Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton
1º de Abril, 2012 - [ En Inglés / In English ]
Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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LECTURAS
Domingo de Palmas
[38] Isaías 50:4-7
Salmo 22:8-9, 17-18, 19-20, 23-24
Filipenses 2:6-11
San Marcos 14:1-15:47 o 15:1-39
Prep-oración
Empezamos la Semana Santa con esta la liturgia celebrando nuestra salvación. Nos preparamos disfrutando los pequeños “Momentos Sagrados” que nos ayudan a experimentar nuestra necesidad de salvación.
Podemos orar con las invitaciones que se nos presentan a diario de ser fieles a las cruces de nuestra humanidad y las de los demás. Podemos reflexionar también sobre nuestros actos de fidelidad hacia nuestras familias y amigos y a nuestro mundo en la imitación directa de la vida entera de Jesús.
Reflexion
T.S. Elliot escribió que Abril es el mes más cruel. Tiene muchos cambios de clima. En esta parte del mundo podemos sentir hoy el sol caliente derritiendo la nieve que callo ayer. Tenemos las lluvias de Abril que traen las flores de Mayo, pero que también traen días nublados a nuestros espíritus. Es en una menara apropiado que el mes empieza con el día de “Los inocentes”, o “Día de los tontos” cuya historia también esta nublada. Por que este mes el comienzo del año del cultivo, bueno al menos acá en el norte, Abril es el comienzo del año.
Esta es una Diosilidad, el tener un tipo de año nuevo, la venida de una vida nueva. La vida de Jesús puede ser vista como un acto tonto. Actuó en forma extraña y dijo algunas cosas que le provocaba a la gente risa, o muchas veces burlas llenas de ira. El amor es tonto y a veces hace cosas extrañas y va más allá de lo normal, lo que es aceptado socialmente.
Tenemos varias coplas en nuestra liturgia del Domingo de Ramos. Hay dos desfiles descritos en los dos Evangelios en la liturgia de este Domingo de Ramos. Un desfile conduce a Jesús a Jerusalén siendo bienvenido y proclamado. Podemos ver como El actúa como un tonto por que entra a la ciudad donde lo apresaran, arrestaran, y mataran. Esto conduce a la otra imagen donde Jesús sale de Jerusalén días después en desgracia y abandono. La liturgia de Ramos y la Liturgia de la Pasión nos enseñan como la humanidad a través del tiempo le ha dado una respuesta doble a Dios. A veces lo aceptamos y otras veces nos alejamos.
Hay en la Primera Lectura de la liturgia Eucarística, un profeta sumiso que se le ha mandado hablar, pero sufre a causa de lo que sabe. En el Evangelio, escuchamos que Jesús no se rebela, no se da por vencido. Las palabras que habla son de su verdad personal y no refutan en defensa. Las palabras de Jesús son de entrega; sus enseñanzas, su cuerpo en la Eucaristía, Su espíritu en la cruz. También Judas entrega a Jesús, pero se niega a dejar entrar ese espíritu.
La lectura de Isaías habla de la inocencia y Jesús vive su propia forma de no “dañar” a los demás mientras camina a través de la vergüenza y la culpabilidad que lo rodean. Aquí esta entonces el mayor contraste, la dulzura de Jesús chocando con la resistencia humana hacia la pureza y la verdad.
La palabra “inocencia” no viene de la palabra “sin culpa,”, sino de “sin daño.” Esto es un prisma através del cual podemos ver a Jesús mientras escuchamos la larga historia de la Pasión. El vivió y murió sin causar daño alguno, y sino al contrario, hizo lo que era infinitamente bueno.
Cuanta tinta, pintura, mármol, y vidrio han sido usados tratando de expresar un tema, un sentido de ánimo, o una presentación de lo que todo significa. Mantenemos los recuerdos vivos cada vez que nos reunimos en la Eucaristía. Intensificamos el significado durante esta Semana Santa que empieza con esta liturgia. Cada conversación que Jesús tiene, cada una de sus acciones, cada momento dañino o de negación, habla de la misma realidad. Los apóstoles, los líderes judíos, los soldados no entendían que estaba haciendo Jesús por ellos. Los apóstoles se durmieron mientras El oraba para entregarse con obediencia. Huyeron mientras El se quedo fielmente. Ah, pero hay una gran consolación para todos. Para todo el arte y las palabras, todavía no entendemos por completo el acogimiento. Podemos tener emociones e ideas acerca de lo que la muerte de Jesús significa, pero ya lo hemos escuchado todo tantas veces que el acogimiento puede pareces un simple apretón de manos o un simple gesto. Todavía por dentro seguimos medios dormidos mientras nos consideramos ser amados. Siempre hay la posibilidad y la realidad de que existen nuestras negaciones a sus invitaciones a seguirlo. Entonces, ¿Qué hacemos? ¿Con que oramos durante estos días sagrados de nuestra Pascua eterna?
Podemos quedarnos en la comodidad suave de la culpa y de la vergonzosa pena eso es lo fácil y lo secular. Podemos en una forma mas simple y personal estar ahí y dejar que todo pase en cada uno de nosotros de nuevo por primera vez. No estamos preparados para recibirlo todo junto, pero podemos permitirle a alguna parte, alguna palabra o acción que nos abrase este año. Oramos con las palabras que Jesús debió haber dicho, “Perdónalos, por que no saben lo que estoy haciendo.”
Una de las formas de recibir la pasión y muerte de Jesús a través de la oración esta Semana Santa es considerando como estaríamos a lado de la cama de una persona muy enferma o de un amigo en fase terminal. Puede que queramos darle agua, acomodarle la almohada, arreglarle la cama. A la larga, lo mejor y única cosa que podemos hacer es sentarnos y verlo a través de nuestros recuerdos. Estos recuerdos pueden traernos un poco de esperanza.
No hay mucho que podamos hacer con los recuerdos que forman parte de esta liturgia y de la semana entrante. El orar puede que solo sea estar “despierto” durante lo que se hace, se ofrece, y se recuerda. Sabemos que habrá una resurrección, pero también sabemos que todos estamos invitados a unirnos al festival de caminar fielmente con nuestras cruces hacia la Resurrección. Gracias, que nos amaste como un tonto a todos nosotros.
“Cristo Jesús, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana.” Filipenses 2,6
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