Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
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Semana 18

Guía

3 Tipos de Respuestas.

semana 18

Antes de regresar a la vida de Jesús, tomaremos una semana más a fin de sentar unas bases más sólidas para nuestras próximas reflexiones. Sabemos que nos sentiremos más profundamente atraídos hacia nuestra relación con Jesús, y que ésta nos llamará a una mayor libertad a la hora de tomar decisiones de vida.

Esta semana pasaremos nuestros momentos de telón de fondo reflexionando sobre un sencillo “caso de estudio”. Consideraremos una situación imaginaria, pero muy real, a fin de reflexionar sobre los tres tipos de respuesta a la misma.

Consideraremos un caso en que alguien se encuentre llevando un estilo de vida o un patrón de comportamiento del que no se sienta muy orgulloso. Es importante destacar que no se trata de algo realmente malo, sino más bien de algo que no haya ido muy acorde con el movimiento de Dios en sus vidas. Podría ser un apego a nuestra apariencia, o sencillamente a las comodidades materiales de las cuales nos hayamos hecho dependientes. Podría ser un apego al patrón de utilizar nuestros dones para manipular a los demás y así salirnos con la nuestra, o sencillamente el apego al hábito de la mediocridad en mi vida familiar o en mi trabajo, como es la ley del mínimo esfuerzo.

Teniendo en mente uno o más de dichos “casos” durante toda la semana, podremos considerar tres tipos de respuestas.

Querer liberarse de este apego y estar verdaderamente más atento a los llamados vitales de Dios, pero sin llegar realmente a hacerlo. Este tipo de respuesta solamente aporta buenas intenciones, pero nunca las pone en acción.

Querer liberarse de este apego, pero terminando por racionalizarlo, a un punto tal, que se logra una justificación para aparentar que este tipo de apego es lo que Dios realmente quiere.

Responder al apego sin tratar de conservarlo ni de deshacerse del mismo. Éste es un deseo de liberarse del apego de manera que sea un desprendimiento. Se trata más bien de hacerse más responsable y más fiel al plan de Dios para con nosotros, aquí y ahora. El deseo se vuelve más puro. El único deseo es ser más útil a Dios. Lo que sea de mayor y mejor servicio es lo que motiva nuestras decisiones.

Cuando nos preparemos a contemplar algo más sobre la vida de Jesús, roguemos por la gracia de esta semana, quizás cada mañana al levantarnos, y cada noche al acostarnos. Pediremos el don de responder cada vez más libremente, para que nuestras decisiones sean para mayor gloria de Dios y la salvación de nuestras almas.


Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana

Esta semana consiste en una segunda y muy sencilla meditación para prepararnos a continuar la contemplación de la vida de Jesús. También nos ayudará a ser muy cuidadosos y humildes a la hora de responder a la invitación que Dios nos hace para que seamos cada vez más libres.

Es muy importante recordar que esto no se trata de decidir ser una persona buena, en oposición a ser una persona mala. Es algo mucho más sutil. Estamos asumiendo que sentimos deseos cada vez más intensos de conocer, amar y servir a Aquél que nos ha liberado de nuestros pecados.

Esta semana es para reflexionar sobre las “maneras de responder”. A medida que vamos adentrándonos cada vez más en una vida que nos acerque al patrón de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, reflexionaremos sobre la posibilidad de evitar la libertad que se nos ofrece. Entonces nos daremos cuenta de que la única respuesta que realmente deseamos es ante todo poder ser libres.

Ser humano es desarrollar apego a las cosas materiales, a las maneras cotidianas de ser, a las necesidades de seguridad e identidad. El propósito de esta semana no es hacer un inventario de todos los apegos que hay en nuestras vidas. Nuestro propósito es reflexionar sobre nuestra respuesta, así como sencillamente expresar nuestro deseo de libertad.

Hablando prácticamente, podríamos pasar toda la semana poniendo en palabras cómo deseamos responder. Podríamos despertarnos por la mañana y acostarnos por la noche diciendo estas sencillas palabras: “Mi vida está en tus manos.” La oración triple a María, a Jesús, y a Dios, para rogar por dichas gracias liberadoras, puede ser muy poderosa esta semana.

Esta semana, a medida que vayamos encontrando los apegos de nuestra vida, podemos sencillamente reconocer el apego, y luego pedir no deshacernos del mismo, sino liberarnos del mismo. Tomemos un ejemplo sencillo. Si descubro que me da vergüenza admitir que estoy muy apegado a mi apariencia física, podría pedir la gracia de desear únicamente la gloria de Dios, y no la mía. Podría poner en palabras mi anhelo de usar mi apariencia, no para atraer personas hacía mí, para mis propios fines egocéntricos, sino para poder servir mejor a Dios y salvar mi alma, no preocupándome por si luzco atractivo o no. Mi único deseo consistirá en ser como sea, para servir mejor a Dios.

Podría darse el caso, que en el transcurso de esta semana, tuviéramos que lidiar con esto. Podríamos descubrir una auténtica resistencia a esta libertad. Podríamos vernos descubriendo la profundidad de algunos de nuestros apegos. Podríamos descubrir una voz interior que dice, quizás a gritos: “No quiero entregar tanto. No quiero ser espiritualmente pobre, y estoy seguro de que no quiero experimentar pobreza material.” A este punto es que podríamos encontrar gran fuerza sencillamente pidiendo la gracia, con la voz de mi corazón que sí desea ser cada vez más como Jesús, acompañarle, y seguir siendo invitado por Dios a dichas unión e imitación. Podríamos decir: “Señor, solamente quiero lo que me haga verdaderamente libre y verdaderamente feliz.”

Finalmente, podríamos expresar nuestro agradecimiento a Dios, quien nos está acercando más a Jesús. Sabemos que todavía no hemos llegado a la meta, pero podemos sentir cómo crece esa atracción en nuestros corazones a medida que vamos expresando nuestros deseos cada vez más intensos.

Para el Viaje

Nos haría mucho bien recordar nuestro propósito al hacer los Ejercicios Espirituales. Estamos en el punto medio, y podríamos haber perdido de vista hacia dónde nos están llevando las distintas consideraciones y plegarias.

Ignacio conoce “la falta de libertades” de la condición humana. Tenemos remordimientos, temores, resentimientos, necesidades egoístas, compulsiones físicas e historias personales, todo lo cual naturalmente nos lleva a tratar de satisfacernos y protegernos. Nuestras voluntades personales van modelando un estilo de vida en el que todas las fuerzas mencionadas más arriba se combinan y actúan en nuestras decisiones.

La meta central de los Ejercicios es conocer la voluntad de Dios y luego desear vivir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Es en esta área donde surgen las dificultades. Debemos enfrentar la fuerza y las diversas influencias en nuestras voluntades para poder luego separarnos de lo que queremos hacer y tratar de hacer lo que sentimos que Dios nos invita a llevar a cabo. Dicho muy sencillamente, ¡hacer la voluntad de Dios no es fácil!

Ignacio utiliza la atracción natural que todos sentimos hacia el dinero como un ejemplo de cuán difícil es soltar amarras, no solamente con relación al dinero, sino también de nuestra atracción y deseos hacia el mismo. Nuestras atracciones hacia una vida de poder, seguridad e independencia son similares a la fuerza de gravedad terrestre. Aprendemos a ajustarnos a ella tanto para no saltar desde lugares elevados como para no esperar rebotar cuando caemos. Todo se vuelve muy natural para nosotros y apenas hacemos referencia a ello, si acaso reflexionamos sobre la atracción que ejerce sobre nosotros.

En los Ejercicios, Ignacio nos presenta una invitación a vivir más atentos a las atracciones que gravitan sobre nuestro espíritu y las decisiones que fluyen de nuestro ser más íntimo. El planeta llamado Cristo tiene diferentes exigencias gravitacionales. Toma tiempo acostumbrarse a ellas y, como con las fuerzas terrestres cuando estamos en el proceso del crecimiento, podemos tropezar y caernos tratando de vivir estas nuevas leyes de la existencia humana.

Hemos estado rezando con los sucesos de la vida temprana de Jesús, y volveremos a considerar Su vida pública, pero esta semana Ignacio nos invita a hacer una pausa para ponderar, sinceramente, cuán difícil es dejar a un lado las fuerzas naturales de la gravedad personal, y lo que costaría tratar de vivir más de acuerdo a las libertades que Jesús nos ofrece. Es importante rezar con el concepto de cuán terrenales somos. El llamado de Jesús es amable y paciente, pero también insistente. Creemos saber lo que es bueno para nosotros, y sin embargo, Jesús nos ofrece una segunda opinión: la de quien nos ama más que nosotros mismos, si acaso podemos imaginarnos eso.

Esta semana resistiremos la negatividad que sentimos al descubrir cuánto pertenecemos a las cosas de este mundo. Rezaremos con la esperanza de Su gracia, para que poco a poco podamos sentirnos tan atraídos a Jesús y Sus maneras de ser, que aunque poseamos esto o aquello, podamos liberarnos de que esto o aquello nos posea.


En Estas Palabras o Palabras Similares

Querida María:

Una semana como ésta resulta una lección de humildad cuando observo los patrones de mi vida y veo cómo están diseñados para mis propios honor y gloria, en vez de los de Dios. Es tan fácil convencerme de que lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios, cuando en mi interior sospecho que es para mi propio bien.

Observo la manera en que me distancio de las personas. María, ¿acaso alguna vez quisiste distanciarte de todos los que te criticaban o de las personas que querían juzgarte? Puedo sentirme adoptando esta actitud, hasta que veo las tres respuestas para esta semana. Como en la primera respuesta, a menudo me digo: “Sí, sé que no es bueno estar siempre alejándome de las personas y de las relaciones.” Voy a decidirme a cambiar, a hacerme más vulnerable y abierto… pero por alguna razón no acabo de hacerlo.

O podría decirme que nada tiene de malo protegerme del dolor, ya que me ayudó a lidiar con una infancia difícil, de manera que está bien si sencillamente me retiro de las relaciones humanas. Después de todo, ¿acaso Dios quiere que me exponga al dolor que podría sufrir si dejo que los demás vean quién realmente soy?

María, pídele a Jesús que me ayude. Quiero hacerlo por mí mismo y sencillamente no puedo. Pídele a Jesús que me ayude a entender que si Le pido ayuda, no será una derrota, sino una entrega.

Jesús:

Necesito tu ayuda y no sé por dónde empezar. Hago tantas cosas para protegerme del dolor y aislarme de los demás. Cuando observo la foto de Madre Teresa esta semana, mi primer instinto es rechazarla. “¡No puedo ser tan santo! ¿Acaso tengo que ser así?” Pero quizás ésa no sea tu invitación, Jesús. Si analizo la vida de Madre Teresa, veo que fue muy abierta a los demás, muy vulnerable al dolor y al sufrimiento de sus semejantes. Quizás lo que ocurre es que ella me recuerda que mi aislamiento del dolor de los demás es una manera de no sentir el mío.

Jesús, ayúdame a relacionarme con la gente de una manera menos egoísta. Pero tal vez tampoco se trata de eso. No se trata de “arreglarme”. Quizás no sea un asunto de protegerme o no, sino de que todo lo que haga sea para gloria de Dios. Ahora mismo no estoy seguro de todo lo que esto significa. Pero sé que quiero conocerte mejor y liberarme de las cosas que me impiden vivir como Tú viviste.

Por favor, Jesús, pídele a Dios que me conceda la gracia de escoger solamente lo que glorifique a Dios y sea para la salvación de mi alma. Si eso quiere decir que debo abrirme más a los demás, ayúdame entonces a lograrlo.

Amado Dios:

Acudo a Ti pidiéndote ayuda para que todo lo que haga sea para Tu gloria y para la salvación de mi alma. Ayúdame a relacionarme con mis semejantes de manera que no sea para protegerme, sino para Tu gloria. Acepta mi humilde plegaria, guíame y dame la sabiduría necesaria para vivir este día sólo para Ti.

Ayúdame a recordar que fácilmente puedo confundirme y extraviarme a la hora de examinar mis motivaciones. Dios, a menudo tanto escrutinio me vuelve egocéntrico. Ayúdame a concentrarme solamente en Ti, en cómo servirte y en cómo vivir según lo que Tú deseas para mí.


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Lucas 18:18-30
Lucas 9:57-62
Mateo 6:24-34
Filipenses 3:7-16