Retiro “Online”
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Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
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Semana 22

Guía

Jesús Comparte Su Mensaje

semana 22

Esta semana trataremos de conocer más íntimamente a Jesús penetrando en la profundidad de Sus palabras. Los amantes escuchan. Los amantes devoran las palabras del otro. Esta semana vamos a saborear las palabras de Jesús y dejar que penetren en nuestros corazones.

Cuando llega el turno de Jesús para leer en la sinagoga de su ciudad natal, escoge las palabras del profeta Isaías, las cuales deben haber formado parte de su oración durante años.

“El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.” (Lucas 4, 18-19)

Cuando Jesús inicia su prédica en el Evangelio de Mateo, observa la multitud que se reúne para escucharle. No son los ricos de espíritu. Son personas cansadas y llenas de pesar. La justicia es algo que solamente pueden anhelar y desear. Además, son los vituperados y rechazados por las personas religiosas que se creen dueñas de la verdad. Jesús les anuncia que son los bendecidos por Dios.

No podemos evitar enamorarnos más de Jesús a medida que observamos cómo Su misión Le lleva al corazón de los conflictos vitales. Jesús nos ofrece buenas nuevas y libertad. Si lo que esperábamos era que Jesús dijera que teníamos que ser “santos” antes de acercarnos a Dios, nos sorprenderemos al digerir sus palabras. Su prédica nos presenta un retrato muy poderoso del amor que Dios nos tiene, precisamente en medio de nuestra pobreza y limitaciones. Y Su mensaje contiene el definido y amplio mandamiento de amarnos los unos a los otros de la misma forma que Dios nos ama.

Esta semana, vamos a familiarizarnos con el mensaje que surge del Corazón de Jesús. Estudiemos muy cuidadosamente las lecturas de la derecha. Grabémoslas en nuestra memoria. Imaginemos las escenas, la gente, sus vidas, sus reacciones.

Desde por la mañana hasta la noche, en medio de todas nuestras actividades, en todos los momentos de “telón de fondo”, dejemos que las palabras de Jesús nos consuelen. Especialmente en los lugares donde podría sentirme “cautivo” y necesitado de “libertad”, puedo sentir Su presencia. Puedo tomar conciencia de Su compañía durante toda esta semana mientras practico la misericordia y trato de ser un mensajero de paz. Puedo escuchar Sus palabras de ánimo y bendición cuando me siento muy pobre de espíritu y descubro que no puedo depender de mis propias fuerzas, sino solamente de Él.

Utiliza los recursos de la derecha para empezar. Los amantes escuchan. A medida que vamos dejando que sus palabras resuenen en nuestras vidas esta semana, nuestros corazones se acercarán cada vez más al Suyo. Y nuestro deseo de esta unión crecerá esta semana.

Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana

Queremos dejar que las palabras de Jesús nos acerquen a Él. ¿Quién es Él? Es aquél que se levanta y dice que Dios nos bendice cuando estamos más vulnerables y necesitados. Jesús lo proclama, lo vive en su compasión y su extensión, y muere diciéndolo. Ése es Él – el que estamos llegando a conocer y a amar. Para seguirle.

Debemos empezar escuchando. Queremos escuchar con la fascinación y la concentración de los amantes. ¿Cuántas veces hemos escuchado las lecturas seleccionadas para esta semana? ¿Cuántas veces no nos han impresionado? Esta semana queremos estudiar esas lecturas, hambrientos de todo lo que nos puedan decir sobre Jesús.

Si acaso nos sirve de ayuda, imprimamos cada lectura para poder leerla muchas veces a lo largo de toda la semana. Estudia cada lectura de principio a fin, para captar el contexto y todo el mensaje. Luego, vuelve a leerlas más cuidadosamente, anotando las palabras que te sorprendan. Podrías comparar esta traducción con otra que conozcas mejor. Observa cómo las distintas formas de decir una misma cosa pueden revelarte algo de manera más profunda.

Después de que una lectura particular se te haga conocida, reflexiona sobre quienes la están escuchando. ¿Para quiénes son estas “buenas nuevas”? ¿Quiénes se sienten amenazados por ellas? ¿Acaso puedo ubicarme en esa escena y sentirme orgulloso de Jesús por Sus palabras de consuelo y liberación? Y luego, ¿acaso puedo experimentar dichas palabras como si estuvieran dirigidas a mi corazón?
Como ya hemos subrayado en este retiro, el verdadero fruto de la reflexión de esta semana surgirá según el grado de reflexión que se vaya abriendo camino en el telón de fondo de nuestra vida cotidiana. Desde que despertamos hasta que nos retiramos a dormir, podemos dejar que todas y cada una de nuestras experiencias humanas se abran a la experiencia de la intimidad con Jesús. Las lecturas nos ayudarán a llegar a ese punto. Mientras más palabras de Jesús penetren en mi corazón, más sentiré que se dirigen a cada parte de mi vida – mi ambivalencia, mis temores, mis ansias, mis esfuerzos por ser misericordioso y un mensajero de paz.

  • ¿Acaso me siento “unido” a Jesús en tal o cual acción de mi día,
    buscando el alimento que produce frutos?
  • ¿Pueden estas palabras exponer esos momentos en que me “alejo
    con tristeza” porque no puedo ser “heroico”en tal o cual decisión,
    cuando mis “posesiones” están en juego?
  • ¿Acaso puedo imaginarme que estoy siendo juzgado al final del día
    por mi manera de tratar a las personas “sin importancia” con
    las cuales me he encontrado hoy?
  • ¿Acaso he recorrido este día como si estuviera en busca de un
    tesoro o una fina perla – donde todo lo demás palidece en
    importancia al compararlo con el deseo de entregarme
    completamente a la compañía de Aquél a quien amo en Su misión?
  • ¿Acaso puedo darle gracias esta mañana, tarde o noche – en esos
    momentos – por Su liberación, por las bendiciones que me revela
    acerca de mi pobre pero humilde espíritu?

Cada noche, antes de dormir, da gracias por la creciente presencia del Espíritu de Jesús en mi día, que me acerca cada vez más a una mayor libertad y alegría por estar con Él y entregarle mi vida.

Por favor, considera también compartir cualesquiera gracias de esta semana con otras personas que estén haciendo el retiro. Utilizar el “link” de compartir a la derecha de la página de guía puede permitir que muchas otras personas saquen provecho de las gracias que tú has recibido.

Para el Viaje

Estamos en medio de un proceso de enamoramiento. Jesús camina por las aldeas de Su época y penetra los espacios vitales de nuestros corazones. Sigue llevando a cabo esos actos de sanación, nutriéndonos con enseñanzas y consuelo, cuyo propósito es inculcarnos el valor para seguirle.

Esta semana nos sentaremos con Él a un lado de una colina, mientras Jesús da inicio a su “Discurso Inaugural” personal. Se ha revelado como Aquél en quien se cumple la profecía de Isaías sobre el que está bajo el Espíritu del Señor para traer las buenas nuevas y la recuperación. Jesús predice ahora su futuro inmediato para atraer a aquéllos que quieran vivir como Él.

Nos sentaremos junto a los demás discípulos para observar sus reacciones ante esta nueva y extraña manera de vivir y actuar. Quizás podamos ver sonrisas ante tanta sencillez e ingenuidad. Quizás captemos algunos rostros excitados por el deseo de escuchar más cosas que enciendan su imaginación.

Talvez puedas visualizar a Jesús dirigiéndose a ti al decir: “Bienaventurado eres cuando te comportas como un mensajero de paz o una persona misericordiosa.” No se trata de una exigencia, sino de una amable invitación a actuar haciendo el bien. Mientras otros podrán tranquilamente burlarse de Sus palabras sobre un nuevo camino, tú podrías sentirte atraído a seguir la revelación del Maestro.

Quizás haya un par de cosas que preferirías no haber escuchado de Su boca. Puede que te resistas o te resulte difícil imaginarte dócil o pobre de espíritu. Es una bendición de humildad orar con nuestras resistencias a Sus enseñanzas. Jesús conoce nuestra manera de ser, y sabe que está profundamente influenciada por el mundo y la cultura.

Aquél que nos invita, lo hace con pleno conocimiento de nuestra forma de ser; Jesús nos abraza y nos llama a través de ella. Somos de esta tierra, y Él nos pide que aprendamos un nuevo camino que nos resulta tan extraño como si estuviéramos explorando otro planeta. Seguimos observándole, escuchándole y acercándonos a Él para que la transición al nuevo planeta no nos resulte tan extraña o absurda. Aprenderemos, como lo hicieron los primeros miembros de Su Camino, a abrazar nuestros temores y dudas sobre seguir a Jesús de manera tan íntima. Sus enseñanzas están destinadas a exponernos a las mismas tensiones que experimentaron los primeros seguidores. Dichas tensiones son producto de haber vivido según nuestras culturas y nuestros discursos inaugurales personales.

El llamado de Jesús para cada uno de nosotros no es un imperativo impaciente, sino más bien una oportuna invitación a comprometernos en una relación que lentamente irá transformando nuestros deseos para entender a quienes se distanciaron del Maestro. Al orar esta semana, descubriremos que cada vez hay menos personas escuchándole en esa colina. Hemos sentido las tendencias a alejarnos silenciosamente con excusas maravillosas y con grandes promesas e intenciones de regresar.

Y sin embargo, aquí estamos, todavía escuchando Sus palabras; escuchando nuestro diálogo interno. La oración de esta semana persiste. ¿Acaso me espera algún llamado ahí fuera?


En Estas Palabras o Palabras Similares

Querido Jesús:

Hoy recé leyendo el Evangelio de Juan. En él me invitas a permanecer unido a Ti y me dices que juntos produciremos frutos. Siento un profundo deseo de hacerlo. ¿Cómo? ¿Adónde? ¿Qué es lo que vamos a hacer juntos? Estoy releyendo esos pasajes tan familiares del Evangelio, pero ahora parecen cobrar nueva vida. Me quedaré unido a Ti y Tú permanecerás unido a mí. Juntos produciremos frutos. Es una invitación poderosa y quiero aceptarla.

Puedo verte en la colina hablándome como parte de la multitud. Llegaste trayendo Tu mensaje a los pobres – Tu mensaje para ellos – pero puedo ver a los pobres a quienes te diriges, y yo soy uno de ellos. No nos ves como una multitud, sino como individuos, cada uno luchando por ser más libre; son los pobres de espíritu en busca de algo nuevo – estar más cerca de Ti. Y Tú nos das la respuesta a ese deseo. Ofreces Tu propia Persona, tu amistad, y nos pides que Te acompañemos en Tu vida de servicio a los pobres – como nosotros.

Querido Jesús, me ves como un “cautivo” que necesita ser liberado de sus limitaciones, de su egoísmo, de su búsqueda de salidas fáciles. Siento que estás ahí para mí, junto a mí, mientras voy sintiendo cuánto quiero servirte y cuánto necesito ser libre para hacerlo.

Siento que me aceptas, con todas mis limitaciones y mis defectos. Estoy tan consciente de todo eso, y sin embargo, entre tantas debilidades, me aceptas y me amas y me pides que Te acompañe. Siento el poder de Tu invitación y siento como va creciendo mi amor por Ti. Tus cuidados y tu gentileza son muy atractivas - ¿cómo podría yo rechazar Tu invitación? Sí, quiero irme contigo. Pero dentro de mí escucho una vocecita que pregunta: “¿Cuánto me va a costar?”

Me encanta lo que dices sobre ser misericordiosos, ayudar a los que sufren y ser mensajeros de paz. Sí, lo haré contigo y por Ti. Entonces me pides que sea humilde, y ahí quiero protestar. ¿Humilde? ¿Pobre de espíritu? Y sin embargo sé muy bien que cuando soy capaz, autosuficiente e independiente, no Te pido ayuda, mi amado amigo. Ahora quiero algo diferente – recurrir más a Ti, siempre, en busca de ayuda, de apoyo y de amistad. Enséñame a ser humilde. Muéstrame lo que significa ser pobre de espíritu. A veces no sé cómo cambiar mi manera de vivir para hacerme pobre, pero lo deseo. Por favor, enséñame a ser humilde. Concédeme la gracia de ser humilde. Déjame presentarte todas las maneras en que me resisto a ser pobre y humilde. Porque sé que es el único camino para acercarme a Ti y a Tu amor.

Nuestro mundo nos enseña un camino: Tú nos muestras otro. Estoy tan inmerso en este mundo que me resisto a seguir ese camino, y sin embargo, siento crecer una llama en mi corazón cuando Te miro y Te amo cada día más. Enséñame. Gracias por amarme tanto que me invitas a acompañarte.


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Lucas 4:14-20
Mateo 5:1-16
Mateo 13:44-46
Lucas 6:46-49
Mateo 25:31-46
Juan 15:1-7