Retiro “Online”
http://www.creighton.edu/retiro
Un Ministerio de la Oficina de Ministerios Colaborativos en la Universidad de Creighton.
Retiro “Online”
Semana 23

Guía

Jesús sana

semana 23

A medida que sigue creciendo nuestro deseo de conocer a Jesús más íntimamente, llegamos a una semana de reflexión sobre Jesús el Sanador. La oración de esta semana nos lleva a estudiar varios aspectos importantes del amor que Dios nos tiene en Jesús. Más que cualquier otra cosa, penetramos más profundamente en el corazón de este hombre para todos, y llegamos a entender un amor sanador.

No se trata de contemplar el poder divino de Jesús ni de cómo Él rehabilitó los cuerpos o las vidas de un buen número de personas durante Sus tres años sobre la Tierra. Se trata de que esta semana lleguemos a conocer más a fondo otro aspecto de la identidad de Jesús.

Jesús puede sanar porque el amor sana. Mientras más completo sea el amor, más profunda será la sanación. El amor de Jesús es penetrante. Jesús no tiene reservas al amar. No tiene miedo de tocarnos, de tocarnos profundamente. Su corazón está lleno de compasión. Jesús puede sufrir con quienes sufren, a un nivel tal, que llega a lo más profundo, a las raíces del dolor de quienes ama. Jesús ama tan profundamente que puede entender y amar la parálisis que causa la parálisis, la ceguera que subyace a la ceguera, la lepra que se manifiesta como lepra. Jesús sana abrazando. Jesús abraza el quebranto interno que se presenta como intocable, rígido u oculto entre las tinieblas de la negación. Jesús puede amar a la persona total hasta sanarla, precisamente porque ama a la persona total en medio de su quebrantamiento. Con un amor tan grande, Jesús el amante puede decir, “Levántate y vuelve a moverte libremente”, o bien “abre los ojos y vuelve a ver.”

Esta semana vamos a dejarnos fascinar y embelesar profundamente por la manera de amar de Jesús. Las lecturas de la derecha son nuestros puntos de entrada para presenciar dichas escenas de sanación. Sin embargo, la profundidad y el poder de nuestras plegarias de esta semana, en los momentos de telón de fondo en toda la extensión de nuestros días, radicará en cómo nos hacemos más conscientes del amor de Jesús en las escenas reales de nuestra vida. Llegaremos a ver el significado del amor, así como maneras concretas de sentirnos atraídos por el amor de Jesús. En nuestra vida cotidiana, ¿quiénes están enfermos o paralizados o son disfuncionales o ciegos o rechazados por los demás? ¿Qué trastorno externo o infección interna necesita un abrazo de amor profundo? Es allí, donde se me hace especialmente difícil imaginarme amando tan profundamente y completamente – porque puedo saborear mi resistencia – que puedo imaginarme el deseo de Jesús de amar y sanar.

Utiliza los recursos de la derecha para iniciar la semana y entrar profundamente en ella. Siéntete libre de ofrecer tus imágenes y tus gracias a otras personas que estén haciendo el retiro.

Cada día de esta semana, nos sorprenderemos con reverencia cuando El Sanador nos revele el amor ilimitado de Su corazón.



Algunas Sugerencias Prácticas para Empezar Esta Semana

Para empezar esta semana necesitamos escuchar, observar y experimentar los sentimientos que nos llegan. Queremos pasar de leer los pasajes del Evangelio, para fijar dichas escenas en nuestra imaginación, para dejar que la sanación sea el lente a través del cual observaremos las personas y las circunstancias de nuestras vidas cotidianas. Y luego la gracia estará presente en nuestra expresión nocturna de gratitud e intimidad con Jesús.

El Padre Larry Gillick, S. J., lo expresa muy claramente en la sección Para el Viaje de esta semana: “En Cristo radica la liberación de algo y la liberación para algo; la sanación de algo y la sanación para algo.” A estas alturas del retiro, estamos experimentando la liberación que se nos ha ofrecido. A medida que vamos siendo atraídos hacia una intimidad más profunda con Jesús, experimentamos la liberación para amarle a Su manera – completamente. Esto es lo que ocurre con los amantes. En cada una de las semanas, observaremos a Jesús mostrándose tal cual es, y nos enamoraremos de Él, y desearemos estar con Él. La atracción nos lleva al deseo de la cercanía. Y, con los movimientos y gracias de cada semana, desearemos cada vez más imitar a Jesús.

Jesús nos sana para liberar los corazones y que puedan dar gloria a Dios, para luego estar más atentos al movimiento de Dios en los corazones que están libres para dar el sí a la entrega en el servicio a los demás. Cuando somos amados y sanados – como todos lo hemos sido – nuestras vidas dejan de pertenecernos. Hemos sido reorientados. Ahora vivimos para los demás – y de manera precisa: con Jesús para los demás.

Comenzaremos esta semana atentos al poder de dichos movimientos y su objetivo final. Este retiro se trata de dejar que Dios obre en nosotros para liberarnos y transformar nuestra decisión – de hecho, para transformar la manera en que tomamos nuestras decisiones más fundamentales y cotidianas.

Cada mañana, cuando preparo la mente y el corazón para la reflexión del día sobre Jesús como Amante/Sanador, y cada noche, cuando doy gracias y reconfirmo la intimidad de mi creciente relación con Jesús, no puedo evitar sentir cuán liberador es este proceso. Los movimientos de estos ejercicios transformarán la manera en que tomo hasta las más pequeñas decisiones sobre mi vida.

Cuando me doy cuenta de las gracias que se me ofrecen al observar y contemplar a Jesús, puedo pedir durante toda la semana, con gran concentración, las gracias que surgen en mis deseos.

Para el Viaje

Al orar esta semana con las escenas de Jesús sanando a distintas personas, se nos ofrecen oportunidades para reflexionar sobre cómo Su acción sanadora ha tomado las riendas de nuestras vidas. Sería demasiado simplista ver a Jesús solamente como sanador físico. El bienestar físico no es el signo definitivo de la presencia amorosa de Dios.

Cuando consideramos al Jesús de los Evangelios sanando una persona, tratemos de observar el “futurismo” del encuentro. Jesús envía a la persona desde alguna condición interna hacia el mundo exterior y las relaciones que le rodean. La energía más básica de la Voluntad de Dios, tal y como queda expresada en la vida y las palabras de Jesús, consiste en lo siguiente: “He venido para que tengan vida plena”. El ser sanado físicamente es un signo de liberación de una vida incompleta.

Lo que observamos y reflexionamos esta semana es el proceso mediante el cual Jesús trae la vida en Sí mismo, para el mundo y para que cada uno de nosotros entienda su misión en este mundo. Los Ejercicios Espirituales son un regalo de Dios mediante la lucha de Ignacio por liberarse de los males internos y así poder hacer la Voluntad de Dios llevando una vida activa.

La Voluntad de Dios no es una aguja en un pajar donde pasamos la vida en una búsqueda continua. El Dios del Amor no jugaría con nosotros de esa manera. Su voluntad es amarnos y llevarnos hacia la plenitud de la vida. El amor, por su propia naturaleza, urge a la revelación. Es la Voluntad de Dios que confiemos en lo que fielmente decidimos hacer. De parte nuestra, lucharemos, al igual que Ignacio, por ser sinceros en esas áreas de nuestra existencia que no tienen vida, que están enfermas y que necesitan del toque sanador de Jesús. Por eso es que perseveramos en nuestra observación de Jesús como dador de vida, y dicha vida incluye el “futurismo”, el seguimiento, el cumplimiento, la continuación.

En Cristo radica la liberación “de” y la liberación “para”; sanar “de” y sanar “para”. Jesús sana, no para contemplar personalmente al hombre o la mujer de fe, sino más bien para la plenitud de vida que recibimos al unirnos a Su misión que nos da la vida. La voluntad de Dios es que cada uno de nosotros sea sanado de no creer en el amor que Dios siente por nosotros y por este mundo. Nuestra ceguera, nuestra parálisis, nuestra sordera, nuestra muerte, son acogidas por Cristo, quien elimina nuestras buenas excusas, las que una vez nos limitaron y nos definieron. Jesús ha sido enviado a tocarnos para luego enviarnos a abrazar este mundo torcido.

Al orar esta semana, lo haremos con las muchas peticiones de aquellos que estaban tan necesitados de Su sanación. Rezaremos con los muchos llamados que Él nos hace para que salgamos, para que salgamos al mundo que nos rodea. ¿Acaso has escuchado algún llamado?


En Estas Palabras o Palabras Similares

Querido Jesús:

Siento con gran fuerza el poder de Tu amor y de Tu sanación. Te observo desde mi lugar entre la multitud y veo como tocas y amas a tantas personas, curando y sanando. Tengo mucho miedo de pedir que me sanes, de arriesgar Tu amor. Pero la bondad y la calidez de Tu voz me atraen y me invitan a pedir. Veo Tus ojos bondadosos y de repente ya no estoy entre la multitud, sino que estamos solos. Me miras y me escuchas con toda atención cuando Te pido: Señor, tienes el poder de sanarme si ésa es Tu voluntad.

Si ésa es Tu voluntad. Tu amor por mí es tan completo y profundo que sanarme es una parte de un todo. Tu capacidad de sanación y Tu amor por mí son completos siempre y cuando yo los acepte. Siento el calor de Tu mano que me toca, sanando mis quebrantos, amando mis quebrantos e invitándome a amar mis imperfecciones.

Ahora siento cómo me inunda Tu amor sanador. Siento Tu fuerza donde no tengo fuerza alguna, y siento Tu valentía donde no la tengo. Su sanación viene con una invitación: “Acompáñame”. ¿Puedo acompañarte? ¿Puedo permanecer a Tu lado y sentir ese amor y esa valentía? Ayúdame a sanar mi incredulidad. Ayúdame a entender que mi quebranto muchas veces es una decisión que tomo, una decisión que es de por sí un quebranto.

Por favor, queridísimo amigo y hermano Jesús. Sáname de las muchas maneras en que no puedo amar y aceptar a los demás. Sáname de las muchas heridas del pasado, cuyas cicatrices limitan mi capacidad de amar a los demás. Enséñame cómo puedo acompañarte, muy cerca de Ti, sanando y curando con el amor que recibo de ti. Sobre todo, enséñame cómo el poder de Tu amor puede permitirme perdonar a aquellos que Tú tanto amas.

Atesoro Tu amor por mí y Tu compañía a lo largo de este viaje de sanación y perdón. Gracias por las muchas maneras en que me amas y me sanas.


Oración para Empezar Cada Día:

Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento.
Quiero estar completamente listo, atento y disponible para Ti.
Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios.
Mis actividades parecen estar tan llenas de agobio,
corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran.
Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón.
Que todo lo que soy hoy día,
que todo lo que trate de hacer hoy,
que todos mis encuentros, mis reflexiones,
hasta mis frustraciones y fracasos,
sirvan para poner mi vida en Tus manos.

Señor, mi vida está en Tus manos.
Por favor, permite que este día sea para alabarte.

Lecturas Bíblicas:
Lucas 4:31-37
Lucas 5:12-15
Lucas 5:17-28
Lucas 13:10-17
Lucas 18:35-43