Reflexiones Dominicales
Del Ministerio en línea De la Universidad de Creighton

2 de Octubre, 2011 - [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
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LECTURAS

27avo Domingo del Tiempo Ordinario 
[139] Isaías 5:1-7
Salmo 80:9+12, 13-14, 15-16, 19-20
Filipenses 4:6-9
San Mateo 21:33-43

Prep-oración

Hay una característica tipo liturgia que sucede al final de las fiestas o cenas. Es la ceremonia del proceso de retirarse que puede tomar mucho tiempo. Los invitados no solo se levantan, agarran sus chamarras, dicen “Gracias” y se van.

Hay un tipo de “persistencia” y frases amables y ya al final hay promesas de volverse a ver pronto y llamarse unos a los otros. Puede haber besos, abrazos, apretones de mano también, y todo esto se lleva su tiempo. El objetivo de la reunión es la cercanía o la intimidad entre amigos que anima a los participantes en el vivir de sus vidas. Siempre se dice que habrá otra fiesta u otra cena, para el enriquecimiento del cuerpo, pero es más un enriquecimiento del espíritu de seguir viviendo racionalmente, en vez de vivir en insolación.

En muchas Iglesias hay un lugar comunal, hay salones, vestíbulos, y lugares llamados “Lugares de conferencias”. La celebración Eucarística termina con un “mandado” hecho por el sacerdote o diacono, “Vayan en paz para amar y servir al Señor.” La comunidad acepta esa misión al responder gracias a Dios por la invitación. Se les ha dado sus instrucciones de viaje y dicen (espero) estar de acuerdo con entusiasmo. Sus gracias no son porque la Eucaristía ha terminado, sino que la relación continuara “en el después” de la sagrada Comida.

Reflexión

En la Primera Lectura de hoy escuchamos un poema encontrada en principio del ministerio profético de Isaías hacia Israel. La imagen básica es una vid plantada con mucho cuidado en un campo. La nación de Israel es muchas veces vista por varios profetas como la vid escogida. El amigo del profeta es el Dios Que ha llamado a Isaías y Que le ha dado Israel una tierra fértil y planto Israel ahí con mucho amor salvador.

El Plantador es presentado como si estuviera esperando una gran cosecha de fruta jugosa, pero lo que Dios encuentra son uvas agrias, que no sirven para hacer vino. Dios usa las palabras del profeta para decirle a la casa de Israel que, a causa de la falta de justicia y de no seguir las leyes, ellos serán pisoteados y ya no serán defendidos por Dios.

La imagen es clara y luego Dios sale detrás de la imagen y anuncia lo que va a pasar. La tierra será invadida mientras Israel estará en el exilio. El profeta no está haciendo amigos, pero tiene que cantar la historia de amor de su Amigo como también el deseo de su Amigo que Israel regrese a ser “el vid escogido.”

El Evangelios es más que una alegoría que una parábola. La historia que Jesús cuenta también es acerca de un dueño que planta en su viñedo. Todas las características y personajes en la historia parecieran de verdad. Jesús está hablando directamente acera y hacia los “sumos sacerdotes y anciano.” Ellos conocían muy bien la imagen de Israel plantada como vid o un viñedo. Ellos son los “inquilinos” y el “seto” es la Ley de Moisés. El “lagar” es la tierra dada a Israel después del Éxodo y de haber estado cuarenta días en el desierto. La “torre” es el lugar sagrado de la presencia de Dios en el templo dentro de Jerusalén. La alabanza a Dios en el templo era como celebraban el  estar protegidos por Dios.

Siguiendo la Ley, cuidando la tierra, y purificación litúrgica y adoración a los ritos eran los buenos frutos.  Profetas, “sirvientes” fueron mandados a anuncias a la gente sus fallas y también las instrucciones de cómo vivir bien. San Mateo confía que su audiencia ya sabe de la historia de los profetas de Israel. Ellos ya han sido apedreados, encarcelados y matados. Al fin el Dueño manda a Su Propio Hijo a quien los lideres lo sacaron del viñedo y lo mataron también.

Jesús le pregunta a los líderes que va a pasar después. Que hará después el dueño de la historia. Ellos, ellos mismos, dan una respuesta de auto condenación a la cual Jesús les contesta. Jesús cita el Salmo 118, versículo 22 diciéndoles a los sacerdotes y a los ancianos que El, Jesús, es la Piedra que ellos arrogaron hacia afuera, pero que El es la piedra angular donde un viñedo será reconstruido y dado a otros a quienes darán vidas fructíferas de compasión y justicia. San Mateo le recuerda a su audiencia que todo esto es hecho del Señor y ha sido y será “maravilloso en nuestros ojos.” No hay ambigüedad en esta historia y los sacerdotes y ancianos escuchan que ellos son considerados como los rechazados de Dios como líderes. Es importante darse cuenta que Jesús, aquí en el Evangelio de San Mateo, no presenta a Dios rechazando a Israel y a su gente. Jesús y los discípulos también son Israelitas.

Nosotros no tenemos nada que ver en decidir quién esta “adentro” y quien esta “afuera” en relación con Dios. Jesús está muy consciente que los líderes de su tiempo estaban más interesados en que la gente siguiera sus interpretaciones de la Ley que en seguir el verdadero significado de la Ley. Jesús, según San Mateo, es mandado primero para la gente de Israel como el hijo en la alegoría que fue mandado al viñedo siguiendo a los “sirvientes” que habían sido matados. Lo que vamos a escuchar es el amor profundo que Dios, el Dueño, tiene por su gente y que este amor es dado para que haya frutos dentro del viñedo de Dios.

Somos cultivados por diferentes trabajadores. Nuestros espíritus son similares a los de la tierra. Recibimos venenos del estiércol que algunos trabajadores distribuyen a través de la media y entretenimientos. Las uvas agrias son resultados de la sequia del auto-perdón. La perfección se vuelve se vuelve la cosecha y cuando experimentamos nuestras imperfecciones, asumimos que Dios nos va a recoger en la pila de hierbas para le eternidad. Podemos ser asfixiados por las langostas de la ambición materialista que devoran simplicidad y gratitud. Es difícil ofrecer nuestras caras al calor del sol cuando estamos con una carga pesada de desalientos que nos arrastra hacia lo bajo de la tierra. La belleza de la flor y el sabor de la fruta vienen de la raíz de la tierra, la cual el Dueño de la Tierra ha cuidado para que hubiera belleza y vida.

“El Señor es bueno a aquellos que esperan en El, a aquellos que buscan por Su Amor.”Lamentaciones 3, 25

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