Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton
25 de Septiembre, 2011 - [ En Inglés / In English ]
Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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LECTURAS
26avo Domingo del Tiempo Ordinario
[136] Ezequiel 18:25-28
Salmo 125:4-5, 6-7, 8-9
Filipenses 2:1-11 or 2:1-5
San Mateo 21:28-32
Prep-oración
C.S. Lewis escribió una vez que el sonido más enérgico es el que tratas de no escuchar. La TV tiene el volumen muy alto en el cuarto de alado, los perros están ladrando cruzando la calle y estas esperando ¿que yo escriba algo profundo? Si el programa fuera un partido y el perro fuera mío no será ruidoso, sino sonidos encantadores acompañado mi espíritu.
Los sonidos más importantes son aquellos que ya han estado brincando en nuestros adentros. Estamos invitados a escuchar y reconocer aquellos golpes y estruendos. De hecho podemos rezar con esos ruidos, y también de donde provienen. Cuando estamos en una paz profunda, los sonidos ya no son tan molestos.
Mientras vivimos de una Eucaristía a la otra, escucharemos ruidos y a lo mejor son invitaciones a recibir las verdades y falsedades que aquellos ladridos promueven y revelan.
Reflexión
El cuarto versiculos del capítulo de donde encontramos nuestra Primera Lectura de la liturgia de hoy, es un mini proverbio. Toda la vida, los padres y los hijos pertenecen a Dios. Si uno peca esa persona debe morir. Los siguientes versiculos contienen una lista de pecados que reflejados en Los Diez Mandamientos. Brevemente, el pecado llevara a la muerta, y la justicia que no está encontrada en la lista de pecados, llevara a la vida.
Es en este contexto en el que nuestros versiculos se establecen. Dios asume, por medio de las palabras del profeta, que la gente de Israel pensara que Dios nos es justo en la pregunta acerca de quién vive y quien muere. El profeta lo dice claramente en el nombre de Dios. Se había pensado que si el padre pecaba, entonces el hijo también debe morir. Esa pregunta ha sido contestada también en los previos versiculos.
Lo que es importante es que una vida de pecado y de no equidad puede ser cambiado y la vida procederá. Una vida virtuosa también puede ser cambiada y la muerte procederá. Esto es Dios siendo justo y el profeta esta hablándole a la gente de Israel que quiere ambas cosas, pecado y vida junta. Dios dice en estos versiculos “¡No mientras yo sea Dios!”
El Evangelio es una parábola dirigida directamente a los escribas y Fariseos. Hay una discusión previa con los fariseos acerca de la autoridad de Jesús y de donde proviene. Jesús les preguntara una pregunta antes de contestarles las suya.
En el sacramento del matrimonio dos seres humanos hacen públicamente sus votos de ser perfectos en amor, honrados y ser fieles en las buenas y las malas, en la enfermedad y en la salud, todos los días de sus vidas. Eso sí que es un gran“¡Sí!” Todos que asisten a esta ceremonia pública sabe que cada uno de los recién pactados novios romperá esa promesa más tarde que temprano. ¿Entonces esto es una promesa falsa otra vez y su matrimonio se disolverá como sacramento? ¿Son hipócritas y su matrimonio es pura apariencia?
Jesús es el “Si” Divino a nuestro humano “veremos” o “a lo mejor”. Es la relación a la cual Jesús ha dicho si y sigue diciendo “¡sí!” que nos permite seguir tratando de vivir con nuestras inconsistencias. Acciones si hablan más que las palabras y las palabras son susurros de esperanza. Finalmente haremos lo que sabemos hacer. Jesús continúa viniendo a darnos a nosotros mismos para que podamos darlo a Él a otros. Decimos “¡no!” a la condenación de uno mismos al decir “¡sí!” en nuestra recepción de la Eucaristía. Lo que Jesús hiso en su vida fue perfecto, lo que hacemos en la nuestra es tratar de vivir pacíficamente con la diferencia.
“Oh Señor, recuerda lo que me dijiste, a tu siervo, que me hiso vivir en esperanza y me consoló cuando estaba alicaído” Salmo 119, 49-50
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