25 de Marzo, 2012 - [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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LECTURAS

Quinta Domingo de Cuaresma
Jeremías 31: 31-34
Salmos 51:3-4, 12-15
Hebreos 5:7-9
San Juan 12:20-33

Prep-oración

Estamos invitados a orarle al Dios de paz con el gozo que viene del reconciliarnos con Dios por medio de Jesús. Oramos con una nueva noción del Dios de paz, cuyo trabajo constaste es para nuestro desarrollo como creación que da como resultado una unión pacifica.

Se nos pide orar con entusiasmo para celebrar las realidades de la Pascua. Hay una vieja frase Latina, “Date prisa, poco, a poco.” Podemos orar con paciencia y perdurar en estos días de vigilia con la persona que Dios dice que somos en nuestros Bautismos.

Podemos reflejar también en nuestra necesidad de un Salvador, un Jesús que nos libere. También Podemos orar para tener un sentido mas profundo de que partes nuestras vidas todavía no están vivas.

Reflexion

La “hora” se acerca. El próximo fin de semana levantaremos nuestras palmas y empezaremos a recordar “El Final de Cristo” o la expresión final del mismo amor leal que fue revelado primero en el Éxodo.  La “hora” casi le llega a Jesús en el Evangelio de hoy. El “tiempo” esta llegando en la Primera Lectura cuando las palabras de Jeremías se cumplirán para consolar a la gente esclava de Israel.  Ellos rompieron el lazo del amor de Dios que empezó después del Éxodo de Egipto. No siguieron los preceptos de la ley y adquirieron su tierra como una señal de su identidad en vez de tomarla como una señal de Dios, de que los identificaba como sus más amados.

Entonces hay otra clase de “Segundo Éxodo” que libera de la esclavitud y en vez de leyes externas, este “nueva alianza ¨  será escrita con profundidad en sus corazones. Sabrán desde lo profundo de su ser que son la gente de Dios y que Dios será su Único Dios.¨ Dios promete olvidar y perdonar, y solo recordar el amor con el que los creo y después recreo como Personas Santas de Dios en el corazón de Dios. Esto sabrán y seguirán las leyes de fidelidad y reverencia será expresión de fe en vez de miedo.

Previamente en el Evangelio de San Juan, su madre le pidió que hiciera algo al respecto  con el anfitrión de la boda que no tenia vino suficiente. El le dijo que todavía no llegaba su “hora.” En el Evangelio de hoy, San Juan pinta a Jesús confesando que la “hora” ya había llegado. Sus señales, los milagros habían sido mostrados y con este capitulo entonces culmina el “Libro de Señales” y empieza “El Libro de la Gloria.” Los Griegos convertidos piden ver a Jesús. Esto provoca que Jesús se de cuenta que su misión de revelarse a los judíos a través de sus señales ha terminado.

Los versículos restantes combinan una reflexión para aquellos que serán sus seguidores verdaderos con una prevista a su propia lucha que es su “agonía en el Jardín.” Para San Juan, “la gloria” de Jesús, su momento más majestuoso, es cuando es crucificado a la cruz. La “voz” del cielo es la versión de San Juan del ángel de San Lucas que consuela a Jesús en ese jardín.

Jesús ha revelado la “gloria” de Dios y hará aun mucho mas con su pasión y muerte la cual se esta preparando para sufrir y nosotros preparando para celebrar. El se llevara todo consigo mimo mientras es alzando en la cruz y levantado entre los muertos. La “voz” también es un consuelo para nosotros que hemos escuchado su llamado para dejar morir nuestros dioses falsos y como los granos de trigo, crecen y se multiplican en una vida  de abundancia. Nosotros también necesitamos nuestro consuelo. 

La ley del amor fue escrita en el corazón de Jesús y El creció para aceptar su misión de dar vida, hasta el punto que el dio su vida para empezar el proceso de completar la creación. El caerá en la tierra y resucitara para darnos a todos la glorificación del Dios creador y redentor. El amo su vida y su misión hasta el final; el fue obediente a su persona y lugar. Lo que fue escrito en su corazón, lo compartimos a través del bautismo. Sabemos que en alguna parte muy al fondo de nuestras almas que el vivir verdaderamente viene de amar nuestras vidas en Cristo y el “odiar” nuestras vidas como si fueran nuestra propia creación, fuimos nuestro propio destino. Como podemos “odiar” lo que Dios nos ha dado y dado a Cristo para bendecir, llamar, y salvar. Si Jesús amaba su vida hasta la muerte, entonces nosotros que vivimos dentro, con y através de El, lo seguimos en el mismo camino y patrón hasta nuestra resurrección y glorificación de Dios.

Tan fácil como es escribir esto, me agita con esta verdad y templo con su llamado. La Eucaristía de hoy es la “voz” que nos consuela otra vez a vivir lo que colectivamente e individualmente nos preparamos para celebrar estos días que vienen y para vivir estas siguientes semanas, meses y años hasta nuestras muertes.

Mañana, en el calendario litúrgico de la Iglesia, La Anunciación de María, que la Palabra de Dios se encarando en su cuerpo, será celebrada. El Espíritu Santo ha venido a empezar la construcción del mundo como el reino de Dios.