Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton
24 de Julio, 2011- [ En Inglés / In English ]
Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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Dicieteavo Domingo del Tiempo Ordinario
LECTURAS
[109]Reyes 3:5, 7-12
Salmp 119:57+72, 76-77, 127-128, 129-130
Romanos 8:28-30
San Mateo 13:44-52 o 13:44-46
Prep-oración
Ahorita estamos a mediados de las vacaciones de verano en esta parte del mundo. En miles de carros, las antiguos suplicas y rezos provienen del asiento de atrás, “¿Ya llegamos? ¿Cuánto falta?”
Cuando yo fui el chico “orador” solo quería saber estábamos a la mitad del camino, solo quería estar preguntando si ya llegábamos a la mitad del camino. El deseo de llegar, de ser liberado de los cinturones y de los hermanos, daba urgencia a mis ruegos.
Del estado de donde soy, todas las granjas, campos, y estaciones de servicio se parecían entre si y no se pasaban los suficientemente rápido. La llegada era lo importante, no el camino. Ahora mientras recorremos a lo largo de la vida de fe, la llegada no nos importa mucho, pero el poner atención a las granjas, campos y baldíos por los que pasamos si nos importa.
Para nosotros, la respuesta es “si” es que ya llegamos, o en una forma más clara, estamos donde estamos. Siempre estamos llegando a nuestra conciencia del donde que donde es. La reunión Eucarística hacia donde estamos viviendo, nos bendice en nuestros caminos y llegadas. En un día común se nos pregunta muy seguido “¿Como estas?” Una mejor pregunta que nunca se es preguntada es “¿Donde estas?” La respuesta correcta obviamente seria “Estoy aquí y llegando al próximo allá.”
Una libertad maravillosa espiritual es el liberarnos a nosotros mismos del saber exactamente dónde estamos y como estamos. La Eucaristía bendice el ahora y nos acompaña al siguiente después.
Reflexión
El Rey David ha muerto y Salomón su hijo menor ha sido ungido como el sucesor de David. El se fue a las montanas y ofreció miles de holocaustos conforme a la tradición. Una noche mientras dormía, Dios se le apareció e invito a Salomón a pedirle lo que quisiera. A manera de un discurso de Coronación, Salomón pidió de regalo, un corazón que con que entendiera a la multitud que Dios le pidió que gobernara.
El no pide riquezas, una vida larga, ni poder para dominar. Dios lo bendice con este tipo de sabiduría que revela la sabiduría de Dios. El siguiente acontecimiento del reinado de Salomón, después de lo que escuchamos hoy, es la historia de las dos mujeres que dicen ser la mama de un niño. La sabiduría de Salomón es para decidir lo que es correcto de acuerdo al sentido de justicia sensible de Dios. Salomón hiso realidad su sueño y en una forma el sueño de Dios que todo estuviera correcto y en orden. La sabiduría resulta ser más que la lógica, el pragmatismo y estrategia. Pareciera para Salomón y para nosotros también que la sabiduría es un acercamiento a las preguntas de la vida si es que hay un Dios verdadero, amoroso y que trabaja con nosotros para traer de nuevo el orden a la creación original.
Tenemos tres reflexiones mas en que reflexionar en nuestro Evangelio de hoy. El reino de los cielos es un tipo de tesoro que una persona, estaba escavando y por casualidad encontró junto con las otras cosas que estaban sepultadas. Algunas preguntas brotan en mi cabeza. ¿Para empezar, que era lo que esa persona estaba buscando en primer lugar? ¿Cuál era el tesoro? ¿Por qué lo enterró de nuevo y fue a comprar todo el campo?
El haberlo encontrado es una cosa, pero comprar todo el campo es lo que tiene importancia y significado para mí. No importa que es lo que estamos buscando, si seguimos escavando, encontraremos a Dios. Comprar en Dios el ser de Dios y todo lo que esta relación nos convida, es comprar todo el campo incluyendo aquellas cosas que no queremos ni entendemos. La persona compro el campo por la cosa que él cree como tesoro y después pudo haber encontrado otras cosas que el tiempo le revelo como más valiosas que el primer tesoro.
La segunda parábola representa un comerciante que sabe lo que quiere – una perla- y la encuentra y todos sus bienes que vende para poder comprar la perla. Mi pregunta de esta parábola es acerca de lo que este comerciante va hacer con la perla que acaba de comprar. Sospecho que el va a ganar algo mucho más importante para el que el vender la perla. El no la compro para solo verla o ser conocido como el Refinado que tiene una Perla.
El Reino de los Cielos, para poder entrar de acuerdo a Jesús, uno debe dejar ir o vender la importancia de las “perlas” por la gran perla de permitir a Jesús ser el Salvador y Señor.
El Evangelio termina, como un profesor terminaría su semestre. Jesús le pregunta a los discípulos si entienden estas enseñanzas, incluyendo la ultima parábola acerca de la red que atrapo todo tipo de pescados, buenos y no tan buenos. Ellos contestan que sí. Entienden por ahora, pero entenderán una realidad más profunda al caminar junto con el Maestro. El les dice que como cualquier buen abarrotero, El saca lo bueno de lo viejo y lo bueno de lo nuevo. Jesús no está negando las revelaciones pasadas, pero construyendo sobre de ellas y los discípulos serán los escribas de los nuevo que aprecian lo viejo.
Así que la pregunta que debe hacerse uno de la última parábola es acerca de la preocupación fundamental. Cada uno de nosotros, ¿somos buenos o malos? ¿Se nos pone en la “cubeta” celestial o somos aventados al ardiente océano y rechinamos los dientes por la eternidad sin Novocaína? La red son las palabras de Jesús, pero ¿quiénes son los malos? ¿Puede ser algo malo que Dios creó? La parábolas son hechas para ayudarnos a crear preguntas y tratar de encontrar respuestas basadas en el llamado de Jesús para permitirle ser nuestro Salvador, Instructor y ser la perla preciosa, tesoro y cubeta.
“Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus amabilidades”
Salmo 103, 2 |