Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton

31 de Julio, 2011- [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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Dieciochoavo Domingo del Tiempo Ordinario  

LECTURAS

[112] Isaías 55:1-3
Salmo 145: 8-9, 15-16, 17-18
Romanos 8: 35, 37-39
San Mateo 14: 13-21

Solemnidad del San Ignacio de  Loyola

Prep-oración

Hoy es la solemnidad del fundador de la Compañía de Jesús, los Jesuitas. En 1556 Ignacio, predecesor del castillo de Loyola del norte de España, murió por última vez. El vivió la primera parte de su vida completamente dedicada a la mejoría y progreso de si mismo. El vivió para satisfacer sus vanidades en los círculos distinguidos y en los rangos militares hasta que fue arrodillado a fuerza por una bala de cañón mientras luchaba contra los invasores franceses. Fue la primera de sus muchas muertes; no mas guerras, verse “refinado” y no mas gastar sus salario en los que “no satisface.”

Mientras se recuperaba físicamente, el empezó a recuperar sus sentidos; el sentido de regalía de Dios, el sentido de responsabilidad de los regalos de su cuerpo, vida y creación. El era un hombre, en recuperación, de visión, de ver las huellas de Dios en todo. El fue encontrado y se mantuvo encontrado y hasta el ayudo a encontrar a otros. Su conciencia de la presencia de Dios le permitió estar mas presente en una forma libre en los obstáculos de seguir a Jesús correctamente, dentro de las vidas y corazones de los demás. El juntaba a sus primeros seguidores mientras estudiaba en Paris y con el tiempo se dedicaron a celebrar y progresar la persona y la misión de Jesús. El enseño el arte de morir diariamente y en cada hora a las invitaciones seductivas del mundo y del Malo.

Ignacio escucho bien a lo que  no le nutria y escucho profundamente, “Ven a mí en plena atención; escucha, para que tengas vida.” Por favor unámonos en oración en agradecimiento por la vida, muertes y llamado de Ignacio de Loyola. Por favor oren para que nosotros – sus acompañantes – podamos también ser fieles al poner atención, a las muertes y alegrías de seguir a Jesús.

Reflexión

Lo que escuchamos en la Primera Lectura de esta liturgia son tres invitaciones poéticas que empiezan en el ultimo capitulo del libro de Consolación dentro de las colecciones conocidas del Profeta Isaías. Estos dieciséis capítulos son hechos de oráculos, poemas, profecías, y fuertes anuncios a la gente de Israel que están en cautiverio. El capítulo entero vale la pena leer para consolarnos a nosotros mismos en nuestros tiempos personales de condenación y preocupación.

El Evangelio de hoy empieza cuando Jesús escucha sobre la ejecución de su primo Juan, el evento que precede inmediatamente a los versículos de hoy. Jesús se retira a un bote y se dirige a través del a agua a un lugar recluido por razones obvias. Por más razones obvias, la multitud lo sigue a El. Por motivos aun mas obvios, Jesús permite que su espacio se interrumpido por la multitud  y sus enfermos. Entonces El se extiende así mismo dentro de la multitud tomando pan y pescado y bendiciéndolos para poder distribuirlos. La multitud consistió de más de de cinco mil y Jesús le dio pan y pescado a todos los miembros de Su primera iglesia para alimentarlos. Cuando aquellos que habían terminado de comer, estaban llenos, y aun había sobras; imagínense eso.

Cada uno de los cuatro Evangelios tiene mínimo un recuento de este milagro de la multiplicación del pan y del pescado. Es la única historia de la vida pública de Jesús que se escucha de los cuatro escritores, entonces debe de ser muy simbólica e importante para el mensaje y propósito de Jesús.

Sería bueno reflejar en como Jesús dejo ir su pérdida para encontrar los perdidos dentro de la multitud y como El tuvo compasión de ellos y se dio de Sí Mismo a los demás. Eso seria una buena oración.

Esta historia del Evangelio me perece ser acerca de la fragilidad. La multitud, la penuria de la ofrenda del pan/pescado, la simpleza humana de los discípulos acompañados con las multiplicaciones milagrosas. No hay realmente nuevo en esta historia. Jesús conoce a la gente donde está, en su verdad. El los conoce en una condición en la cual ellos desearían no estar. Jesús usa los gestos humanos significativos para atraer a la realidad más allá de las palabras.

Como sacerdote Católico estoy agradecido que no puedo comprender completamente todo lo que yo y nosotros estamos hacienda juntos en la Eucaristía. Yo lo creo profundamente, pero mi debilidad humana y la tuya también, nos impiden hacer lo que a los discípulos se les pidió hacer. La fragilidad del pan que aun no está consagrado es confortante. Soy yo; eres tú, como individuo y como en comunidad. Yo amaría, aunque sea solo una vez, agarrar, como agarro el pan de consagrar, la profundidad de la intensidad de los deseos de Cristo por Su ser estar con nosotros en nuestra propia fragilidad. Muchas veces reflexiono que es un regalo que no sabemos lo que estamos haciendo y si supiéramos, a lo mejor no quisiéramos hacer esa cosa tan inmensamente sagrada. Me pregunto si y cuando los discípulos se dieron cuento que ellos estuvieron presente en las meses donde la multiplicación paso. A lo mejor ellos también, fueron impedidos de experimentar las profundidades del amor que Jesús tenia a través de de ellos, por Sus pequeñitos perdidos.

Otra característica de consolación de esta historia del Evangelio. ¡Los fragmentos! ¿Porque estaban las canastas llenas? Doce anchas canastas llenas dejadas como sobras. Doce discípulos dejados para hacer la repartición. Todos estamos buscando estar llenos, satisfechos. El amor de Jesús hacia la familia humana esta dejada para una alimentación futura y mucho más. La fragilidad de cada uno de nosotros es exaltada, una bendición está hecha para nosotros, una urgencia es extendida a través de nosotros para exaltar nuestra pequeñez como Dios lo hace, deja que sea dado, que sea hecho, que sea más de lo que podemos entender, pero el cantidad suficiente que podemos aguantar una y otra vez. Somos el pan que El bendice y somos como El cuida de la fragilidad a nuestro alrededor y dice “¡Tu eres más que suficiente!”

 Toma Señor, recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, mi entera voluntad. Todo lo que tengo y sostengo Tu me lo has dado. A ti Señor, te lo regreso, todo es tuyo, haz lo que sea tu voluntad. Solo tu amor y tu gracias, eso es suficiente para mí.”
San Ignacio de Loyola, de los Ejercicios Espirituales

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