Retiro “Online” Semana 31 Guía El misterio de nuestras
vidas cotidianas consiste en que Jesús está con
nosotros, pero a menudo no lo reconocemos. Esta semana reflexionaremos
sobre Su presencia en nosotros, mientras seguimos pidiendo la
gracia de la Cuando Jesús se apareció a dos discípulos en el camino hacia Emaús, después de Su resurrección, ellos no se daban cuenta de que era Él. Estaban muy inmersos en su desaliento. El Viernes Santo había sido devastador para las “esperanzas” que tenían. Estaban muy deprimidos porque sus expectativas habían muerto ese viernes. Y en medio de su autocompasión, en su imaginación no había espacio para la Buena Nueva que Dios estaba tratando de revelarles. Esta semana queremos entrar a la escena del camino hacia Emaús y reconocer este patrón en nuestras vidas. Trataremos de ver, mediante nuestras reflexiones diarias de “telón de fondo”, las maneras en que nos dejamos envolver por los problemas, el desaliento y las preocupaciones, que no nos dejan ver a Jesús junto a nosotros. Queremos concentrarnos en dos aspectos primordiales de la historia. Jesús hace el “descubrimiento” de dos maneras:
Sigue utilizando las sugerencias de la derecha para empezar esta semana. Nuestra alegría con Jesús sigue creciendo esta semana a medida que vamos entendiendo, con Su revelación de Sí mismo, y por la manera en que se nos entrega al partir el pan, que Jesús está vivo y con nosotros. Al acercarnos al final
de este retiro, por favor llena el formulario anónimo
de la derecha, para hacernos saber tu opinión del retiro
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orar en el futuro. Gracias. Esta semana utilizaremos el mismo método práctico que hemos adoptado durante todo el retiro. El misterio que
contemplaremos: La gracia que
pedimos: Nuestra Contemplación
en la Vida Cotidiana: Los medios diarios: A lo largo del día, en todos los momentos de telón de fondo, regresaré a dichos pensamientos. Esto me ayudará a estar más consciente de la presencia de Jesús. También me ayudará a ver y experimentar el desaliento y los momentos de tinieblas en mi día de manera muy diferente. Algunos ejemplos podrían resultar útiles. Me encuentro en una reunión con varias personas difíciles (o hablando por teléfono con un amigo que me cuenta un conflicto familiar, o viendo televisión y enterándome de las terribles noticias sobre la guerra, o el reportaje sobre algún crimen violento). Al momento que sienta decaer mi espíritu – en la presencia de tales conflictos o fracasos en la reconciliación o ante la presencia del mal – voy a hacer un breve ejercicio. Me imaginaré a Jesús: tomando, bendiciendo, compartiendo el pan. En ese momento, puedo abrirme a la gracia de sentir Su presencia, en esta situación, siendo maltratado y entregado, si tan sólo abriera los ojos para ver. Me encuentro desanimado y a punto de deprimirme. (Todos sabemos, a estas alturas del retiro, las situaciones que ocasionan este movimiento.) Voy a hacer este breve ejercicio, actuando en contra de este movimiento. Me imaginaré a Jesús: tomando, bendiciendo y dándome el pan. En ese momento, ya no estaré solo. Me abriré a la experiencia de amor y libertad. La victoria de Dios sobre este encuentro con el pecado y la muerte se hace muy real. Al partir el pan, en mi vida cotidiana, reconozco que Jesús está presente. Sentiré la alegría y sentiré la libertad que me proporciona dicha alegría. Cada noche buscaré un momento para sintetizar el día con gratitud. Recordaré esos momentos del día en que sentí Su presencia. Expresaré mi gratitud con sencillez. Puedo sentir la paz de dichos momentos preparando mi espíritu para dormir más pacíficamente. Acostarnos así cada noche producirá un cambio tremendo en nuestras vidas. Utiliza los diversos recursos
ofrecidos esta semana. Para el Viaje, las Lecturas, las Oraciones,
y esos ejemplos para ayudar a expresarnos, En Estas Palabras
o Palabras Similares. Para el Viaje Recurrimos al Evangelio de Lucas para esta única historia de resurrección. Dos de los seguidores de Jesús, que no supieron verle al romperse sus esperanzas personales y no supieron verle en la desbandada de sus compañeros, ahora Le reconocen “al partir el pan”. Como “compañero”, literalmente “con-pan”, es que Jesús se aparece junto a estos dos desalentados discípulos. Están cabizbajos y ven el mundo sin esperanza de la nueva vida que habían buscado en las enseñanzas de Jesús. Como compañero, Jesús se une a su incertidumbre y amablemente los guía en sus reflexiones sobre lo ocurrido recientemente en Jerusalén. Los ojos de los discípulos están más nublados que sus espíritus, y se les hace difícil creer lo que vieron y lo que han escuchado acerca de Su Resurrección. No presenciaron el hecho, de manera que para ellos, realmente no ocurrió. Observamos y escuchamos cómo hablan de la resurrección de Jesús, y sus corazones arden en su interior mientras escuchan a este misterioso compañero. Es un “recolector”, un “buscador”, y ha resucitado para levantar a aquellos que Le buscan y a aquellos que toman el camino hacia Emaús. Encontramos consuelo y gran alegría observando a Jesús saliendo compasivamente en pos de aquellos cuyos corazones y esperanzas han quedado destrozados. Es algo muy humano dudar y dirigirse adonde quiera que esté ese escondite de Emaús. Regresan libremente a sus tumbas para enterrar sus planes frustrados y amistades rotas. Nuestras tumbas escogidas por cuenta propia pueden ser lugares de descanso muy cómodos. Estos hombres están de regreso, y al encontrarse con Jesús no querrán devolverse, sino regresar. Estas semanas hemos estado rezando a menudo sobre nuestras tumbas y escondites. Sus murallas de miedo, las puertas cerradas de la negatividad personal y el remordimiento, han sido abandonadas, y sin embargo conocemos sus comodidades y los fáciles caminos de regreso a esos portales siempre abiertos. Nuestras tumbas son muy oscuras, y Jesús nos invita constantemente a salir al sol. La palabra “consolación” literalmente quiere decir “con el sol”, y al contrario, “desolación” quiere decir “fuera del sol”. Los hombres que observamos en estos días experimentan el calor del sol en su ser, al ser invitados a salir de sus tinieblas. El “con-pan-erismo” Eucarístico les hace recordar que quieren reunirse con sus compañeros, los llamados. Esta semana rezaremos con las alegrías de haber encontrado, de haber sido llamados a salir al sol. También rezaremos con la alegría de saber que Él siempre estará reuniendo a Sus seguidores en medio del quebrantamiento de sus corazones y sus esperanzas. Jesús ha resucitado para que podamos tener confianza en Su gracia más que en nuestras frágiles personalidades. La Pascua es eterna.
Estoy leyendo la historia de los hombres en el camino hacia Emaús. Muevo la cabeza y me pregunto, ¿cómo podían verte, a quien tanto aman y en quien tanto confían, y ni siquiera Te reconocen? Seguramente yo te hubiera reconocido… ¿o no? Me siento como si hubiéramos pasado juntos por muchas experiencias. ¿Cómo podría yo no verte? Bueno, quizás cuando estoy muy preocupado por mi éxito o por la opinión que tienen de mí los demás. O cuando me pregunto por qué tengo que denunciar las injusticias de los pobres si ya estoy tan ocupado. Sé que muy a menudo no doy lo mejor de mí, y sé cuán a menudo estás presente en ese fracaso para perdonarme y apoyarme. Y ahora estás conmigo partiendo el pan, dándome no solamente esta poderosa manera de recordarte, sino también de acordarte de quién soy cuando estoy contigo. Soy Tu discípulo, andando por el camino, a menudo demasiado distraído para ver y a veces caminando en dirección equivocada, hasta que Tú me recuerdas lo que realmente necesito saber. Vienes en las personas de mis hijos, de un amigo querido, o de un vecino molestoso. En cada uno de ellos, estás presente, aunque unas veces verte da más trabajo que otras. Pero hoy, en este momento, ¡sé que estás conmigo y me regocijo! Sé que aunque me olvide o no vea con claridad, Tú estás en mi corazón, guiándome, apoyándome y amándome. Y cuando me sobrepongo a esa confusión, siento renacer esa pasión por Ti en mi corazón. Cuando hablaba contigo en el camino hacia Emaús, mi corazón no estaba solamente tibio, Jesús. Estaba ardiendo. Me siento distinto contigo, me siento encendido de amor por Ti. Mi vida es completamente diferente cuando Tú estás en ella, en una relación tan estrecha que no quiero dejarla ir. De manera que me perdono, porque sé que Tú me perdonas una y otra vez por todas las veces que no Te he reconocido, por las veces que me dejo envolver por el egoísmo, o cuando ignoro a los demás. Ayúdame a reconocerte en todos los que me rodean. Gracias, Señor,
por el regalo de Jesús en mi vida. Gracias por la alegría
que siento, la felicidad de tener a Jesús en mi vida
de esta manera nueva, más profunda y poderosa. Verdaderamente,
¡siento que mi corazón arde con la alegría
de la Pascua! Oración
para Empezar Cada Día: Lucas 24:13-35 |