16 de Octubre, 2011 - [ En Inglés / In English ]

Escrito por el Padre Larry Gillick, de la Compañía de Jesús.
El Centro Deglman de la Espiritualidad de San Ignacio
Para ver más información y fotografía del escritor haga clic aquí.

LECTURAS

29avo Domingo del Tiempo Ordinario
[145] Isaías 45:1, 4-6
Salmo 96:1+3, 4-5, 7-8, 9-10
1 Tesalonicenses 1:1-5b
San Mateo 22:15-21

Prep-oración
Estamos invitados por medio de las escrituras de la liturgia a reflexionar en cual altar rendimos devoción.  En la historia de la raza humana ha habido muchos altares para muchos dioses y diosas. Algunos de estos lugares sagrados son creaciones humanas de unos seres súper humanos. Algunos, como montañas y ríos, son reflexiones de la fuerza y supremacía de la naturaleza.

Se nos anima a orar en preparación para recibir la Eucaristía con fe que nos lleva a rendir devoción, adorar y pedirle al dios que se ha revelado a través de las alianzas y por medio de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Podemos orar con la atracción que los dioses falsos tienen por nosotros. También podemos orar con la atracción que Jesús tiene por nosotros.

Oramos también con el llamado de Dios, la invitación, que se extiende a través de nuestro vivir diario. En esta manera estamos orando con la historia de llegar a conocer, amar, y servir a este Dios Uno con más servicio de palabras.

Reflexión

El Libro de Consolación que consiste de dieciséis capítulos, del cuarenta al cincuenta y cinco del Profeta Isaías, se dirigen hacia al exiliado pueblo de Israel en Babilonia. Están exiliados de su tierra natal y anhelan ser liberados. Muchos de estos oráculos, poemas, canciones, y predicciones están hechos para dejar la esperanza viva en los corazones del pueblo.

Anteriormente en el Libro, Dios ha llamado a un rey extranjero, Ciro, que no sabe exactamente como él ha sido llamado por Dios. El profeta proclama que Dios ha escogido a este Ciro, que es tan poderoso que los reyes le huyen, para ser el vencedor de los captores de Israel.

Escuchamos la segunda sección del llamado de Dios a Ciro que empezó en los capítulos anteriores. Dios  reafirma que Ciro, un líder militar extranjero, tiene el título del “ungido.” Suena como si Dios esta vociferando como un luchador profesional, pero Dios solamente esta declarando Su fidelidad divina a la nación judía que está en cautiverio. Ya va la ayuda en camino y es Dios Quien esta atrás del poder y de las victorias de Ciro.

La historia del Evangelio es muy conocida y las palabras finales son muy a menudo citadas con diversas finalidades. Todos los Fariseos por igual han estado recibiendo golpes en sus narices por medio de las parábolas que Jesús recientemente les ha dirigido. Quieren atrapar a Jesús y entonces hacen algo muy fuera de lo normal.

Los Herodianos son un grupo judío distinto que se cuelga del Pentateuco diciendo que no contiene nada acerca de la resurrección del cuerpo después de la muerte. Aun más importante para poder entender este Evangelio, es saber que los Herodianos aceptaban la autoridad de los romanos y estaban aliados con el Cesar. Los Fariseos que desean meter a Jesús en problemas con los romanos, se aliaron con los seguidores de la dominación Romana.

Adularon a Jesús un poco y luego le hicieron una gran pregunta. Jesús reprocha sus intenciones y les reclama sus hipocresías. La moneda le pertenece al imperio del Cesar, su imagen corona la moneda. El impuesto del censo es injusto obviamente, pero la dominación Romana es cruel e injusta.

 “Páguenle al Cesar” es la forma que Jesús evade la trampa con los Romanos que sería reportada por los Herodianos. Pagarle a Dios lo que le pertenece a Dios es el llamado de Jesús de que uno debe rendirse a sí mismo, a lo cual todos están llamados. Dios, El “Dominus” es más grande que el Cesar y el reino de Dios es mucho más grande. Los Fariseos han escuchado este insulto a su autoridad religiosa y su trampa ha fallado. La tensión continua entre ellos y Jesús y la tensión seguirá creciendo.

La imagen del Cesar estaba en la moneda del reino. Como ya sabemos, era poderoso y un reino muy extenso, pero temporal. Nos esforzamos para vivir con la creencia que la imagen de Dios está en todo y en todo mundo. Estamos hechos a esa imagen mientras usamos nuestra mancha humana. Era fácil para los Herodianos y a los Fariseos ver la imagen del Cesar. Para poder ver la imagen de Dios entre nosotros y en los demás se necesita reflexionar. Esa imagen puede verse claramente en las caras de los bebitos y en las montañas altas. Nuestros sentidos humanos tiene incorporado un filtro que se reúsa a pagarle a Dios lo que le pertenece a Dios.

Creo que las primeras palabras que los infantes dicen después de “ ¡no!”, es ¡mío! Esa posesión externa demanda propiedad y dominio. Para algunos, esa infancia continua a través de los años en agarrar  todo como si “eso es mío.”

“Posesión interior” es la base de la espiritualidad y de él seguir a Jesús. Tiene diferentes aspectos. Estamos invitados a recibir interiormente la imagen de Dios y de Dios creándonos. Tenemos la morada de Dios dentro de nosotros. Esto nos permite ser mas agradecidos a la persona particular y peculiar que somos.

“La posesión interior” nos ayuda a ser más generosos. Lo que tenemos es un regalo lleno de maravillas que tiene dentro muchos regalos auxiliadores que expresan recibimiento en su distribución. En vez de avaricia, en vez de tener posesión a la identidad de uno, la generosidad y el servicio son las monedas del reino. Pagarle a Dios con eso que le pertenece a Dios es llamada vida Cristiana. Jesús como Rey del reino vivió sus posesiones interiores al darse a sí mismo en cada uno de sus gestos. Vivía lo de afuera basado en lo que tenía adentro. Yo se que tenemos mucho por hacer, pero el llamado esta allí, el tiempo es siempre y la gracia es nuestra por la generosidad divina de Dios. Le pagamos a Dios lo que es de Él, al aceptar quien somos y quienes somos. Adoramos en el altar en donde Jesús continua sirviendo de la Generosidad Divina de amor. Adoramos en otros altares cuando olvidamos quienes realmente somos.

“Ve como los ojos del Señor está en aquellos que le temen, en aquellos que esperan en su Amor, en que El los salvara de la muerte y los alimentara en tiempos de hambre.”  Salmo 33