Reflexiones Dominicales 27 de Marzo, 2011 - [ En Inglés / In English ] Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Sociedad de Jesús. Tercer Domingo de Cuaresma [28] Exodo 17:3-7 Prep-oración Una anciana, madre de un amigo mío, que recientemente tuvo un derrame cerebral, me dijo que quería recibir el sacramento de la Confesión, y me pidió, a su manera, que la ayudara. ¡Qué bendición para mí en este día! Esta maravillosa mujer de fe no podía hablar, pero ella hiso un esfuerzo y acerco su mejilla hacia mi mano. Entonces ella toco mi cara con sus manos fuertes y rezo, bueno eso parecía. Sus lágrimas fueron sus palabras y su tacto fue su confesión sin palabras. Fue uno de esos días donde es bueno ser un sacerdote del tacto de Dios. Nos preparamos para que Dios abrace nuestras caras, nuestras manos, nuestras vidas. Traemos lo que no ha conmovido a la celebración del Cuerpo de Cristo que bendice nuestro cuerpo. Es en estos días una bendición ser un receptor y un creyente. Reflexión Escuchamos muchas historias quejumbrosas en la Primer Lectura de hoy en el libro del Éxodo. El gran acontecimiento del pueblo de Israel al ser liberados de la esclavitud de Egipto ya está en su pasado reciente. La gente liberada camina y como se pueden imaginar, tuvieron sed. Ellos empezaron a preguntarse si las cosas estaban mejor “allá atrás” (en Egipto). Se acordaron del agua que podían tomar antes de que ellos cruzaran las aguas de la libertad. Moisés les dio libertad, y ahora dentro de ella, a los Israelitas ya no les gusto del toda esta libertad. Se quejaban, como nosotros también lo hubiéramos hecho, de su sed, de sus zapatos o de sus sandalias. Moisés actuó como el mismo. El rezo basado en su realidad. El sabía que si Dios no actuaba extremadamente rápido, lo iban apedrear. Escuchamos el llamado de Dios a Moisés para que escuche y actúe con fidelidad. Moisés, el que ya había separado y detenidas las aguas con un cayado, ahora tiene que romper en dos una piedra con el mismo cayado, para que las aguas fluyeran hacia el pueblo sediento. Dios prometió permanecer sobre la roca y la fe de Moisés quedo en lugar de la gente que había puesto a prueba a Dios. Los nombres de los lugares “Masa” y “Meriba”, significan altercado y tentación. Probablemente, nosotros también hemos visitado estos lugares a menudo en nuestros pensamientos desérticos. “¿Esta nuestro Señor en nuestros problemas o no?” Dios y Moisés les dieron una respuesta solida como una roca. El Evangelio es una historia larga con varias puntualizaciones. La primera es el encuentro entre Jesús y la mujer que deseaba agua a medio día. En la forma literaria de San Juan, cosas muy buenas suceden durante el día y las cosas malas suceden en la noche. Este tema de luz y oscuridad inicia en el Prologo, y continua hasta el último capítulo del Evangelio. El escenario esta puesto. Todas las luces se enfocan a Jesús, sentado en el pozo de un distrito donde los judíos no son bienvenidos. Una mujer va por agua a medio día. Las Mujeres respetables del pueblo hacen este deber de familia y de honor en la mañana. Esta mujer tiene un pasado muy conocido y ella piensa que Jesús lo desconoce. Ella entra en escena y Jesús la saluda con una pregunta simple, pero directa. Esta es un ejemplo del tema que usa San Juan varias veces durante su Evangelio. Aquí hay una persona que da vergüenza según la tradición religiosa y Jesús va actuar en forma contraria. La vergüenza es transformada en honor. Jesús Se revela como El Agua Viva, el Que Va a Venir. El no solamente habla con ella directamente, sino que también la honra con una invitación personal a creer. Ella contesto sabiendo que El conoce su pasado y no le importa. Dentro de sí, ella experimenta “algo” y deja caer su balde y regresa al pueblo contándole a todo mundo que se siente diferente, por cause de este “Hombre”, que podría ser el Cristo. La escenografía entonces empieza a llenarse. Los discípulos regresan de buscar comida, que no encontraron mucha, pero les creó un intercambio de enseñanzas. Los pueblerinos salieron a ver con sus propios ojos, después de haber creído en las palabras de la mujer. Jesús se queda con ellos, pero no como un extraño ni como un extranjero. Ellos vienen para hacer un gran testimonio que es clave en el Evangelio de San Juan. Escucharemos este tipo de testimonios de de fe en los Evangelios de las dos siguientes semanas litúrgicas. “Este es realmente el salvador del mundo”. Muchas de nuestras parroquias están siendo bendecidas a causa de los que se están preparando para ser parte de la Iglesia en la Vigilia Pascual. El Rito del Programa de Iniciación Cristiana fue creado para ayudar hacer afirmaciones en las jornadas que emprende cada persona; las cuales son similares a tantas escritas en el Evangelio de San Juan acerca de Jesús siendo el Cristo, el Salvador, El Que Viene, El Hijo de Dios. Estos candidatos conocieron a Jesús cuando Jesús los conoció en sus cabezas y sus corazones. Nosotros también hemos hecho tales afirmaciones aun en momentos de vergüenza más oscuros. Tenemos nuestros baldes y deseamos ese algo que traiga gratitud con luz y auto-aceptación a nuestras vidas. Venimos a esta verdad bien, como lo hiso la mujer, y hemos encontrado y continuamos encontrando un Pozo de algo diferentemente nuevo. Ella había tomado “agua de vergüenza” y estaba sedienta de “agua de honor” la cual le quito la necesidad de cualquier otra cosa. Jesús le dijo a sus seguidores que el trabajo de Su Vida era completar la creación, el trabajo de revelación. Nuestra primordial sed es llevar algo a su fin, a la unidad. Nuestra vergüenza es que hemos tratado de encontrar esa satisfacción de sed en varios pozos los cuales llevaban a otros pozos de insatisfacciones. Esta mujer ya había tomado de cinco pozos, y estaba explorando el sexto. Nosotros siempre seremos candidatos para volver a entrar a la Iglesia Centrada en Cristo. Dejemos caer nuestros baldes de vergüenza para poder ser bendecidos y honrados al tomar el Agua Viva. “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” San Juan 4: 13-14
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