a tu formación tanto como las historias que te contaba María y el oficio de carpintero que José te enseñó.

Me siento más cerca de ti cuando rezo con todo esto, cuando te veo madurar lentamente y convertirte en el adulto que quiero conocer cada vez más. ¿Cuándo fue que empezaste a darte cuenta de que tenías una misión especial que cumplir? ¿Cuándo fue que sentiste que habías sido llamado por Dios de manera especial? ¿Cómo fue que empezaste a servir a los demás, a lavar sus pies?

Querido Jesús, ayúdame a entenderte más, para ser cada vez más como tú. Ayúdame a descubrir cómo puedo servir a Dios siguiendo tu ejemplo. Quiero estar contigo en este mundo para servir, como Tú.


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Lucas 18:18-30
Lucas 9:57-62
Mateo 6:24-34
Filipenses 3:7-16
Salmo 131