Reflexiones Dominicales 3 de Julio, 2011- [ En Inglés / In English ] Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús. Catorceavo Domingo del Tiempo Ordinario [100] Zacarías 9:9-10 Prep-oración Leí el otro día que nueve mil pájaros chocan con los vidrios de las oficinas de Nueva York cada año, porque piensan que sus reflejos son reales. Para darnos cuenta de nuestra realidad, tenemos el impulso de vernos en el espejo. Al vernos con detalle, normalmente termínanos viendo algo malo con nuestro pelo, maquillaje, dientes, o gestos. Eso llamamos nuestra realidad y la tratamos de arreglar. Mientras nos preparamos para recibir la Eucaristía en estos días, podemos, más bien debemos, incluir como el amor de Dios por nosotros, no importando el pelo, dientes, ni gestos, nos acepta y eso es la realidad. Muy fácilmente podemos chocar con nuestras percepciones e imágenes negativas y asumimos que son realidades. Podemos orar estos días con la imagen de Dios de nosotros y como estamos creados a la imagen de Dios que es amor. También podemos orar con nuestros gestos y arrugadas frentes y si puede haber sonriente rostro como el que vivimos desde y hacia la Eucaristía. Reflexión Estamos escuchando un oráculo o predicción de la venida del Mesías y de su personaje en la Primera Lectura. Israel y Jerusalén serán bendecidos con el regreso de la gente del exilio y con el establecimiento de un nuevo rey. El reinado se esparcirá de Jerusalén a todos las naciones sin necesidad de usar materiales de guerra como el caballo y el arco. Estos versículos entran dentro del contexto en que Dios redujo los poderes y reinos de los enemigos de Israel. Por eso hay gran causa de regocijo dentro de la hija de Dios, Jerusalén. Ahora estamos de regreso al Tiempo Ordinario, hasta Adviento, que comienza a finales de Noviembre. Es el tiempo de aprender acerca de Jesús como persona y de Su Reinado, o de formas de cómo identificarse con las aventuras las “cosas” de nuestras vidas. San Matero termina esta sección de su Evangelio con un tipo de resumen. La siguiente semana empezaremos a escuchar parábolas, pero hoy escuchas a Jesús haciendo unas declaraciones muy fuertes acerca de si Mismo y de Su relación con Su Padre. Jesús le da gracias a Su Padre por revelarle ciertas “cosas” a los discípulos y no a los sabios, que son los Fariseos y los maestros de la Ley. Estas “cosas” son los misterios del Reino. Estas no son deberes, ni acciones concretas, pero ciertamente son actitudes sin perspicacia, sin lógica, y sin sentido común. La formas del Reino no son de cabeza, sino del corazón. Jesús no manda checar las cosas por un detector de seguridad para escrudiñar nuestro intelecto, y si no ven problemas o peligros de estabilidad, son mandadas. Entre más intimidad hay en una relación, menos puede ser explicada. Jesús está expresando la intimidad que El tiene con Su padre y la que El Padre tiene con los Discípulos. Estos simples seguidores de Jesús se les han dado “cosas” con las que ellos luchas, pero la relación parece ser más importante y significativa que el entendimiento de estas cosas. Lo que Jesús llama cosas son lo contrario a las interpretaciones de la Ley, la Ley siendo interpretada por los Fariseos como el “yugo.” Jesús les ha estado diciendo, y continuara diciéndoles a los discípulos que las practicas o hechos, y observancias de la ley tienes que ser un reflejo de su relación con Dios y no ser medios de ganar, alcanzar, y garantizar esa relación. Jesús le ha dado instrucciones a Sus seguidores acerca de los muchos aspectos que implican Seguirlo a Él y a Su Misión. Se les ha dicho que vayan y prediquen sin miedo y sin materiales de apoyo. Él le ha dicho acerca de las peligrosas persecuciones. Estas son las cosas que Jesús le agradece a Su Padre por habérselas dado a los pequeños. Entonces El les dice ¡que estas cosas no son cargas! ¡El “yugo” es fácil! Imagina como se sintieron los discípulos al escuchar esto. Ayer – Domingo- le recordé a los parroquianos durante misa, que este Jueves era Día Santo de Obligación e inmediatamente un niño chiquito exclamo en voz alta un quejido y todos se rieron, porque por dentro ellos también se estaban quejando, y se estaban riendo de ellos mismos. Hay respuestas naturales humanas a interrupciones de nuestras formas de vidas de las cuales no es fácil reír. Todo se resume a esto, entre mas intima y personal la relación es, más fácil se convierte el “tengo que” en “quiero hacerlo.” Mañana, aquí en E.U.A., muchos celebraran la liberación de la carga y yugo de la Madre Inglesa y la declaración de independencia de la dominación Británica. Había impuestos, leyes y varias formas en las que Inglaterra tenia subordinadas las primeras trece colonias. Estos mandatos fueron remplazados por otras leyes e impuestos, lo cual causo quejidos obviamente, pero hubo un cambio basado en la relación que tenían entre ellos y en sus ideales comunes. George Washington no era un tipo de El Mesías, que Dios no lo permita, ni un rey, y no se monto en un asno, ni trajo paz inmediata. El alentaba la rebelión, la Revolución y a sus seguidores no les gustaban siempre sus maneras, pero lo honraban y le confiaban. En nuestras casas y especialmente en nuestras familias, nos damos cuenta de la fuerza de las relaciones intimas en la forma que nos entregamos de buena manera unos a los otros. “¿Tengo qué?” “Le toca a el/ella” Yugos y cargas, leyes e impuestos son mas fáciles para aquellos que también son “mansos y humildes de corazón.” Las quejas se vuelven sonrisas cando encontramos paz en nuestras almas en las relaciones con Jesús y las personas que permitimos entrar a nuestros corazones. Jesús no pidió hacer a un lado nuestros caballos y arcos con los cuales tratamos de proteger nuestros céspedes. “Degusta y ve la bondad del Señor; |
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